Terremoto político en Alemania: Scholz perdió la moción de confianza y Alemania celebrará elecciones anticipadas
Unos 207 diputados le mantuvieron la confianza contra 394 y 116 abstenciones; los comicios serán el 23 de febrero
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PARÍS.- Era una formalidad constitucional y el resultado dejaba pocas dudas. Pero el hecho de que un canciller alemán haya perdido hoy la confianza de los diputados en un voto del Bundestag no deja de ser un sismo que confirma la profundidad de la crisis política que atraviesa la primera economía de la Unión Europea (UE).
Poco más de un mes después del derrumbe de su coalición gubernamental, Olaf Scholz perdió la confianza del Parlamento en la votación de este lunes, abriendo así la puerta a las elecciones generales anticipadas, que ya fueron previstas para el 23 de febrero próximo. En la votación, 207 diputados le mantuvieron la confianza contra 394 y 116 abstenciones.
La sesión había comenzado a las 13 (hora local) con una declaración del canciller ante la cámara, seguida de un debate y de la votación. Con el resultado obtenido, el presidente alemán podrá ahora disolver el Bundestag y confirmar la fecha de los comicios, en torno de la cual todos los partidos alemanes se habían acordado.
Según la Constitución, el presidente alemán podría eventualmente oponerse a esa disolución. Pero el presidente Frank-Walter Steinmeier, en un discurso pronunciado en noviembre, indicó que el país se dirigía hacia una disolución del Parlamento. La única duda es cuándo anunciará su decisión: el jefe del Estado dispone de 21 días para hacerlo.
La coalición gubernamental había estallado el 6 de noviembre, después que Scholz despidiera al ministro de Finanzas liberal, debido a diferendos irreconciliables sobre la política económica y presupuestaria. Desde entonces, Scholz dirige un gobierno minoritario con su partido social-demócrata (PDS) y los Verdes, provocando así la inacción legislativa.
“Hoy, una potencia nuclear hace la guerra en Europa a solo dos horas de vuelo de nosotros. Debemos invertir masivamente en nuestra seguridad y nuestra defensa”, advirtió el canciller ante los diputados. Al evocar el futuro económico del país, juzgó que “ya era tiempo de invertir con fuerza y determinación en Alemania”. A su juicio, de esa cuestión “depende todo el resto: nuestra seguridad, nuestra prosperidad futura, la competitividad de nuestra economía, un buen trabajo y una buena formación. Y, finalmente, la cohesión social en el país”.
“Computadoras cuánticas, biotecnología, inteligencia artificial, semiconductores o tecnología de baterías… todo eso es necesario en Alemania con urgencia para que sigamos siendo un país industrial fuerte”, argumentó el canciller, en momentos en que una segunda recesión amenaza a Alemania, que atraviesa una profunda crisis industrial.
Frente a su rival conservador y jefe de la oposición de la democracia-cristiana (CDU), Friedrich Merz, el canciller insistió: “Si hay un país en el mundo que puede permitirse invertir en el futuro, somos nosotros”. Scholz recordó que la deuda alemana gira en torno del 60% del PIB, cuando en la mayoría de los otros países del G7 supera el 100%.
“Esta cuestión es tan fundamental que debe ser decidida por los electores”, dijo, colocándose de parte del gasto público frente a Merz, que lo supera en intenciones de voto en los sondeos, y lo acusó este lunes de dejar el país “en una de las peores crisis económicas de la posguerra”.
El pedido de confianza de Olaf Scholz, en el poder desde fines de 2021, se inscribe, en efecto, en el marco de la grave crisis que atraviesa Alemania, otrora modelo de estabilidad política. Porque, a pesar de la impopularidad crónica que lo persigue desde el primer día y el fracaso de su coalición, el imperturbable dirigente socialdemócrata sigue creyendo en la posibilidad de un segundo mandato. Tanto que, desde que terminó la segunda guerra mundial, solo cuatro cancilleres pidieron un voto de confianza al Bundestag, con frecuencia para provocar elecciones anticipadas, como en este caso. La última vez fue hace cerca de 20 años, por el canciller SPD Gerhard Schroeder.
Regido por el artículo 68 de Constitución alemana, el voto de confianza fue introducido después de la Segunda Guerra Mundial a fin de garantizar que el canciller no pueda disolver solo el Bundestag.
Pero los sondeos le dejan pocas esperanzas. Si son correctos, Alemania se dirige hacia una alternancia política dirigida nuevamente por el campo conservador —el partido de la ex canciller Angela Merkel—, dirigido esta vez por Friedrich Merz. Las encuestas lo dan ampliamente ganador con entre 30% y 33% de los votos. Por su parte, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) obtendría entre 17% Y 19,5%, aunque las otras formaciones excluyen toda cooperación con ellos. Por su parte, el SPD llegaría tercero (entre 15% y 17%) y los Verdes en cuarta posición, con entre 11,5% y 14%.
Teniendo en cuenta que Alemania es gobernada tradicionalmente por una coalición y según esas cifras, lo más probable es que el futuro gobierno liderado por Friedrich Merz, integre a la social-democracia (SPD). Scholz, por su parte, excluyó la semana pasada la idea de servir como vicecanciller en esa alianza. Una posibilidad también rechazada por Merz.
No faltan, sin embargo, aquellos que señalan que el actual canciller probó su capacidad de hacer mentir a los sondeos ganando las elecciones en 2021 contra toda previsión. Su partido tampoco pierde la ocasión de señalar la inexperiencia de Merz, marginado por Angela Merkel —que gobernó entre 2005-2021— y que nunca ocupó ningún puesto ministerial.
Si bien la guerra en Ucrania ocupó una parte esencial en los debates de este lunes, la campaña que se abre ahora girará sin duda en torno de las cuestiones económicas y sociales”.
“Alemania duda, mientras su modelo está en crisis”, afirman los especialistas.
En plena crisis industrial, Berlín teme sobre todo las repercusiones que tendrá para sus exportaciones la elección de Donald Trump. El SPD insistirá en esas cuestiones y, en particular, en el futuro de los empleos industriales, después los múltiples anuncios de planes sociales. Sobre todo, porque la economía alemana debería ir a paso de hormiga en los próximos dos años. Según previsiones actualizadas del Banco Federal de Alemania, el crecimiento será de solo 0,2% en 2025, contra el 1,1% de las anteriores estimaciones.
La estrategia de Scholz ha sido “Prometer la luna”, critica el diario Süddeutsche Zeitung, que considera poco realistas las promesas de primas (bonos) europeas para los autos eléctricos o de una reducción de la TVA de 5% sobre los productos alimentarios, para aliviar a los hogares más frágiles. Friedrich Merz, ex abogado de negocios, apuesta por un programa típicamente conservador, cuyos objetivos son reforzar la seguridad interior, endurecer las reglas de asilo, y ayudar a familias y empresas mediante una reducción fiscal.
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