Joseph Zen: "Rezo para que esto no se convierta en un nuevo Tiananmen"
El arzobispo emérito de Hong Kong participa de las marchas por más democracia, pero teme que haya violencia de agentes infiltrados
Aunque tiene 82 años, la voz en el teléfono del cardenal Joseph Zen Ze-kiun, arzobispo emérito de Hong Kong, suena de lo más combativa. Su edad no le impidió participar activamente en los últimos días en las protestas en favor de la democracia que sacuden su ciudad. Más allá de la adrenalina, el cardenal no oculta su inmensa preocupación.
"Nunca pasó algo así en Hong Kong y estoy rezando para que esto no se convierta en un nuevo Tiananmen", dijo Zen a la nacion. Nacido en Shanghai y famoso por su actitud desafiante hacia Pekín, el purpurado habló desde la residencia salesiana donde vive, a la que regresó para tomarse unas horas de descanso. Pero afirmó que seguirá protestando en la calle junto a los miles de jóvenes que ocupan diversas áreas de la ciudad hasta que renuncie el gobernador de Hong Kong, Leung Chun-ying.
"Si él renuncia podrá abrirse un diálogo. Quizá Pekín puede mandar a alguien capaz de escuchar a los líderes de la protesta en favor de la democracia", dijo Zen.
-¿Cómo ve la situación?
-Estoy muy preocupado. La situación es muy peligrosa y estoy rezando para que esto no se convierta en un nuevo Tiananmen. Las autoridades celebraron hoy [por ayer] el Día Nacional de China, pero parecen no darse cuenta de la seriedad de la situación. Las autoridades de Pekín no parecen darse cuenta de lo que está pasando.
-¿Cuál es el sentimiento generalizado en Hong Kong?
-Todo el mundo está muy enojado con las autoridades, pero protesta en forma pacífica: por ejemplo, durante la ceremonia de la bandera [de ayer], los jóvenes le dieron la espalda al estandarte. Los jóvenes que protestan lo hacen en forma pacífica, no quieren violencia, quieren demostrar pacíficamente lo que sienten. Están esperando desde el gobierno una respuesta, una respuesta sabia, que tarda en llegar. Pero debemos mantenernos unidos, pacíficos y no violentos.
-¿Por qué cree que la situación puede degenerar en un nuevo Tiananmen?
-Creo que las cosas pueden irse de las manos porque temo que pueda haber agentes provocadores infiltrados en la protesta...
-¿Agentes provocadores?
-Sí. Esta mañana los organizadores encontraron ladrillos y barras de acero dentro del área que están ocupando. ¿Quién puso todo eso ahí?
-¿Qué piensa de la actitud de la policía?
-Esta inédita movilización fue bautizada "la revuelta de los paraguas" porque los jóvenes empezaron a usarlos para defenderse de los gases lacrimógenos y de los gases pimienta. Pienso que las autoridades cometieron un error gigantesco al actuar de esa forma tan violenta: perdieron la dignidad y perdieron el respeto de la gente. Por otro lado, hicieron crecer la manifestación de protesta, ya que muchos siguen sumándose, cosa que seguirá mañana, que también es feriado por la Fiesta Nacional.
-¿Usted fue testigo de los choques con la policía?
-Sí, yo estaba, con otros líderes, frente al Palacio Legislativo. En un momento pensé que nos iban a arrestar, pero había muchísimos periodistas independientes. Y, de repente, como toda la zona empezó a llenarse de personas, la policía comenzó a disparar gases lacrimógenos y gases pimienta y la única protección eran los paraguas.
-¿La protesta certifica el fracaso de la solución "un país, dos sistemas" que se había implementado cuando Hong Kong, colonia británica, fue devuelta a la República Popular China, en 1997?
-Sí. Protestamos porque queremos que Pekín y el gobierno de Hong Kong mantengan la promesa que habían hecho entonces de que iban a permitir elecciones libres a los 7,1 millones de personas que vivimos aquí. Las autoridades habían prometido que iban a hacer una amplia consulta antes de decidir qué hacer en las elecciones de 2017, pero ignoraron totalmente nuestra propuesta en favor de un referéndum. Y decidieron poner en marcha un plan que controla totalmente quiénes pueden ser los candidatos para las elecciones para primer ministro. Por eso los estudiantes se sintieron traicionados, engañados por esta democracia "falsa", y Occupy Central y otros movimientos espontáneos, a los cuales se les van sumando otros, tomaron pacíficamente parte de la ciudad.
-Usted, como sacerdote católico, ¿qué papel tiene?
-Cuando la policía comenzó a maltratar a los estudiantes, les recordé que son como sus hermanos y hermanas. Por otro lado, hablé en diversas reuniones de estudiantes que la semana pasada habían decidido boicotear las clases. A todos les recuerdo las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia, que habla del derecho a la desobediencia civil y del derecho a la resistencia pacífica. Les pido a todos que recen por Hong Kong, porque puede pasar cualquier cosa.
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