Coronavirus: por qué pese a la falta de pruebas definitivas muchos países apelan a las vacunas de Rusia y China
WASHINGTON.- En la carrera para vacunar a todo el mundo, China y Rusia parecen encaminadas a convertirse en jugadores internacionales de peso, mientras muchos países compran dosis de sus vacunas y avanzan con su aprobación, incluso antes de la publicación de resultados cruciales de los ensayos clínicos.
Aunque al principio los intentos de ambos países para desarrollar una vacuna fueron vistos con escepticismo, la lista de países dispuestos a trabajar con Pekín y Moscú para frenar la propagación letal del virus no deja de crecer.
En gran parte, eso responde a la escasez: los países ricos se abalanzaron para obtener la mayor cantidad posible de dosis de las prometedoras vacunas de los laboratorios estadounidenses Moderna y Pfizer, que trabajan con la alemana BioNTech. Además, la iniciativa multilateral para distribuir las dosis de manera equitativa avanza muy lentamente. Así que para algunos países, China y Rusia son la única opción disponible.
Pero el interés de esos países también refleja la creciente sensación de que las vacunas de China y Rusia son científicamente prometedoras y que podrían ayudar a terminar con la pandemia, a pesar de los cuestionamientos que aún persisten en torno a su seguridad y a la transparencia de los datos.
"La idea de que los rusos y los chinos no son tan buenos como nosotros en este aspecto es lisa y llanamente nacionalismo vacunal", dice Naor Bar-Zeev, epidemiólogo y profesor en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins. "No hay razones para pensar que esas vacunas no van a funcionar", agrega. "Pero todavía no vimos la Fase 3."
Sin embargo, hay opiniones encontradas sobre las vacunas de China y Rusia. Hun Sen, primer ministro de Camboya, dijo que su país no encargará la vacuna desarrollada por la empresa china Sinovac, porque no ha sido certificada por un órgano de alcance global. "Camboya no es un tacho de basura… y tampoco un lugar para probar una vacuna", dijo.
Pero los cuestionamientos a las candidatas de China y Rusia no impidieron que otros países avanzaran con acuerdos, aprobaciones y vacunaciones.Los Emiratos Árabes Unidos aprobaron la vacuna de la empresa china Sinopharm, y afirmaron que es 86% efectiva, sin ofrecer muchos detalles. Baréin siguió rápidamente los mismos pasos.
San Pablo, el estado más poblado de Brasil, planea utilizar la vacuna de la china Sinovac como parte de una campaña de vacunación que el gobernador espera que sea obligatoria.
Los desarrolladores de la vacuna rusa Sputnik V compartirán información científica con el gigante farmacéutico anglo-sueco AstraZeneca para explorar posibles avances contra el coronavirus, informaron ambas empresas la semana pasada.
Inicialmente, Turquía manifestó dudas sobre la vacuna de Rusia, pero se desdijo rápidamente de sus objeciones. Y la Argentina anunció que empezará a administrar la Sputnik V este de fin de año. Todas estas decisiones de último momento se toman sin datos completos de los ensayos clínicos, que tampoco fueron revisados por otros científicos.
"Todo depende de los resultados de la Fase 3", dice Jennifer Huang Bouey, investigadora de la Rand Corp sobre cuestiones de salud global. "Todavía no hemos visto nada."
De Bali a Brasil
China hizo una apuesta audaz para mejorar sus credenciales científicas y extender su alcance global, llevando adelante una verdadera diplomacia de la vacuna y combinando la lucha contra la pandemia con otros esfuerzos para expandir su influencia política y económica.
El país tiene cinco vacunas candidatas en la etapa final de los ensayos, que fueron realizados en regiones de importancia estratégica para Pekín. Los testeos se están realizando en más de una docena de países, incluidos Pakistán, Turquía, Egipto, Arabia Saudita, Indonesia y Brasil. México dijo que espera cerrar un contrato con la china CanSino para que le provea vacunas antes de fin de mes.
El gobierno de Pekín fue cuestionado por científicos y funcionarios por lanzar las vacunas antes de completar los ensayos clínicos. En noviembre, Sinopharm dijo que había solicitado la aprobación final ante los reguladores de China.
La vacuna de Sinovac generó divisiones políticas en países como Brasil, donde el gobernador de San Pablo, João Doria, manifestó su apoyo a la vacuna y dijo que era la más segura de las opciones. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, un escéptico del coronavirus y asiduo crítico de China, se opone a los planes de Doria. Esta semana, el gobernador de un estado dijo que Brasil planea adquirir 46 millones de dosis de Sinovac.
La decisión de China de realizar los ensayos de Fase 3 en todo el mundo ayudó a generar confianza en sus vacunas, ya que los gobiernos extranjeros pueden supervisar y observar los ensayos por sí mismos.
Estos ensayos "en el terreno" fueron especialmente provechosos debido al enrevesado historial de la industria de vacunas en China. Sinopharm tuvo escándalos por la calidad de sus vacunas en el pasado, mientras que el CEO de Sinovac admitió ante la Justicia haber sobornado al ente regulador de medicamentos chino, aunque el hecho es previo a la pandemia.
A pesar de los escándalos de corrupción y de calidad, la industria china de vacunas ha avanzado enormemente a lo largo de los años, en parte gracias a transferencias de tecnología de empresas extranjeras y a los científicos que regresan a China luego de haber trabajado y estudiado en el exterior.
La experiencia de la epidemia de SARS 2002-2004, que se concentró mayormente en China, también reveló la urgencia de desarrollar vacunas dentro del país.
Menospreciar a China y Rusia "es un error"
"Parte del escepticismo por las vacunas de Rusia y China puede ser justificado, pero menospreciar automáticamente esas vacunas y calificarlas de ineficaces o poco seguras es un error", dice Stephen Evans, profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. "Son países que tienen muchos y muy buenos científicos, y cuentan con experiencia en vacunas e inmunología."
Evans dice que al publicar "la secuencia genética" a comienzos de la pandemia, China también contribuyó a impulsar el inédito esfuerzo global en busca de la vacuna, y señala que la gran incógnita es saber cómo son los ensayos. "No tenemos constancia de que los ensayos sean flojos, pero el escepticismo responde al desconocimiento de los procesos de monitoreo".
Los envíos de la vacuna de Sinovac ya llegaron a Brasil e Indonesia, aumentando la presión sobre los reguladores de esos países que deben aprobar su uso.
El 11 de diciembre, en lo que resultó ser un respaldo para Rusia, AstraZeneca dijo que pronto empezaría a trabajar con el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, desarrollador de la vacuna Sputnik V, para intentar combinar componentes de ambas vacunas, basadas en el virus del resfrío común.
Los desarrolladores de la Sputnik V también ofrecieron compartir la vacuna con la francesa Sanofi y la británica GSK. La propuesta ocurrió luego de que Sanofi y GSK anunciaran que su vacuna se demoraría hasta fines del año próximo porque los resultados de los ensayos en las fases 1 y 2 dieron una baja respuesta inmune en adultos mayores.
Según las últimas informaciones emitidas por el Fondo de Inversiones Directas de Rusia, la eficacia de la Sputnik V para prevenir el contagio es del 91,4%, y quienes contraen el virus luego de ser vacunados no padecerían un "caso severo". Hasta ahora, unas 20.000 personas han recibido ambas dosis de la vacuna en Fase 3 de los ensayos.
Denis Logunov, subdirector del centro Gamaleya, que desarrolló la vacuna Sputnik V, dijo que existen cuestionamientos éticos respecto de seguir aceptando voluntarios en los ensayos en curso, ya que el 25% de los participantes recibiría el placebo en un momento en que ya existe una vacuna eficaz disponible. En cuanto al futuro de los ensayos, se están llevando a cabo reuniones con el Ministerio de Salud y otros organismos.
Mikhail Mishustin, primer ministro ruso, dijo que esperaban una "demanda explosiva" desde el exterior. Para el profesor Bar-Zeevm, los países que quieran exportar masivamente sus vacunas tal vez deban "precalificarlas" a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que podría disipar algunas dudas en relación a su seguridad y eficacia.
"De esa forma, la vacuna será revisada como se revisan todos los productos", dice Bar-Zeev, "y tendrá que aprobar esa revisión para que la OMS avale su uso generalizado".
The Washington Post
(Traducción de Jaime Arrambide)
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