¿Son seguros los aviones en este momento? Cómo se explican las últimas disrupciones en los vuelos comerciales
Se debe esperar lo inesperado mientras se vuela, pero pocas interrupciones deberían provocar preocupaciones serias, dicen los expertos en aviación
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NUEVA YORK.- Humo en la cabina. Una llanta que estalla. Rajaduras en el parabrisas. Son muchos los problemas que pueden afectar un vuelo, poniendo a prueba los nervios de los pasajeros y generando miles de demoras y cancelaciones diarias en todo el mundo.
Pero más allá de la ansiedad y la sensación de alarma que desencadenan, la gravedad de cada uno de esos eventos en particular no es fácil de evaluar e interpretar. Según los expertos en seguridad aérea, esto es lo que deben saber los pasajeros acerca de esas disrupciones en caso de presentarse.
Son cosas que ocurren
En las últimas semanas, una seguidilla de alarmantes incidentes aéreos coparon los titulares: un abrupto descenso hacia el océano, una inquietante oscilación que dañó la cola de un avión, y un despegue abortado tras un aparente fuego en los motores.
Pero los expertos dicen que los contratiempos y las fallas de funcionamiento más comunes, por más que nos pongan los pelos de punta, no suelen ser graves.
Las filtraciones hidráulicas, por ejemplo, son eventos usuales que los pilotos se toman muy en serio, pero no son tan disruptivas como suenan. Y eso es porque los aviones tienen sistemas hidráulicos de apoyo, que se usan para alimentar el tren de aterrizaje, los frenos, los alerones y los controles de vuelo, permitiendo que los aviones despeguen, vuelen y aterricen. El video de un avión que se sale de pista puede ser atrapante y los pasajeros a bordo estar viviendo una experiencia aterradora, pero se trata de un accidente que no necesariamente le causa un daño significativo a la aeronave no representa una verdadera amenaza para la seguridad de los pasajeros.
Y lo mismo es válido para una amplia variedad de problemas mecánicos o de mantenimiento que pueden presentarse antes del despegue y que pueden forzar al piloto a retener el avión en la puerta de embarque o volver a la puerta si ya estaba en pista. Los expertos en seguridad aérea recalcan que son incidentes que deben interpretarse y resolverse, pero que suelen ser problemas menores.
“En un caso así, los pilotos se dicen: Estoy plenamente capacitado, altamente entrenado en el manejo de este avión, así que por precaución vuelvo a puerta de embarque para dar intervención a los expertos”, dice Shawn Pruchnicki, expiloto comercial y profesor adjunto del Centro de Estudios de Aviación de la Universidad Estatal de Ohio. “Ese es un sistema que funciona perfectamente y está bien que así sea”.
A veces esos problemas terminan con la cancelación de un vuelo o dejan al avión fuera de servicio, pero en otros casos pueden solucionarse rápidamente. Y como los aviones están equipados con dispositivos de apoyo, a veces un vuelo con un sistema que no funciona correctamente puede continuar sin riesgo, confiando simplemente en los dispositivos de seguridad y apoyo con los que cuenta la aeronave.
Volar es una hazaña compleja que desafía la gravedad y que se repite miles de veces al día en condiciones de lo más variadas. Por eso los viajeros no deberían sorprenderse cuando las cosas no salen del todo bien, apunta Amy Pritchett, piloto y profesora de ingeniería aeroespacial de la Universidad Estatal de Pensilvania.
“Siempre habrá alguna pequeña pieza o componente que se empieza a gastar o a romper”, señala Pritchett. “Y en el asfalto de la pista siempre habrá algún bache que haga saltar un poco el avión durante el corretaje. Siempre habrá dudas sobre el clima, si es lo suficientemente bueno para despegar, si puede haber turbulencias o no. Todos esos son factores de variabilidad que deben manejarse activamente”.
Volar es seguro
Otra cosa que los viajeros deben tener en cuenta es que los problemas graves durante el vuelo son extremadamente raros, dicen los expertos.
Volar es más seguro que manejar un auto o viajar en tren, en parte porque la seguridad está integrada en el diseño de todo el proceso, desde el control del tráfico aéreo hasta el propio avión. Los sistemas y procedimientos importantes están interconectados y tienen sistemas de respaldo, rara vez las fallas se manifiestan en un solo sistema, los pilotos reciben capacitación periódica e intensiva, y las aerolíneas se preparan para una amplia variedad de resultados posibles.
“Es la forma de transporte más segura que haya diseñado la humanidad”, dice John Cox, expiloto aerocomercial y actual director de una consultora de seguridad. “Es más riesgoso ir manejando al aeropuerto que subirse al avión”.
En las últimas décadas, la seguridad de la aviación comercial en Estados Unidos se ha multiplicado por más de cuarenta, según un análisis de 2022 sobre la seguridad de las aerolíneas comerciales realizado por las Academias Nacionales de ese país.
Según la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB), las típicas causas de accidentes incluyen turbulencias, aterrizajes forzosos, choques en tierra con otros aviones o vehículos en pista, y fallas de componentes, como el mal funcionamiento de un ala o del motor.
En parte, volar es tan seguro porque la industria generalmente responde a todos los problemas, incluso a aquellos que representan poca amenaza. En Estados Unidos, las aerolíneas, los fabricantes y las agencias de gobierno, como la Administración Federal de Aviación (FAA) y la NTSB, monitorean y revisan constantemente los riesgos y peligros en los vuelos comerciales.
“Los sistemas de monitoreo del transporte aerocomercial son muy profundos”, apunta Pritchett, pero eso no implica que alguno de los involucrados no esté lo suficientemente atento a la hora de evaluar un riesgo, aclara el experto.
Y aunque en ocasiones el vuelo debe ser interrumpido, los expertos en seguridad dicen que desviar un avión de su destino generalmente refleja la debida precaución de los pilotos, las aerolíneas y los controladores de tráfico aéreo, y no una emergencia que ponga en peligro la vida de los pasajeros. “La pregunta que se hacen es: ¿Podríamos continuar hasta nuestro destino?”, dice Kenneth Byrnes, piloto y director del departamento de entrenamiento de vuelo de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle. “Sí, podríamos, pero ¿es lo más seguro?”.
Es importante no perder perspectiva
Cuando ocurre un percance, es importante tener en cuenta el contexto, señalan los expertos.
Un observador casual podría notar, por ejemplo, que hay dos tipos de aviones en particular que parecen afectados por muchos problemas: los Boeing 737 y los Airbus A320. Pero esas familias de aviones representan más de la mitad de los aviones comerciales actualmente en servicio, por lo que naturalmente aparecen más seguido en las noticias.
Los expertos también advierten contra el “sesgo de confirmación”. Cuando una aerolínea o un fabricante aparecen en los titulares por algún incidente, los medios y la opinión pública tienden a estar en alerta ante otros problemas que involucren a la compañía, incluso aquellos que poco tienen que ver con esa empresa o que tal vez ni siquiera sean lo suficientemente significativos como para llamar la atención de las agencias de seguridad.
“Cuando pasa algo, hace falta tiempo para descubrir y entender exactamente qué sucedió y por qué sucedió”, dice Jeff Guzzetti, exinvestigador de accidentes de la FAA y la NTSB. “El ciclo de la noticia es mucho más rápido y no da tiempo”.
A veces, la NTSB tarda meses o más de un año en llevar a cabo una investigación, que culmina con recomendaciones de seguridad para prevenir futuros accidentes.
En enero, cuando se desprendió un panel del fuselaje de un 737 Max en pleno vuelo, la empresa Boeing fue objeto de un intenso escrutinio y con razón, apuntan los expertos. Pero varios de ellos también dicen que en los meses siguientes recibieron decenas de llamadas de periodistas para que hicieron comentarios sobre problemas relacionados con los aviones de Boeing, pero en casos que poco tenían que ver con la compañía.
“El hecho de que un Boeing tenga un problema mecánico no significa necesariamente que la empresa Boeing tenga algo que ver”, señala Pruchnicki.
En el caso del panel del fuselaje, el avión era prácticamente nuevo, por eso todos los reflectores le apuntaron al fabricante. Pero los expertos señalan que si el avión que tiene un percance fue entregado años antes y desde entonces voló sin problemas, es probable que el fabricante no tenga nada que ver.
Por Niraj Chokshi y Christine Chung
Traducción de Jaime Arrambide
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