Richard Byrd: la vida del almirante que originó la insólita teoría de la Tierra hueca
Pese a la evidencia científica y los aportes de disciplinas como la cartografía y la geología, algunas voces se alzan para expresar opiniones rebeldes. Con varias horas de vuelo sobre los polos norte y sur, el almirante Richard Evelyn Byrd dejó una huella indeleble en la historia de la humanidad. Algunos autores sostienen que nos legó anotaciones que daban cuenta de la existencia de agujeros en los polos de la Tierra, de temperaturas elevadas en medio de zonas gélidas y de una enorme vida silvestre en el interior del planeta.
A finales del siglo XIX, el 25 de octubre de 1888, nació Richard Evelyn Byrd en Winchester, Estados Unidos. Byrd llegó al mundo en el seno de una familia de buena posición económica del estado de Virginia.
A los 20 años, Byrd ingresó en la academia naval de los Estados Unidos, en la que se desempeñó con honores. Durante la Primera Guerra Mundial, desarrolló una destreza sin igual para volar sobre el agua.
Los viajes de Byrd en estos primeros hidroaviones -sin puntos visuales de referencia como ayuda- lo llevaron a experimentar con una serie de instrumentos científicos, que van desde indicadores de deriva hasta sextantes de burbujas. Todos elementos que sentaron las bases para el posterior primer vuelo trasatlántico, realizado en mayo de 1919.
Con la experiencia ganada, Byrd adquirió el cargo de instructor de vuelo de la marina estadounidense. En 1926, junto con Floyd Bennett, hizo su primer viaje sobre el Polo Norte. Su próximo destino sería el Polo Sur.
En diciembre de 1928, la City of New York y la Eleanor Bolling, naves de la expedición, atracaron en la Barrera de Hielo de Ross y alcanzaron la estación Little América, al sur de la Bahía de las Ballenas.
Los miembros de esa expedición pasaron allí el crudo invierno de 1929. Gracias a la labor de Byrd, se logró cubrir amplias extensiones del continente en torno a la Barrera de Hielo y la exploración y confección de mapas en un breve lapso. Gracias a su método se han descubierto la cordillera Rockefeller y la Tierra de Marie Byrd, nombrada así en honor a la esposa del almirante.
Un mes después del Martes Negro que dio inicio a la Gran Depresión, más precisamente, el 29 de noviembre de 1929, Byrd realizó el primer vuelo sobre el Polo Sur con el trimotor de transporte Floyd Bennett, nombrado en honor a su compañero ya fallecido. A bordo también iban el piloto Bernt Balchen, el copiloto Harold June y el fotógrafo Ashley McKinley.
18 horas y 41 minutos. Eso fue lo que duró el vuelo. Después de explorar el continente blanco, la expedición volvió a Estados Unidos el 18 de junio de 1930. A raíz de su valía y descubrimientos, la marina ascendió a Byrd, de 41 años, al rango de almirante. Asimismo recibió un reconocimiento y una medalla de la American Geographical Society.
La comprendida entre 1928 y 1930 no fue la única aventura antártica de Byrd. El almirante regresó al territorio gélido en otras cuatro ocasiones. La más importante fue la tercera: como publica Historia Hoy, esa dotación estuvo compuesta de 13 navíos de la marina de Estados Unidos, seis helicópteros, seis hidroaviones y otros 15 aviones y unas 4000 personas.
El intrépido viajero no llegó a realizar la expedición conmemorativa del Año Geofísico Internacional. El 11 de marzo de 1957, Byrd murió mientras dormía en su casa de Boston, a los 68 años. Un cráter lunar lleva su nombre en honor a los aportes al conocimiento científico.
Byrd, más allá de los polos
Más allá de los descubrimientos comprobados empíricamente, distintos autores retomaron la vida de Byrd y analizaron algunos misterios del almirante. Por ejemplo, el supuesto diario de viaje donde habría documentado la existencia de un mundo paralelo.
En The World Beyond The Poles o El mundo más allá de los polos (Vantage Press, 1959), el autor ítalo-estadounidense F. Amadeo Giannini instaló la idea de que Byrd había escrito un diario secreto en el que narraba experiencias extraordinarias durante una expedición al Polo Norte en 1947. Experiencias que involucran desde seres de otro mundo hasta animales prehistóricos.
De acuerdo con el texto de Giannini, Byrd se habría encontrado con un alienígena humanoide que le advirtió de que la humanidad debería elegir el camino de la paz y apartarse de las guerras. Del mismo modo, el autor señala que el almirante pudo contemplar tierras sin hielo y con vegetación y formas de vida animal.
"A medida que se avanzaba más allá del punto polaco, se observó directamente bajo el curso del avión tierras y lagos sin hielo, y montañas donde el follaje era abundante. Además, una breve reseña periodística del vuelo sostuvo que un miembro de la tripulación del almirante había observado a un monstruoso animal de color verdoso que se movía a través del matorral de esa tierra más allá del Polo", se puede leer en el libro de Giannini.
Raymond W. Bernard, seudónimo de Walter Siegmeister, es un autor relacionado con la medicina alternativa, el esoterismo y un pionero del fenómeno OVNI. Como Giannini, Bernard también analizó los vuelos más allá de la Antártida de Byrd.
En su publicación The Hollow Earth. The Greatest Geographical Discovery in History o La Tierra hueca: informe sobre un mundo oculto (Editorial Alfa Argentina, 1969), Bernard describe las etapas de un supuesto descubrimiento geográfico realizado por Byrd: una extensión de tierra desconocida en el interior de las cavidades polares.
Como se desprende del libro, Byrd habría sostenido que el "descubrimiento" se mantuvo en el mayor secreto internacional, luego de un anuncio de radio transmitido desde su avión y de un breve comunicado en la prensa de aquellos días.
"Enero de 1956. El 13 de enero, algunos miembros de la expedición estadounidense efectuaron un vuelo de 2700 millas, partiendo de la base de McMurdo Sound, cuatrocientas millas al oeste del Polo Sur, y penetraron en una tierra que se extiende más allá del Polo", reproduce Bernard.
Según el autor, Byrd describe en su diario que en el interior de la Tierra hay lagos, ríos, vegetación y vida animal y, entre otras cosas, que la temperatura es de unos 20 grados. Que su avión fue saludado y escoltado por platos voladores que los condujeron, a su vez, a la presencia de los reyes que gobernaban el reino de subterráneo de Agharta.
¿En qué creen los defensores de la teoría de la Tierra hueca?
Aquellos que defienden la teoría de la Tierra hueca manifiestan que existe un sol interno cubierto por el manto terrestre y que, al igual que en la capa exterior, se dan las condiciones favorables para que haya vida. Según los creyentes en esta teoría, para poder llegar allí, el camino más favorable es hacerlo por supuestas aberturas dispuestas en cada uno de los polos.
Algunos llevan la idea al extremo y hablan de la existencia de una raza alienígena que vive en el interior de nuestro planeta. Los adeptos a esta corriente sostienen que se ha silenciado el tema, que las investigaciones científicas no pueden desacreditar esta teoría al día de hoy y que no se ha podido realizar una perforación lo suficientemente profunda de la capa superior terrestre.
La existencia de seres intraterrestres muy evolucionados, como los reptilianos y annunakis, explicaría los supuestos avistamientos de OVNIs a baja altura. O, por ejemplo, por qué las civilizaciones como las del Antiguo Egipto eran tan avanzadas.
Teorías y conspiraciones sobre el interior de la Tierra
Ya en el siglo XVII, el científico Edmond Halley, quien dio nombre al famoso cometa, formuló una teoría sobre la composición de nuestro planeta. Según su postulado, la Tierra estaba formada por "varias esferas concéntricas huecas, con un centro de lava que hacía las veces de sol interior".
Años después, el sacerdote y científico Atanasius Kircher elaboró una hipótesis en la obra Mundus Subterraneus quo universae denique naturae divitiae: la Tierra era hueca y estaba habitada en su interior. Para Kircher, eran las propias montañas y volcanes quienes producían los vientos a través de conductos subterráneos.
En 1818, el militar estadounidense John Symmes, un firme defensor de la Tierra hueca, proclamó su teoría similar a la de Halley. Symmes intentó propagar sus ideas entre las más altas autoridades de su país.
Más cerca en el tiempo, en 2011, Horatio Valens y Paul Veneti publicaron un video, disponible en el canal de YouTube Living Light Network, llamado Lazeria Map Collection en el cual se recopilan y analizan algunos de los más antiguos mapas de la región Ártica y el Polo Norte. En dichos mapas se hace mención a cráteres gigantescos.
A lo largo de los años, la comunidad científica ha probado que la Tierra no puede ser hueca y desterró el mito de los agujeros en los polos. Sin embargo, más allá de la evidencia empírica, las teorías que en algún momento fueron atribuidas al valiente almirante Byrd siguen sumando adeptos.
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