Conmoción mundial por el atentado supremacista en Nueva Zelanda
La masacre en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch provocó 49 muertos y más de 40 heridos y dejó en shock al país; el ataque, perpetrado por un australiano, fue transmitido en vivo en las redes; el gobierno prometió reformar las leyes sobre armas
CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda.- El brutal atentado que dejó 49 muertos y más de 40 heridos en dos mezquitas de Nueva Zelanda despertó ayer la solidaridad del mundo entero, en un clima de sorpresa y conmoción por la matanza sucedida en un país conocido por sus bajos índices de criminalidad y su tolerancia a las minorías raciales y religiosas.
La masacre reveló asimismo la violencia extremista del supremacismo blanco, al que pertenecía el asesino, y reavivó el debate sobre la responsabilidad de las redes sociales, donde el agresor, el australiano Brenton Tarrant, difundió la matanza en vivo con una cámara que llevaba adherida al cuerpo.
Tarrant, de 28 años, compareció ante la corte de Christchurch solo unas horas después de su sangrienta incursión con fusiles de asalto y otras armas de fuego en dos mezquitas de esa ciudad de 400.000 habitantes, la mayor de la Isla Sur del país, tras la cual fue capturado por la policía.
Esposado y vestido con una túnica blanca de detenido, el exentrenador físico y militante de extrema derecha escuchó impasible los cargos leídos en su contra. No solicitó fianza y permanecerá en prisión hasta su próxima comparecencia ante el tribunal fijada para el 5 de abril. Aún en silencio, rodeado de agentes que lo tenían bajo custodia, Tarrant hizo un gesto con su mano para que lo vieran los medios que representaba el poder blanco.
Los objetivos de los atentados fueron la mezquita de Masjid al-Noor, donde murieron 41 personas, y un templo más pequeño, Linwood Masjid, ubicado en un suburbio a cinco kilómetros del primero y donde fueron asesinados otros siete feligreses. Otra víctima falleció mientras era sometida a una cirugía de urgencia en el hospital de la ciudad, donde fueron llevados los más de 40 heridos de bala, 20 de ellos de gravedad.
Decenas de policías adicionales, investigadores y agentes de inteligencia fueron movilizados a Christchurch luego de que el gobierno elevó el nivel de alerta nacional.
"Está claro que esto solo se puede describir como un ataque terrorista. Por lo que sabemos parece que estaba bien planeado", dijo la primera ministra, Jacinda Ardern, y añadió que fue uno de los "días más oscuros" del país y el peor ataque contra musulmanes en un país occidental. Ardern prometió además la reforma de la legislación de compras de armas de fuego, considerada demasiado laxa y con pocos requisitos.
En el orden internacional, en cambio, el ataque llamó la atención precisamente por haberse perpetrado en uno de los países más seguros, estables y tolerantes del mundo.
"Mis más sinceras condolencias y mis mejores deseos a la gente de Nueva Zelanda tras la horrible masacre en las mezquitas", tuiteó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que sin embargo descartó que los supremacistas blancos fueran una amenaza, sino más bien "un pequeño grupo de personas".
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, envió un telegrama de pésame en nombre del Papa en el que aseguraba que Francisco estaba "profundamente entristecido" por lo ocurrido en Christchurch y en el que expresó su solidaridad a toda Nueva Zelanda, y en especial a la comunidad musulmana.
Odio racial
Desde Angela Merkel en Alemania hasta Emmanuel Macron en Francia y Theresa May en Gran Bretaña, los líderes europeos denunciaron el "odio racial" y "toda forma de extremismo". Francia y Gran Bretaña, dos países con una importante comunidad musulmana, reforzaron rápidamente la seguridad en sus mezquitas y otros lugares de culto.
La mayoría de los gobernantes de los países de Medio Oriente y Asia, por su parte, repudiaron el atentado y lo atribuyeron a una creciente islamofobia mundial. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pidió a la comunidad internacional que actúe contra la "peligrosa tendencia" en la que se están convirtiendo los ataques a musulmanes en las sociedades occidentales por xenófobos e islamófobos de extrema derecha.
Antes de pasar a la acción, Tarrant, que se presentó como un blanco de clase obrera con pocos recursos, publicó en Twitter un manifiesto racista de 74 páginas titulado El gran reemplazo. El nombre del manifiesto aludía a una teoría originada en Francia, y que gana terreno en círculos de ultraderecha, según la cual los "pueblos europeos" son "reemplazados" por poblaciones no europeas inmigrantes.
El documento detalla dos años de creciente fanatismo de Tarrant y afirma que los momentos claves de su radicalización fueron el fracaso de la ultraderechista Marine Le Pen, en las elecciones francesas de 2017, y la muerte de la pequeña Ebba Ãkerlund, de 11 años, en un atentado de abril de ese año en Estocolmo.
Además del peligro del supremacismo blanco que reveló Tarrant, cuyo ataque fue una muestra del potencial explosivo de esa ideología racista, el atentado dio nuevo aire al debate sobre el rol de las redes en la difusión de imágenes de odio y violencia. Tras la matanza de Christchurch, la policía neozelandesa pidió a la población en un mensaje de Twitter que no compartieran las imágenes "extremadamente angustiosas" de las matanzas que el asesino transmitió en vivo y que se vieron repetidamente en las redes y los sitios web de algunos medios.
Aunque Facebook afirmó haber retirado "rápidamente" el video del hombre armado disparando en las mezquitas, la secuencia de 17 minutos que Tarrant transmitió en vivo en esa plataforma fue compartida repetidamente en YouTube y Twitter, entre otras redes, y algunas tomas seguían viéndose horas después.
Las imágenes eran similares a las de los videojuegos del tipo "shooters", donde en la pantalla aparecen los cañones de las armas e innumerables víctimas cayendo.
Relatos del horror
Sobrevivientes contaron cómo fue el ataque
Nour Tavis
"Oímos gritos, todos entraron en pánico. Hubo disparos y disparos y disparos, la gente corría y, de repente, los vimos caer. [Saltar por una ventana] era la única forma de escapar. Había gente que se desangraba hasta morir. Fue terrible. Yo pensé: ?¿Cómo hago para salir de acá?'"
Mahdi Zougub
"Pude ver cadáveres. Ahora solo estamos esperando escuchar a nuestros familiares. Solo queremos entrar [al hospital] y encontrarlos"
Mahmood Nazeer
"Salí por una puerta secundaria y me escondí debajo de uno de los autos. Vi a un hombre que cambiaba un arma y tomaba otra donde había estacionado su vehículo, en la avenida junto a la mezquita"
Ranzan Ali
"Estaba allí y pensaba: ?Si me levanto, me matará'. Pero la sangre me salpicó. Y pensé: ?Dios mío, ¿qué me está pasando ahora? ¿Por cuánto tiempo estaré vivo?'"
Len Peneha
"Vi muertos por todos lados. Había tres en el pasillo, y otros en la puerta de entrada y dentro de la mezquita. Fue algo increíble"
Agencias AP, AFP, ANSA y Reuters
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