Tensión, teléfonos incautados y vivas a Franco durante la exhumación
MADRID.- Fue un día histórico para España. La exhumación de Francisco Francoy su nuevo enterramiento en un discreto cementerio fue catalogada como un "triunfo de la democracia" por el presidente socialista Pedro Sánchez y como un "despropósito" por los nostálgicos que aún lo exaltan.
La ceremonia, caracterizada por la sobriedad, tuvo un momento de tensión dentro de la Basílica del Valle de los Caídos, cuando una de las nietas del dictador increpó a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y le reprochó la "profanación" impulsada por el gobierno.
La nieta en cuestión es María del Mar Martínez Bordieu y Franco, quien fue una de las preferidas del hombre que gobernó a España con manos de hierro durante cuatro décadas. "Una mujer de mucho carácter", dicen sus allegados.
El relato de la tensa situación se conoció por fuentes oficiales, ya que ocurrió durante el momento mismo de la exhumación, maniobra que no fue abierta a la prensa y cuyo desarrollo se protegió de las cámaras con una carpa azul.
Pero el malestar se palpaba entre los familiares de Franco, que resistieron en vano la exhumación y los tres miembros del gobierno que asistieron a la ceremonia. En ningún momento se vio que unos y otros intercambiaran una palabra.
Los veintidós familiares de Franco presentes fueron despojados de sus teléfonos móviles para que no pudieran grabar ni registrar nada de lo que allí sucedía. Los recuperaron recién cuando todo terminó.
Medio millar de simpatizantes
Con banderas españolas preconstitucionales -caracterizadas con los colores de la actual pero con un aguilucho en medio en lugar del escudo- y otros símbolos franquistas, medio millar de personas se congregó en las puertas del cementerio de Mingorrubio, en las afueras de la ciudad, donde fue enterrado.
Una de esas banderas fue llevada por los nietos de Franco para ponerla sobre el féretro. En la Basílica no pudieron hacerlo, pero sí en el panteón privado en el que lo depositaron. "Allí pueden poner lo que quieran", dijeron autoridades del gobierno.
"Viva Franco...Viva España... Abajo los rojos...Fuera Sánchez de La Moncloa" y también "Gracias Franco", decían algunos de los carteles. Además algunas pintadas rezaban: "Iglesia cobarde", en reproche a la actitud del Vaticano, que permitió la exhumación del cuerpo de su sepultura en la enorme Basílica. "Vivieron de Franco durante años y ahora, cobardes, no lo defienden", insistían algunas pintadas en paredes de iglesias.
Entre la concurrencia, varios señalaron lo ocurrido como una "profanación, una barbaridad, una venganza". Otros dijeron que era una "cobardía meterse con Franco cuando lleva cuarenta años muerto y él ya no se mete con nadie". "Quieren ganar la guerra civil después de haberla perdido", apuntó otro.
Un inmigrante japonés, que también estaba en las afueras del cementerio, dio su punto de vista: "Gracias a Franco hoy tomamos agua", dijo en referencia a los embalses acopiadores en las afueras de la ciudad que se construyeron durante el franquismo.
Corregir una aberración
Casi a la misma hora en que terminaba la exaltación en la nueva sepultura del "generalísimo", el socialista Sánchez compareció en la sede del gobierno para destacar que la jornada signó "un día para la historia" porque era "una aberración" permitir la honra a un dictador en un sitio público.
"Hoy la España que vivimos no puede ser un país más distinto que aquel" que signó el franquismo. Por eso, ponerle fin a los homenajes en el Valle de los Caídos "era un deber para los hijos de quienes supieron reconciliarse" en la transición", dijo.
Anticipó también que "habrá que corregir" la "aberración" de que cuerpos de las víctimas de la guerra civil y de la represión sigan en el Valle de los Caídos, monumento consagrado al bando victorioso en la feroz contienda.
Se sabe que hay allí depositadas las cenizas y restos de cerca de 33.000 personas. Su identificación, en la mayoría de los casos, sería poco menos que imposible.
Sánchez aseguró que cuando el monumento del Valle reabra sus puertas, "será ya un lugar distinto". Uno en el que "sólo habrá víctimas" y no victimarios. Y que representará el recuerdo de un horror que "no se debe repetir jamás".
Partidos de oposición reprocharon un "uso electoral" de la ceremonia, con miras a los comicios generales del próximo día 10, en que se renovarán las cortes con miras a una nueva elección presidencial.
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