Tensión en Nicaragua: arrestan a otro precandidato presidencial

CARACAS.– Prosigue la apisonadora sandinista en su labor de aplastamiento de cara a las elecciones presidenciales de noviembre próximo en Nicaragua. Fuerzas gubernamentales detuvieron hoy al precandidato Arturo Cruz, uno de los principales favoritos para imponerse en el proceso interno abierto por la oposición en busca de un rival contra Daniel Ortega.

Cruz, de 68 años, fue interceptado en el aeropuerto de Managua luego de regresar en un vuelo procedente de Estados Unidos, país en el que fue embajador del gobierno sandinista entre 2007 y 2009, precisamente el primero que tuvo el caudillo revolucionario tras su regreso a la presidencia.

Eran otros tiempos, cuando Ortega y su mujer, Rosario Murillo, atornillaron su poder basándose en las buenas relaciones con Washington, empresarios locales y la Iglesia Católica, además de la estrecha alianza con Hugo Chávez, que proporcionaba dinero y petróleo a muy bajos precios.

Este historiador, cuya biografía resume 40 años de política en el país centroamericano, es junto a Cristiana Chamorro uno de los aspirantes más fuertes entre los opositores. La hija de la expresidenta Violeta Barrios permanece en arresto domiciliario, incomunicada y rodeada por fuerzas sandinistas, “un secuestro” en toda regla, según sus abogados.

Mientras que a la periodista se la acusa de blanqueo de capitales en su gestión al frente de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, en un proceso inventado por el sandinismo en apenas dos semanas, al historiador Cruz lo investiga la policía nacional por “fuertes indicios de que ha atentado contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo a la independencia, la soberanía y la autodeterminación para la paz”, según el comunicado emitido por el Ministerio Público.

Se trata de la famosa ley guillotina, una de las herramientas puestas al servicio del poder para imponer una nueva farsa en noviembre, junto a las nuevas normas electorales, la inhabilitación de candidatos, la supresión de dos casillas electorales de la oposición o la imposición de un Consejo Supremo Electoral (CSE) al servicio de la pareja presidencial.

En las horas previas, Cruz había adelantado la posibilidad de abandonar la carrera por la nominación dentro de la oposición, como protesta por la detención de Chamorro. “Yo siempre he sido un gran creyente en que la democracia es lo que puede garantizar la prosperidad en Nicaragua. Cuando yo entré a esta contienda fui muy claro, dije que yo no voy a ser parte de una farsa electoral”, subrayó el precandidato ahora detenido.

Cruz encabezaba algunas de las encuestas internas del proceso que se sigue en la Alianza Ciudadanos por la Libertad. Otros precandidatos, como Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro y Medardo Mairena, sufren una especie de arresto domiciliario, ya que la policía les impide salir de sus hogares.

“Ortega está listo para robarse las elecciones. ¿Qué espera la administración de Joe Biden para tomar medidas concretas para frenar la consolidación de otra dictadura latinoamericana?”, denunció José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW).

En sus distintas etapas ideológicas, Cruz pasó de apoyar a la revolución sandinista a formar parte de los contras de Edén Pastora, que en su día combatieron a los hombres de Ortega con el apoyo de Washington. Incluso escribió un libro, titulado Memorias de un contrarrevolucionario, en el que detalló aquella etapa de su vida.

“Ortega quiere a una oposición dócil, que no le meta ruido ni ofrezca resistencia, que le permita realizar un fraude electoral enmascarado con unas supuestas elecciones verdaderas. Ha creado un marco ‘legal’ para acorralar a partidos y candidatos de la oposición. El CSE, cuyos magistrados son obedientes a Ortega, sacó un pronunciamiento que descalifica a los precandidatos más importantes, una inhabilitación adelantada. Ortega y Murillo demolieron el Estado de Derecho, vivimos un estado de excepción de facto”, describió a LA NACION el excomandante Hugo Torres, que hoy forma parte de la oposición.

La estrategia de Ortega sugiere que concurrirá a las elecciones para enfrentarse a los llamados “partidos comparsa” o “zancudos” (mosquitos), los mismos que han crecido desde hace un año y medio en Venezuela a la sombra de Nicolás Maduro y con financiamiento de los magnates bolivarianos.

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