Temor en Egipto por el sorpresivo avance salafista
Los musulmanes moderados y otros partidos se oponen a su rigor religioso
EL CAIRO.- A falta de las votaciones que tendrán lugar en dos terceras partes de Egipto, los resultados de la fase inicial de las elecciones parlamentarias, las primeras después de la caída del régimen de Hosni Mubarak, en febrero pasado, han provocado una intensa polémica: se esperaba que los partidos islamistas obtuvieran buenos resultados, pero no tanto.
Las predicciones le atribuían a la Alianza Democrática, dominada por los Hermanos Musulmanes, entre un 20 y un 25% de los votos, y consiguió el 41%.
El error de pronóstico fue mayor en el caso de la Alianza Islámica: se pensó que ganaría con un 5 o 10%, pero saltó hasta el 27%. Si ambas formaciones se aliaran y la tendencia se mantuviera en las próximas votaciones, podrían controlar dos terceras partes del futuro Parlamento e imponer la creación de una república islámica.
Lo que más preocupa a los musulmanes moderados, a la minoría cristiana y a los sectores laicos, liberales y de izquierda es que la Alianza Islámica está dominada por Al-Nour, un partido del salafismo, una corriente ortodoxa del islam.
El periodista Issandr el Amrani, autor de un blog de referencia para temas de Medio Oriente, The Arabist, escribió que "es profundamente preocupante porque los salafistas han dejado claro que son un partido antiliberal con puntos de vista extremos en muchos aspectos": muchos temen que impongan la sharia con el mismo rigor con el que está vigente en Arabia Saudita.
"Hay una preocupación tremenda acerca de un futuro en el que la política esté dominada, por un lado, por una política identitaria islámica y, por el otro, por un ejército populista e hipernacionalista", continuó El Amrani, quien llegó a afirmar que Al-Nour "nunca debió ser legalizado".
Por su parte, Kamel Mohammed Abdel Gawad, secretario de Salud de Al-Nour en la gobernación de Giza, aseguró que "son los medios de comunicación los que se empeñan en crear una mala imagen" de los salafistas. Este médico ortopedista, de más de 50 años, insistió en que es falso que su partido pretenda avasallar a moderados, a laicos y a gente de otras religiones.
Abdel Gawad ofrece pleno acceso a una de las numerosas clínicas que los salafistas montaron "a lo largo de Egipto", ubicada en Moa' Tamedia, un barrio muy pobre de Giza. Centenares de mujeres con niños suelen esperar allí la atención de una decena de médicos y de unos cinco jóvenes voluntarios salafistas.
Así contribuyen a cubrir las necesidades básicas que el gobierno egipcio es incapaz de atender. "Desde los años 70, en estos «hospitales» brindamos servicios a miles de personas sin que paguen por ellos", explicó el ortopedista.
Su interés es cumplir con el deber religioso, suelen decir los salafistas. Abdel Gawad admitió, sin embargo, que intensificaron su labor en la campaña y que realizaron propaganda entre los beneficiarios. En la clínica, los voluntarios utilizan chalecos con el emblema de Al-Nour.
Electoralmente, las ventajas no se limitan a la población que recibe los servicios directamente: en una realidad de corrupción, abuso y enorme desconfianza, donde la información es precaria, la gente observa el trabajo social de los salafistas como muestra de honestidad y compromiso.
En tanto, los Hermanos Musulmanes, que proponen un islamismo más moderado, también tienen una extensa red de ayuda social. Tratan de ajustar partes de su discurso al mundo moderno y sorprendieron al presentar en sus candidaturas a un número de mujeres superior al mínimo de 10% estipulado por la ley. Las fotografías de estas aspirantes, con el cabello cubierto por un pañuelo, contrastan con las de las candidatas salafistas, que usan el niqab (un velo negro que cubre a las mujeres de pies a cabeza, excepto los ojos).
"Ni proponemos ni existe algo así como una teocracia", dijo Mahmoud Hussein, secretario general de los Hermanos Musulmanes. Lo que su grupo quiere construir es "un Estado civil con un punto de referencia islámico". Lo que las personas hagan en privado, aseguró, no es algo que le importe: "Hay unos pocos miles de alcohólicos en Egipto. Y hay decenas de millones de personas que no tienen acceso al agua corriente. ¿Qué crees que me va a preocupar más?".
Más que prepararse para una megaalianza islamista, el partido Al-Nour parece temer que lo excluyan en el nuevo Parlamento o que traten a los salafistas como parias. "Debemos formar parte de una coalición nacional amplia, no puramente islámica", dijo Emad Abdel Ghafour, presidente de esa organización, al diario Al Masry Al Youm, el lunes pasado. "Las coaliciones puramente islámicas dividen al pueblo y no sirven al país."
Mahmoud Hussein descartó por completo incluir a Al-Nour e insistió en la postura oficial de su partido: en el Parlamento, se aliarán con los cristianos y los laicos.
"No podemos juzgarlos sólo porque tienen barbas y dan miedo", comentó, por su parte, el periodista Ashraf Jalil. "A algunos les da pánico la idea de un Parlamento controlado por los islamistas? y ya hay indicios que empiezan a dar pánico. Que empiece el pánico. Pero yo me quedo [a ver qué ocurre]."
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