Tensión en la UE: una decisión de Giorgia Meloni sobre los migrantes en Italia provocó una fuerte crisis con Francia
El gobierno de Macron definió de “inhumana” la decisión del gobierno italiano de cerrarles los puertos a las naves humanitarias que rescatan a los migrantes y, mientras recibió a 231 refugiados, suspendió un mecanismo de solidaridad que preveía recibir a 3500; la premier italiana lanzó una fuerte respuesta
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ROMA.- A menos de tres semanas de haber asumido, el gobierno de derecha de Giorgia Meloni ya enfrenta una durísima crisis diplomática con Francia por la cuestión migratoria. Se trata de un cortocircuito considerado por muchos innecesario ya que en este momento no hay ninguna emergencia en cuanto al tema –llegan migrantes, pero no en números apocalípticos como en otros momentos-, sino que las preocupaciones son otras. Inquietan la guerra en Ucrania, la inflación, los precios por las nubes de las boletas de luz y gas, y el gran temor es que este enfrentamiento con Francia, que parece habérsele ido de las manos, tenga consecuencias en muchos otros planos, al tensar su relación con la Unión Europea (UE).
Presionada por su aliado incómodo, Matteo Salvini, de la xenófoba Liga, Meloni aplicó una política de cierre de puertos a las naves de ONGs que rescatan a desesperados en el Mediterráneo, como en su momento había hecho el gobierno populista de 2018-2019.
En el marco de una primera pulseada de este tipo, el martes pasado el gobierno había cantado victoria, al anunciar que Ocean Viking, una nave con 231 migrantes que desde hace más de dos semanas esperaba poder atracar en Italia, finalmente había recibido la disponibilidad a ser recibida por Francia. De hecho, después de unos días de navegación, la Ocean Viking llegó hoy al puerto francés de Tolón.
Pero ese anuncio del martes enfureció al gobierno de Emmanuel Macron, que lo consideró una puñalada en la espalda de parte de Meloni. Con ella había tenido una primera e informal reunión en un hotel de Roma el 23 de octubre, justo el día en que la primera ministra asumió. Ese primer cara a cara distendido –porque en el pasado ella lo había criticado duramente-, que había generado optmismo entre los observadores, quedó atrás en el tiempo.
Consciente de que la cuestión migratoria también en el país galo es un caballito de batalla de la oposición de derecha, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, salió ayer a acusar a Italia de un cambio de política “incomprensible” y de un “comportamiento inaceptable”. Aunque lo peor fue que, en una decisión política que marcó un cambio de registro, Darmanin anunció la suspensión del acuerdo de “recolocación” de migrantes que se había sellado, que preveía que Francia recibiría a 3500 migrantes llegados a Italia. Y fue aún más allá: llamó a hacer lo mismo a los demás participantes de un mecanismo de solidaridad puesto en marcha junto a otros países de la UE en junio pasado, entre los cuales está Alemania.
“Italia es la gran perdedora de estos comportamientos. Habrá consecuencias fuertes en las relaciones bilaterales y europeas”, amenazó Darmanin. “Italia fue inhumana, las autoridades se demostraron no profesionales”, acusó, al aludir a la decisión del ministro del Interior, Matteo Piantedosi –hombre de Salvini-, de dejar desembarcar de las naves de ONG llegadas al puerto de Catania después de dos semanas de pulseada, solamente a los migrantes “frágiles”. El ministro de Macron incluso anunció el envio de 500 policías franceses a la frontera con Italia.
La respuesta de Meloni
Así como el canciller italiano, Antonio Tajani, consideró “desproporcionada” la reacción de Francia, hoy Meloni se manifestó en la misma línea. En una conferencia de prensa en la que dio a conocer nuevas medidas de ayuda para contrastar la crisis energética, no ocultó estar furiosa por la “insperada” reacción y los “tonos muy fuertes” de Francia.
“Cuando se habla de retorsiones en una dinámica UE hay algo que no funciona”, dijo la primera ministra, que confesó haber quedado “muy impactada por la reacción agresiva, incomprensible e injustificable” de los franceses.
En sintonía con el ministro del Interior, Meloni, que destacó que Ocean Viking es la primera nave de una ONG que atraca en Francia con 230 migrantes, recordó que este año llegaron a Italia 90.000 personas, de las cuales Francia sólo recibió a 38 y el resto de Europa, 117. “¿Qué hace enojar? ¿Que Italia deba ser el único puerto posible para el desembarque de migrantes? Esto no está escrito en ningún acuerdo”, planteó, combativa, al reclamar, por otro lado, una solución europea.
“Ahora podemos hacer tres cosas: podemos decidir que somos el único puerto de Europa, pero no estoy de acuerdo, no tuve este mandato de los italianos. Hipótesis dos: no creo que cada vez debamos pelearnos con Francia, Grecia, España, Malta... La única solución común, y lo hablé con Macron, Alemania y la UE, es la defensa de las fronteras externas de la UE, una solución europea”, dijo.
Y definió el pedido francés de “aislar” a Italia como una traición “curiosa” a una dinámica de la UE. “Se habla de solidaridad y de compartir, quiero esperar que no suceda, no sería inteligente”, dijo, al subrayar que más que aislar a Italia había que aislar a los “scafisti”, como son llamados los traficantes de seres humanos que lucran con el transporte de los desesperados.
Claudio Tito, comentarista del diario La Repubblica, consideró “no graves, sino dramáticos”, los errores cometidos por Meloni en este conflicto con Francia, un aliado tradicional e histórico de Italia. Y el “peor modo para defender los intereses de Italia”. Acusó a la derecha de agitar la bandera de la identidad nacional con el tema inmigrantes, sin pensar en las gravísimas consecuencias que podría tener para el país.
Italia, que con Mario Draghi al frente del gobierno tuvo una alianza férrea con Francia en cuestiones como el Pacto de Estabilidad –es decir, sobre las deudas públicas permitidas por el bloque-, necesitará del apoyo de París en Bruselas no solo en ese tema, sino también a la hora de la aprobación de los millonarios fondos de la UE previstos para la recuperación de Italia después de la pandemia. Sin contar con que Francia es el segundo proveedor de energia eléctrica de Italia.
Tito recordó cuando, en junio pasado, el expremier Draghi –expresidente del Banco Central Europeo y figura de enorme credibilidad- viajó en tren a Kiev junto a Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, una imagen que reflejó en ese momento que la locomotora europea podía ser compuesta por tres motores. Era “el triángulo europeo” necesario para demostrar fortaleza. Y lamentó que “el actual gobierno está haciendo cumplir un salto hacia atrás, hacia una Italia marginada, residual, periférica con respecto a la decisiones importantes”.
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