Soberanía alimentaria: China quiere sepultar el fantasma del hambre
El régimen cierra ambiciosos acuerdos con países y empresas para proveerse de alimentos y no depender tanto de los mercados
PEKÍN.- La hambruna hizo estragos en la historia china. La más reciente fue la ocasionada por la trágica política del Gran Salto Adelante, a principios de los 60. Ahora, el milagro económico de los últimos 30 años sacó de la pobreza a 300 millones de personas, pero también creó nuevos desequilibrios y necesidades.
El crecimiento poblacional de las zonas urbanas, donde se mudaron millones de campesinos y donde se trasladarán, en los próximos 12 años, otros 250 millones de personas, crea una presión adicional.
Esta movilización tiene grandes impactos, pues no sólo implica una reducción en el número de trabajadores agrícolas, sino que esta nueva masa entra a formar la base de la clase media china, y adquiere una nueva dieta, que en su mayoría incluye gran cantidad de carne.
Para 2030, China contará con 1460 millones de bocas que alimentar, en una población que adquiere nuevos hábitos alimentarios gracias a la mejoría de su nivel de vida.
Hasta el momento, China se ha demostrado sostenible a nivel alimentario. Durante los últimos ocho años, ha disfrutado de excelentes cosechas, de más de 500 millones de toneladas de granos anuales, y actualmente el país cuenta con las mayores reservas mundiales de cereales, con 200 millones de toneladas de granos, principalmente en trigo y arroz.
Si bien China produce suficiente cantidad de granos para alimentar a buena parte de su población, no alcanza para alimentar a su ganado porcino. China es el principal consumidor y productor de cerdo del mundo. El año pasado produjo 51,6 millones de toneladas de carne de cerdo, según el Instituto de Política Agrícola y Comercial. Es el comprador del 60% de todas las exportaciones de soja del mundo para alimentar su ganado, según el Earth Policy Center.
La producción agrícola china aporta un 10% al PBI y da empleo a 300 millones de habitantes. Es el primer productor del mundo de algodón, arroz y carne de cerdo, y al mismo tiempo es el principal importador mundial de productos agrícolas.
Desde que China comenzó a importar soja para alimentar a su ganado, a principio de los 90, cambió el panorama de la agricultura mundial. Millones de hectáreas en países como Brasil y la Argentina fueron convertidas en plantaciones de soja para crear una fuente de forraje barato para los chinos.
Opciones
Ahora, China está buscando opciones diferentes de recurrir al mercado internacional. Recientemente cerró un acuerdo con Ucrania para alquilar un 5% del país, unos tres millones de hectáreas de estepa deshabitada y fértil (una porción de tierra equivalente a Hong Kong), por 2600 millones de dólares. Allí se cultivarán granos y se criarán cerdos para el consumo interno de China.
Ésta es quizá una de las movidas más ambiciosas de China a nivel internacional para proveerse en el futuro. Pero no es la única. El mes pasado, Shuanghui International, el mayor productor de carne de China, anunció que adquirirá por la suma de 7100 millones al mayor productor de carne porcina de Estados Unidos, la gigante Smithfield Foods.
La empresa privada de agronegocios china New Hopequien es la que ha apostado más fuertemente a la expansión fuera de China. Actualmente posee 16 fábricas de alimento animal en el extranjero y planea abrir una decena más por año para producir 2000 millones de pollos, 2000 millones de patos y 10 millones de cerdos por año en total en todo el mundo.
"Nosotros nos centramos en aumentar la productividad. En China cada vez se produce más y mejor en agricultura, pero también queremos que el resto del mundo produzca mejor. Por eso creamos acuerdos de cooperación tecnológica con países que lo requieren, como los de África", dice a LA NACION Kevin Chen, profesor de la sede pequinesa del International Food Policy Research Institute.
Pero no todos son tan optimistas, y muchos dicen que alcanzar la soberanía alimentaria es un desafío que requiere algo más que planeamiento agrícola. "China no podrá tener soberanía alimentaria en la medida en que la apuesta sea crear una clase media al estilo occidental con alto consumo de proteínas animales.
Esto no solamente es imposible para China, sino también para el planeta, que no puede ya soportar el nivel de consumo de recursos que el modelo de desarrollo imperante impone", apunta el argentino Carlos Vicente, de Grain International, una asociación internacional que se ocupa de crear y promover agricultura sustentable.
El aumento de consumo de proteínas en China trajo un cambio en el panorama agrícola mundial. Se necesitan entre 8 y 20 kilos de granos para producir un solo kilo de carne. Al mismo tiempo, al tener un suelo árido, China debe producir su carne industrialmente, lo que perjudica al medio ambiente y aumenta las posibilidades de cría de animales enfermos o contagiados.
"Los países como China, con mayor presión demográfica, son los que más han empujado a crear políticas poco sostenibles. Han sumido al mundo en esta inercia que no puede mantenerse. Hay que entender los límites del sistema", explica el periodista norteamericano Paul Roberts, autor de The End of Food , sobre la política alimentaria mundial.
Soja, la más demandada
China es el principal importador agrícola
- 160%
Aumentó el consumo de soja en China (2000-2011)
Pekín se concentró en la importación de commodities desde que en 2000 se eliminaron las barreras a la importación
Competencia
Los agricultores chinos no pudieron competir con la soja importada, que es casi un 50% más barata - 66
millones de toneladas de soja
Importará China este año, según el Centro Nacional de Información sobre Granos y Aceites
Menos cultivo local
La superficie plantada con soja en China disminuyó un 20% en la última década - 1200
millones de dólares
Pagó el grupo chino Chongqing por tierras en la Argentina y Brasil para cultivar soja, maíz y algodón. Es uno de los productores alimentarios de China que apuestan cada vez más a la expansión fuera del país
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