Strauss-Kahn admitió que le "gusta la fiesta", pero dijo que no cometió delitos
En su primera comparecencia ante el tribunal que lo juzga por proxenetismo, afirmó que nunca contrató prostitutas; un grupo feminista lo increpó cuando iba a declarar
PARÍS. - "Je n'ai commis ni crime ni délit" (No cometí ni crimen ni delito). Frente al tribunal que lo juzga en la ciudad francesa de Lille por proxenetismo agravado, Dominique Strauss-Kahn persistió ayer en su línea de defensa.
En su primera declaración pública desde hace una semana, cuando comenzó el llamado "proceso del hotel Carlton de Lille" (en el norte de Francia), el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a repetir que siempre ignoró que sus múltiples compañeras sexuales fueran prostitutas. Los jueces estiman, por el contrario, que era el "eje central" y "el beneficiario, a veces exclusivo" de esas citas sexuales.
DSK -como se lo conoce comúnmente- compareció por primera vez junto con otros 13 imputados tres años y medio después de los primeros rumores sobre su eventual implicación en este escándalo. Strauss-Kahn tiene dos días y medio para convencer al jurado, a riesgo de ser condenado a diez años de cárcel y 1,5 millones de euros de multa.
Su llegada al tribunal no pudo ser peor: tres activistas del grupo ultrafeminista Femen increparon su auto con el torso desnudo.
Vestido con traje oscuro, corbata gris y gesto adusto, ese hombre de 65 años, que también fue ministro de Economía, así como el gran favorito a la presidencia de Francia, persistió en su línea de defensa en forma calma y serena ante el tribunal correccional.
"Las relaciones sexuales tarifadas nunca estuvieron en mis hábitos. Nunca me gustó. Lo que me gusta es la fiesta", declaró.
Incluso la acusación está convencida: Strauss-Kahn probablemente nunca pagó a una prostituta en esas fiestas organizadas por su círculo de amigos, del que formaban parte los empresarios David Roquet y Fabrice Paszkowski, y un alto oficial de policía, Jean-Christophe Lagarde.
Un punto positivo para su defensa fue que la ex prostituta Mounia, una de las principales demandantes en el proceso, afirmó ayer que nunca habló "de dinero", "de tarifa ni nada así" con él durante una velada en un exclusivo hotel de París.
Sin embargo, para ella era evidente que "todos estaban al corriente", dijo, al referirse a "la relación forzada" que el ex director del FMI le habría impuesto.
"Yo no estaba acostumbrada a esas prácticas", agregó, y calificó esas costumbres de "contra natura". Mounia reconoció que no las había rechazado explícitamente porque necesitaba el dinero: "Pero me sentí como un objeto. Como una cosa", dijo. Strauss-Kahn también negó que hubiera desempeñado papel alguno de "organizador" de esas fiestas. "No me considero para nada organizador de esas veladas. Yo no tenía tiempo de organizar velada alguna", dijo.
El ex director del FMI, que se vio obligado a renunciar cuando fue detenido en Estados Unidos acusado de haber violado a una camarera del hotel Sofitel de Nueva York, relativizó además la frecuencia de las fiestas libertinas. Cuando se lee la orden de comparecencia ante el tribunal "se tiene la impresión de una actividad frenética" en la que las fechas se mezclan de manera imprecisa, lamentó, recalcando que "no existió esa actividad desenfrenada". Según él, fueron sólo "cuatro fiestas libertinas por año, en dos años".
DSK ha sostenido siempre que se trataba de fiestas libertinas que reunían a adultos que así lo consentían. Las participantes, por su parte, describieron durante la investigación relaciones sexuales que se asemejaban a una "carnicería".
Pero esos detalles macabros no son lo que interesa a los miembros del jurado. Éstos deben decidir si Dominique Strauss-Kahn, llamado el "rey de la orgía" -que incluso puso a disposición un departamento en París para alojar a esas mujeres-, cometió o no un "acto positivo" de proxenetismo.
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