Sudáfrica lucha por mantener viva la memoria de Mandela
A medida que pasa el tiempo, el legado de Madiba parece languidecer
JOHANNESBURGO.- El jueves no hubo canción de cumpleaños para Nelson Mandela.
Hace un año, en el día de su 95° cumpleaños, miles de personas cantaron al ex presidente de Sudáfrica a las puertas del hospital de Pretoria, donde permanecía ingresado. El Mandela Day, declarado día internacional por las Naciones Unidas (ONU) en 2009, recibió la mayor atención mediática de su historia debido a su delicado estado de salud, y la población sudafricana se volcó en los centenares de acciones sociales en su honor.
Seis meses después de su muerte, el cumpleaños feliz fue sustituido por un minuto de silencio.
"Hasta ahora el Día de Mandela era una celebración de su vida y su cumpleaños -reconoce Verne Harris, director del Programa de Memoria de la Fundación Nelson Mandela-. Este año sólo pudimos recordarlo."
Nelson Mandela dedicó 67 años de su vida a derrotar al régimen racista del apartheid, pero su nuevo enemigo es aún más tenaz e implacable: el olvido. Con cerca de un millar de actividades programadas en Sudáfrica, su fundación espera que la respuesta sea similar a la del año pasado, aunque reconoce el desafío que supone mantener viva su memoria.
El evento, que coincide con el cumpleaños del ícono global de la lucha por la igualdad racial y los derechos humanos, llama a los ciudadanos de todo el mundo a dedicar 67 minutos al voluntariado en obras caritativas, tantos como años entregó el ex presidente a la liberación de Sudáfrica.
Con iniciativas como llevar pantuflas en casa durante un día o lavar el auto para donar fondos, algunos se preguntan si el Día de Mandela hace justicia al hombre que pagó con 27 años de cárcel la fidelidad a sus convicciones, especialmente en un país donde uno de cada cinco niños pasa hambre, más del 25% de la población carece de un empleo y los ingresos de las familias negras son seis veces inferiores a los de los hogares blancos, 20 años después del fin del apartheid.
"Circo mediático"
Mbali Langa, una joven sudafricana de 28 años, celebró el jueves el Día de Mandela haciendo trabajo social con reclusos y recaudando fondos para una organización, pero lamenta que el evento se haya convertido en un "circo mediático". "Mucha gente sólo participa para los medios, y muchas empresas apoyan la iniciativa sólo como una forma de promoción. Deberíamos hacer mucho más. Aun así, es una oportunidad más de ayudar."
Verne Harris, de la Fundación Mandela, recuerda los tiempos en que el cumpleaños del preso 466/64, recluido aún en Robben Island, era una ocasión para demandar un cambio político y social, como en aquel concierto de 1988 en el estadio de Wembley que presenciaron por televisión 600 millones de personas y que ayudó a su liberación dos años después.
"Existe un serio peligro de que el Día de Mandela pierda interés si se convierte en el día de las buenas acciones, en el que hagamos un pequeño gesto por los demás y después sigamos con nuestras vidas. Tenemos que asegurar un mensaje sólido, de justicia social y libertad. Si no, el legado de Madiba [como lo llamaban afectuosamente los sudafricanos] languidecerá."
Nelson Mandela se convirtió en una figura paternal, despojada de la complejidad de un político que tuvo que tomar decisiones controvertidas en aras de la reconciliación entre razas tras 40 años de dominación blanca.
"Esa figura icónica de Mandela sólo durará por un tiempo, como la fama de cualquier celebridad", lamenta Harris.
La herencia
Mientras el Congreso Nacional Africano (CNA), la formación que el ex mandatario llevó a la presidencia en 1994, se disputa su herencia -política y económica- con la familia Mandela y los partidos de la oposición, muchos sudafricanos consideran que su integridad moral y sus valores de reconciliación y justicia se disiparon hace ya mucho tiempo.
"Por suerte, su legado no está depositado en su familia, en un partido político, en el gobierno y ni siquiera en una organización como la nuestra -añade Verne Harris-. Está en las manos de los ciudadanos; ahí es donde reside. La cuestión es si confiamos en las personas, y yo confío en ellas."
Apenas seis meses después de su muerte, el espíritu de Mandela volvió al menos por un día sin duda a inundar el corazón de los sudafricanos.
El mundo honró su memoria dedicando 67 minutos para hacer una diferencia. Pero, por primera vez, no se escucharon canciones de cumpleaños. En su lugar apareció el silencio, sólo por un minuto, como una advertencia. Un presagio del olvido.