Sin luz, agua potable ni comunicaciones, la crisis en la isla se torna desesperante
Más de la mitad de la población no tiene servicios y no hay esperanzas de una rápida recuperación
SAN JUAN.- La situación en Puerto Rico se agravaba ayer tras el devastador paso del huracán María, que dejó a más de la mitad de la población sin servicio eléctrico ni agua corriente, y el 91% de la red telefónica móvil fuera de servicio.
Con la empresa pública de energía Prepa en bancarrota, los técnicos prevén que buena parte de los 3,4 millones de puertoriqueños podrían pasar un largo tiempo a oscuras antes de que se restablezca un servicio, que ya recibía fuertes críticas por los habituales cortes de luz y por cobrar una de las tarifas más altas de Estados Unidos.
María golpeó la semana pasada el Estado Libre Asociado a Estados Unidos como un huracán extremadamente peligroso de categoría 4, con vientos de 249 kilómetros por hora y enormes marejadas, que dejaron por lo menos 16 muertos.
Por toda la isla podían verse postes y cables de electricidad derribados en medio de las rutas convertidas en verdaderas pistas de obstáculos, donde los autos intentaban avanzar en medio de tendidos desparramados y otros restos.
A diferencia del impacto del huracán Irma en el estado de Florida hace unas semanas, donde decenas de miles de trabajadores de empresas de energía acudieron después del paso del ciclón, las autoridades de Puerto Rico recién están en una etapa preliminar de evaluación de daños y de los costos que tendrá el restablecimiento de la red eléctrica.
El proceso también es difícil por los vuelos restringidos a la isla y debido a que las agencias federales estadounidenses concentraron hasta ahora sus esfuerzos en salvar vidas y garantizar sólo la energía eléctrica de la infraestructura pública crucial, como los hospitales.
La Asociación Americana de Energía Pública (APPA, por sus siglas en inglés) dijo anteayer que primero era necesario terminar la evaluación sobre los daños y luego pedir a las empresas de energía que envíen trabajadores y equipos. La Autoridad de Electricidad de Nueva York envió a decenas de empleados y drones el viernes.
"Hay mucha logística para coordinar", dijo Mike Hyland, vicepresidente de los servicios de ingeniería. "Necesitamos saber dónde se alojarán los empleados y si podemos garantizar su buena salud y seguridad", sostuvo.
Evaluaciones preliminares sugieren que el 55% de los cables de transmisión eléctrica de la isla quedaron destruidos.
Otro de los problemas que enfrenta Puerto Rico es la escasez de combustible, tanto para el transporte como para los numerosos equipos generadores de electricidad. Sólo está operando cerca de un 30% de los puestos de combustible y se reportaban largas filas.
Comercios cerrados
Ante la falta de servicio eléctrico y agua corriente, y la escasez de combustible, la mayoría de los comercios y restaurantes continuaban cerrados. Y las pocas tiendas que abrieron sus puertas tenían largas filas y muchos estantes vacíos en el interior donde antes había leche, carne y otros productos perecederos. No hay ni rastros de agua potable.
Mercedes Caro sacudía la cabeza con frustración al salir del SuperMax en el barrio de Condado de San Juan con una barra de pan blanco, queso y bananas.
"No hay agua y prácticamente no hay comida -comentó-. Ni siquiera fideos."
Algunos compradores decepcionados también eran muy conscientes de que hay otros en la isla en peor situación. Caro empezó a llorar al hablar de sus cuatro nietos en Rincón, una localidad occidental que prácticamente sigue sin entregas de ayuda ni contacto con el mundo exterior. "No saber es muy duro", dijo, antes de girar para irse caminando.
María Pérez esperaba ante un supermercado Pueblo en una zona cercana de San Juan para comprar café, azúcar y quizás algo de carne para preparar en una cocina de gas que tiene suficiente propano para una semana más.
"Estamos en crisis -dijo-. Puerto Rico está destruido."
La guardia costera despejó puertos para volver a aceptar barcos, lo que permitiría que los negocios reciban suministros nuevamente, según indicaron el gobernador, Ricardo Roselló, y otros funcionarios puertorriqueños. Pero la situación sigue estando lejos de lo normal.
"Hay muchas casas sin techo, muchos árboles caídos, los postes de luz en el suelo", contaba Ángel Marcano, un trabajador social de 45 años de la barriada popular de La Perla, donde el video del furor mundial "Despacito", interpretada por el cantante puertorriqueño Luis Fonsi, fue filmado.
"Yo me asusté y me angustié, pero ya se me pasaron los nervios y ahora hay que arremangarse y trabajar para poner en marcha la isla", afirmó.
Agencias AP y Reuters
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