La película dramatiza la deserción y los años que llevaron a Nureyev a tomar esa decisión; las secuencias de baile están diseñadas por expertos, pero constituyen solo una parte del largometraje
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Rudolf Nureyev se hizo famoso de la noche a la mañana cuando burló la vigilancia de sus guardaespaldas de la KGB en el aeropuerto de Le Bourget (entonces el principal en París) para pedir asilo en Francia.
La deserción del bailarín de la Unión Soviética, ocurrida en 1961, fue un golpe de propaganda para Occidente en la Guerra Fría.
Su decisión, aparentemente de última hora, convirtió a Nureyev, entonces de 23 años, en una especie rara: el bailarín masculino más conocido del mundo.
El que había sido miembro del famoso Ballet Kirov, de la URSS, pasó los siguientes 30 años desarrollando una brillante carrera y deleitándose con su celebridad en Occidente.
La nueva película “The White Crow” dramatiza la deserción y los años que llevaron a Nureyev a tomar esa decisión.
Joven actor
A los 22 años, el bailarín Oleg Ivenko no había actuado antes, pero el director Ralph Fiennes lo eligió para interpretar a Nureyev en “The White Crow”.
Nacido en Ucrania, creció hablando ucraniano y ruso. Comenzó su carrera como bailarín solista en el Teatro Estatal de Ópera y Ballet de Tatar, en el oeste de Rusia, a 800 kilómetros de Moscú.
Ha asumido grandes papeles en ballets clásicos como Coppélia, Giselle y La Bayadère. “Siempre supe sobre Rudolf Nureyev, pero solo había visto piezas cortas de él bailando. Para ser sincero, creo que lo primero que vi en video fue él... ¿con un cerdo?”, dice Ivenko.
Por un momento, el joven duda, como si la escena (en la que en realidad aparece con Miss Piggy) fuera producto de su imaginación. Pero la aparición de Nureyev en el show de Los Muppets, en 1977, se ha visto millones de veces en línea.
Hasta que fue elegido para “The White Crow”, Ivenko no hablaba inglés.
“Así que tuve que aprender, y también cómo actuar. Bailar es un tipo de actuación, pero con tu cuerpo, la boca permanece cerrada”, comenta el bailarín.
“Me di cuenta de que para Rudolf, desertar repentinamente, a mi edad, a otra cultura y otro idioma fue un choque enorme”, agrega.
Temor a no ser nadie
El guión de la película es de David Hare, experimentado dramaturgo que trabajó como guionista de la serie “Collateral”, transmitida en BBC Two en 2018. Hare dice que la idea original para la nueva cinta provino de la productora Gaby Tana.
“Gaby había leído la biografía de Nureyev de Julie Kavanagh y se la llevó a Ralph Fiennes como un proyecto. Ella le dijo que los primeros seis capítulos podían ser una película fantástica, básicamente los eventos en París y lo que hizo que Nureyev se negara a regresar a casa”, detalla Hare.
“Me buscaron y al principio vi la historia como la deserción en sí misma y lo que sucedió inmediatamente antes. Esos son los elementos de suspenso y fue muy divertido escribirlos”, cuenta el dramaturgo.
“Pero fue Ralph (Fiennes) quien dijo que la audiencia necesitaría entender su infancia y su aprendizaje porque esos elementos fueron lo que lo formaron”, explica.
Nureyev decía que interpretaba príncipes en el escenario, pero que nunca había sido un príncipe en la vida real. Cuando desertó, estoy seguro de que se asustó y temió que lo enviaran de vuelta a Rusia, a donde volvería a ser nadie”, señala.
Nureyev en persona
Como estudiante, Hare conoció al bailarín después de que Nureyev llegara a Reino Unido.
La madre de un amigo era rusa y su familia había invitado a Nureyev a hospedarse con ellos.
“Recuerdo que absolutamente todo tenía que estar arreglado para contentar a Rudolf: ¿estaba cálido y cómodo?, ¿cómo estaba su silla?, ¿tenía suficiente para comer y beber?”, detalla Hare.
“Siempre asumió que sería la persona de la que más se hablaría en la sala y eso hizo que se convirtiera en un monstruo del egoísmo. Pero la verdad es que siempre fue la persona de la que más se hablaba”, reconoce.
“Investigué mucho por mi cuenta con personas que conocieron a Nureyev: todos tenían una historia de momentos en los que simplemente no podías creer lo mal que se estaba comportando”, relata el guionista.
“El meollo de esto es que Nureyev sabía que él había venido de ser un campesino y esto le molestaba porque pensaba que la gente lo menospreciaba”, asegura Hare.
“Otras veces era despiadado”
Ivenko tiene un parecido físico razonable con Nureyev. ¿Pero también debía bailar como él para la cámara?
“Se trata de cómo te sientes por dentro. Si vas al escenario y te sientes como Oleg Ivenko, así es como bailarás. Cuando me preparaba para una toma, hablaba con él, por dentro. Decía ‘vamos, Rudy, te necesito ahora, despierta’. Creo que me ayudó”, revela el protagonista del filme.
Ivenko dice que Nureyev tenía una forma particular de bailar. “A veces era como un gato grande, moviéndose lentamente. Si lo ves en una película o escuchas a la gente que lo vio, definitivamente había algo animal y sensual en él”, cree.
Las secuencias de baile en “The White Crow” están diseñadas por expertos, pero constituyen solo una parte de la película.
Entonces, ¿qué opinión se formó Ivenko del hombre al que interpreta, aparte de sus innegables habilidades en el escenario?
“Algunas veces creo que era un buen tipo, pero otras veces fue despiadado. Pero lo respeto y puedo ver por qué hizo ciertas cosas”, dice.
“Creo que ocultó sus sentimientos y siempre se aseguró de que pareciera una persona fuerte. Podría parecer arrogante, pero por dentro era como un bebé abandonado”, responde Ivenko.
“Durante años, Rudolf iba a fiestas todas las noches o se divertía en clubes gay. Pero no tenía a nadie con quien sentarse y estar juntos”, observa.
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