Sorpresa en Roma: el Papa visitó una óptica

ROMA.- Francisco volvió a sorprender ayer con sus quiebres en el protocolo, al acudir personalmente a una conocida óptica de la capital italiana para comprar lentes nuevos, lo que provocó que romanos y turistas se amontonaran frente al negocio.

El Papa se trasladó en un Ford Focus, acompañado de guardaespaldas y policías de civil, hasta el local de Alessandro Spiezia, que está en la Vía del Babuino y a dos pasos de la Piazza del Popolo, uno de los principales sitios turísticos de la ciudad.

Recibido por Spiezia, Francisco le explicó que sólo quería hacer nuevos lentes, y no un nuevo marco. "No quiero gastar", dijo. También le pidió que le cobrara lo que correspondiera.

Mientras el Papa probaba los lentes en el local, donde permaneció unos 40 minutos, un nutrido grupo de romanos y de turistas que se encontraban en la zona se acercaron para esperar su salida y sacarse fotos.

Se trata de la misma óptica que ya hizo un par de lentes para el papa emérito Benedicto XVI y también para el propio Jorge Bergoglio.

En aquella ocasión, monseñor Guillermo Karcher, responsable de ceremonial del Vaticano, fue a la óptica para hacer arreglar un par de lentes viejos del Pontífice. El arreglo tuvo un costo de cinco euros, pero Spiezia tomó la iniciativa e hizo un par nuevo que entregó a Francisco. Pero esta vez el Papa decidió realizar la visita en persona.

"Se suponía que yo las llevara ayer al Vaticano, pero el Papa dijo a su secretario: «No, no quiero que Spiezia venga aquí, yo iré a la Vía del Babuino»", relató Spiezia, que también confirmó que el Papa tiene hipermetropía y presbicia.

Habituado a usar el transporte público cuando era arzobispo de Buenos Aires, desde que se convirtió en Papa las salidas de Bergoglio del Vaticano están muy limitadas. Aunque se permite algunas escapadas, como la de ayer a comprar lentes nuevos, o sus visitas a la basílica de Santa María Maggiore.

Daniel Soehe, un turista alemán que estaba ayer en la zona, se asombró de poder ver a Francisco, tras esperar cuatro horas para entrar a la Basílica de San Pedro. "Había mucha gente. Le dije a mi padre: «Esto es mejor que subir a la terraza de San Pedro: ver al Papa probándose lentes»", relató.

Agencias ANSA y AP

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