Test para 2022: San Pablo acapara los focos de las elecciones municipales en Brasil
RÍO DE JANEIRO.– Con los reflectores apuntando al desenlace en la ciudad de San Pablo, el mayor colegio electoral del país, más de 38 millones de brasileños en 57 ciudades podrán ir mañana a las urnas para votar en la segunda vuelta y elegir a su alcalde por los próximos cuatro años.
En la capital paulista, un distrito que por tamaño suele mostrar tendencias hacia las elecciones presidenciales, el actual alcalde Bruno Covas, del centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), enfrenta al izquierdista Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). El duelo es un test con la mira en los comicios de 2022.
Covas es el favorito y apareció en todas las encuestas arriba de Boulos, aunque los sondeos preveían un final ajustado. El candidato del PSDB, nieto del ex gobernador Mário Covas, ha sido apoyado por el gobernador paulista, João Doria, del mismo partido.
"Esta elección es sobre quién tiene más experiencia. No es tiempo de aventuras y de vender ilusiones", dijo Covas ayer, en el último debate. El alcalde buscó presentarse como un político con experiencia y gestión, características presuntamente necesarias para gestionar ante las dificultades que todavía impone la pandemia.
Boulos, cercano al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y miembro de un partido más izquierdista que el propio Partido de los Trabajadores (PT), optó por la moderación. Con un trabajo fuerte en redes sociales y un discurso menos ideologizado que el que ha sostenido durante su carrera, el líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo conquistó una adhesión importante en los más jóvenes. Una paradoja: Boulos, de 38 años, obtuvo mejor adhesión en estratos escolarizados y de mayor renta y no le fue tan bien en la periferia paulista.
Mientras que un eventual traspié de Covas entorpecería el proyecto de candidatura presidencial de Doria para 2022, el candidato del PSOL puede emerger como una posibilidad de renovación de la izquierda brasileña –dominada en las últimas dos décadas por el PT– en caso de que confirme una buena performance, opinó Leandro Consentino, profesor de ciencia política Insper.
El Covid-19 se convirtió en protagonista en la recta final. Boulos dio positivo para coronavirus ayer, y su campaña en la calle debió concluir un día antes. El izquierdista no podrá votar mañana. Hoy recibió una visita médica en su casa tras manifestar fiebre, dolor en el cuerpo y dificultad para respirar.
El gran ausente de la elección es el presidente Jair Bolsonaro, cuyo candidato, el diputado federal Celso Russomanno, tuvo un desempeño pobre el 15 de noviembre y quedó en cuarto lugar.
Bolsonaro, que no está afiliado a ningún partido tras haber abandonado el Partido Social Liberal (PSL) en 2019, había prometido que no se involucraría en las elecciones, pero semanas antes de la primera vuelta del 15 de noviembre hizo proselitismo en redes sociales por una decena de candidatos a alcalde y también a concejales. La mayoría de sus elegidos tuvieron malos desempeños: apenas dos de los siete postulantes a alcaldes consiguieron un lugar en la segunda vuelta.
Diferencias
"Bolsonaro no es más el kingmaker que fue en 2018, cuando tenía fuerza para elegir candidatos", consideró Mauricio Santoro, profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
En Río, otra de las disputas más importantes, el actual alcalde Marcelo Crivella, candidato de Bolsonaro, deberá remontar una diferencia de 15 puntos para conseguir la reelección frente a Eduardo Paes, exalcalde carioca por el centrista Demócratas y amplio favorito para imponerse mañana, luego de una holgada victoria en la primera vuelta.
Aunque se trate de una elección centrada en asuntos municipales, el avance de candidatos de centro, alejados de discursos extremistas, puede mostrar una característica que portará el candidato que quiera ser competitivo contra Bolsonaro en dos años, dijo Consentino. "La población dio un recado en los principales distritos: decidió abandonar los extremismos en esta elección. El terreno está preparado para que quien enfrente a Bolsonaro en 2022 tenga un perfil moderado", opinó.
Mientras algunas capitales registran aumentos en la curva de contagios de coronavirus, el Tribunal Superior Electoral (TSE) reforzó recomendaciones de mantener distanciamiento social en los centros de votación y pidió que cada votante lleve su propia lapicera. El uso de barbijo es obligatorio.
El voto en Brasil es electrónico. El presidente del TSE, Luis Barroso, dijo que está previsto que el conteo de votos sea rápido, a diferencia de lo que sucedió en el primer turno cuando debido a problemas informáticos la divulgación demoró varias horas.
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