Tiananmen, en el recuerdo de un estudiante que perdió las piernas en la represión
El 4 de junio de 1989, Fang Zheng (53) —en ese entonces atleta universitario—, perdió sus dos piernas tras ser aplastado por un tanque del ejército chino, en la calle West Cangan, a unos 800 metros de la plaza de Tiananmen, en Pekín. Fue uno de los miles estudiantes reprimidos por manifestarse en contra del Partido Comunista Chino, por pedir esperanzado democracia y transparencia, y por expresar descontento por la corrupción del país.
Las protestas habían comenzado hacia mediados de abril tras la muerte del personero reformista del partido Hu Yaobang. Los manifestantes se instalaron en Plaza Tiananmen, frente al mausoleo de Mao, donde incluso erigieron un monumento conocido como la "Diosa de la Democracia". El mundo estaba viendo.
Luego, el 3 de junio, el régimen llamó a utilizar la fuerza militar para terminar con las manifestaciones pacíficas. Esa noche, Zheng y otros 3000 estudiantes se sentaron junto a su monumento. El ejército los rodeó, y empezaron los disparos. Filas de tanques rompieron las carpas y los soldados obligaron a evacuar. A las 6:00 de la mañana, cuando el cielo aclaraba y los manifestantes caminaban en retirada, granadas de gas venenoso empezaron a explotar.
El pánico inundó la fuga. Una chica que acompañaba a Zheng se desmayó por los gases y cuando él intentó ayudarla, fue aplastado por los tanques y perdió sus dos piernas. Se desplomó y rodó al lado de la calle. La masacre ocurrida aquella madrugada resultó con él y otros miles de heridos y muertos, pero las cifras exactas nunca fueron reveladas.
Desde 2009 Zheng vive en Estados Unidos junto con su familia, dirige la Fundación China de Educación para la Democracia y aloja huéspedes en Airbnb.
¿Cómo recuerda la protesta?
Soy un sobreviviente que reside en Estados Unidos, donde puedo conmemorar este día cada año. Pero el régimen chino no permite recordar a las víctimas.
¿Se arrepiente de haber ido a la protesta?
No me arrepiento de haber ido. Si hoy fuera joven volvería a ir. Pero a mi edad y con mi familia, si tuviera la oportunidad, probablemente no lo haría.
¿Cómo manejó la situación de ser un atleta discapacitado y a la vez no poder contar lo que te ocurrió?
Seguí compitiendo en los paraolímpicos. Siempre traté de contar la verdad y por eso me quitaban las medallas que ganaba, para evitar cobertura mediática que me diera espacio para hablar.
¿Cómo llegó a Estados Unidos?
En 2008 las Olimpiadas fueron en Pekín, y China recibió mucha presión internacional para mejorar su imagen en materia de Derechos Humanos. El gobierno nos otorgó el pasaporte a mi familia y a mí. Luego, obtuvimos visas y asilo político.
Pasaron casi veinte años entre 1989 y 2009 ¿Cómo fue la vida en China durante ese tiempo?
Difícil. Mi familia y yo estábamos constantemente vigilados. Nuestros teléfonos intervenidos y no nos permitían ir a ciertos lugares.
En 2019 le negaron la visa para ir al funeral de su papá...
Aplicamos a una visa con mis dos hijas. Si bien inicialmente había sido aceptada, luego el consulado nos informó que el gobierno Chino la había rechazado, sin explicaciones. Estábamos confundidos, tristes y enojados.
¿Por qué fue a Taiwán en 2019?
Fui para el 30º aniversario de Tiananmen. Espero que Taiwán pueda atenerse a los valores democráticos y no ser presionado por China a desmoronarse.
¿Qué piensa de Xi Jinping?
Es un estúpido y un malvado que está conduciendo a China hacia un Estado más represivo y controlado y a su vez, ejerciendo más influencia sobre el mundo.
¿Qué piensa de lo que ocurre en Hong Kong ahora?
Hoy será Hong Kong y mañana Taiwán. Estoy preocupado de que Pekín viole su promesa de mantener un país y dos sistemas, y estoy orgulloso de los manifestantes que se paran frente a la influencia china y mantienen fuertes sus valores democráticos, promueven la libertad y luchan por ella.
Al hablar con personas que comercian con China, en general dicen: «China ha cambiado. Tienen un sistema abierto y capitalista». ¿Qué piensa de esa imagen?
Esa imagen es falsa. China se está volviendo cada vez más controladora, sólo se preocupa por las élites y no por la gente común. Reprime a disidentes y no permite ningún tipo de opinión.
¿Cómo ha cambiado Internet la forma en que los disidentes se expresan frente a la justicia?
En el caso de China, internet empeora la situación porque el gobierno utiliza la vigilancia masiva para controlar. En países donde hay libertad, es una herramienta muy útil.
¿A qué se dedica como líder de la Fundación China de Educación para la Democracia?
Ayudamos a disidentes a exiliarse y generamos conciencia sobre la situación del país. También apoyamos a activistas allá para que puedan ser escuchados internacionalmente y brindamos ayuda a quienes hayan sido injustamente encarcelados.
También tiene un Airbnb. ¿Qué le gustaría decirle a la gente que va a su Airbnb?
Sí. Es una forma de ganarme la vida. Soy feliz de conversar con mis huéspedes y contarles sobre lo que ocurrió en Tiananmén.
Sascha Hannig es Coordinadora de proyectos, Asuntos Globales de la Fundación para el Progreso, Chile.
Lucía Vázquez Ger es jefa de Desarrollo y Relaciones Públicas de la Fundación para el Progreso, Chile
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