Tal es la desolación de Nepal que los crematorios no dan abasto
El número de ceremonias se multiplicó desde el sábado pasado y saturó los lugares, por lo que cada vez hay más pircas funerarias públicas
KATMANDÚ.- El último sacrificio en la vida de un practicante de la religión hindú es el Antyesti, el ritual funeral, que consiste principalmente en la cremación del cuerpo. La ceremonia debe ser hecha cerca de un río y con los pies mirando hacia el Sur. Para ello, el cuerpo es colocado en una pirca funeraria de madera y, después de un largo ritual en el que participan los familiares del fallecido, se prende el fuego y las cenizas son arrojadas al río.
Al este de la ciudad de Katmandú, a orillas de las aguas marrón del río Bagmati, está el crematorio de Pashupati, el principal de la ciudad y también el más importante y sagrado para los hindúes por encontrarse dentro del templo de la deidad nepalí Pashupatinath.
Al lugar lo precede un mercado con quioscos y pequeños almacenes. Para evitar que este cronista se pierda, el taxista subraya: "El lugar es allí de donde viene el humo".
Hay monos, bueyes y perros que circulan libremente, pero sobre todo hay un olor que acaso es preferible no identificar.
El crematorio es una larga plataforma de piedra al aire libre sobre uno de los costados del río, del cual sobresalen las estructuras donde se realizan las incineraciones. Hasta antes del terremoto, en este crematorio, que consiste en 11 plataformas, se realizaban entre 20 y 30 ceremonias por día. Pero desde el sábado pasado se realizan un centenar de oficios diarios y ni aun así se puede satisfacer toda la demanda, por lo cual en una de las islas del río se ve una decena de improvisadas pircas funerarias humeantes.
El joven Nima Ramamager, de 17 años, toma un descanso de la pila de cremación donde estuvo trabajando todo el día. Cada familia le paga unos 1200 rupis por su trabajo (unos 12 dólares) durante las casi tres horas y media que lleva cada cremación.
Cuenta que desde hace una semana no da abasto y trata de hacer cada ceremonia lo más rápido posible. "Antes sólo atendíamos hindúes aquí, pero últimamente y debido a la situación, también cremamos budistas. Al final, somos todos lo mismo", dice a LA NACIÓN. "Sobre todo hemos estado atendiendo a las víctimas de Dharara", agrega, en referencia a las más de 100 personas que murieron en la torre de Dharara, un sitio histórico de Katmandú.
El Estado asegura la madera para la ceremonia y el resto de los gastos corresponde a las familias.
Desesperación
La tarde avanza y Nima, por momentos descalzo, va acomodando sigilosamente la pirca. El humo se apodera de todo este costado del río, mientras un grupo de monos chilla en la otra orilla. De a poco, van cambiando los grupos que llegan a despedir a sus familiares.
Supuestamente, cada cuerpo debería ser lavado y preparado antes del ritual, pero desde el terremoto no siempre ocurre así.
Los cuerpos de la joven Sabritra Khada, de 17 años, y el de su pequeña hija, de seis meses, llegaron anteayer a Pashupati envueltos en una colcha y aún con escombros. Pero ante la urgencia, fueron apenas envueltos con la sábana blanca ritual.
En uno de los costados de la pirca, el joven Nishon Shrestha, de 15 años, cuenta que las víctimas son la esposa y la hija de un amigo, que se encuentra a pocos metros, profundamente afectado. Agrega que Sabritra y su familia estaban de visita en Katmandú y por ello estaban parando en un hostel de la zona de New Bus Park cuando comenzó el terremoto.
En la desesperación por salvar a su hija, Sabritra empezó a correr para escapar de la zona, ya que muchos de los edificios estaban colapsando, pero uno de los edificios las aplastó a ambas. Recién ayer pudieron encontrar los cuerpos.
Cae la tarde y con ella llegan decenas de periodistas al crematorio. Su presencia se hace notar ya que rodean a cada uno de los familiares, que quedan ahogados en un mar de cámaras de foto y de video. Uno de los fotógrafos a un costado comenta: "Creo que esta historia del terremotos ya está muriendo". Pero los cuerpos siguen llegando en el atardecer de Pashupati.
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