Sin límites a la hora de evitar la "revolución"
Matones y milicias están a la orden para mantener a raya a las voces liberales
MOSCÚ (De una enviada especial).- La duda no es saber quién apretó el gatillo, ni siquiera quién ordenó el asesinato del líder opositor Boris Nemtsov. La única incógnita -crucial para el futuro de Rusia- reside en determinar si todos los resortes del poder que Vladimir Putin construyó pacientemente están bajo control o si existen grupos paramilitares desbocados.
Muchos analistas creen que esa ejecución, a escasos metros de las murallas del Kremlin, en un área bajo el control estricto de la policía y del Servicio Federal de Seguridad (FSN), heredero de la KGB, marca la extensión del círculo de violencia política utilizado desde hace un año en Ucrania al interior de las fronteras rusas.
"La agresión rusa en el exterior y en casa están íntimamente conectadas", afirma el analista político Iván Nechepurenko.
"La propaganda oficial presentó la revolución ucraniana como un «golpe fascista» y los medios estatales llamaron a los patriotas a «combatir» a los «opositores fascistas» dentro de nuestras propias fronteras. Todos los liberales prooccidentales fueron calificados de traidores, y Nemtsov estaba entre ellos", agrega.
Una semana antes del asesinato, una marcha organizada en Moscú contra Maidan -por el nombre de la plaza que centró la revolución ucraniana- fue el punto culminante de esa campaña de odio e intolerancia. Entre sus organizadores se hallaban bandas de matones enviados por Ramzan Kadyrov, el jefe de guerra instalado por Putin en Chechenia para mantener ese territorio separatista bajo su control. Las banderas que blandían rezaban: "Putin y Kadyrov impedirán un nuevo Maidan en Rusia".
Ésos no fueron los únicos. Entre otros, también estaban presentes los "lobos nocturnos", liderados por un motociclista de 52 años, ultranacionalista y ortodoxo, considerado el ángel guardián de Putin. Alexander Zaldostanov, alias "el Cirujano", se declara investido de una misión divina: ayudar al líder del Kremlin a reunificar Ucrania, Bielorrusia y Rusia, y salvar al mundo de la inmoralidad occidental.
Ninguno de esos grupos son simples aficionados nacidos de espontáneas ambiciones nacionalistas. Son organizaciones pensadas, organizadas y financiadas por el régimen ruso.
La milicia privada de Kadyrov está constituida por unos 15.000 hombres perfectamente armados que, pocos meses atrás, prestaron públicamente juramento de fidelidad al líder del Kremlin. Zaldostanov tiene el ingreso prohibido a Europa y Estados Unidos por las exacciones cometidas durante la sublevación prorrusa en la península de Crimea, con la bendición de su amigo y protector, el presidente Putin.
Es verdad, nadie cree en Rusia que el líder del Kremlin ordenó personalmente la ejecución de Nemtsov, pero todos saben que no hay nada peor que un fanático al servicio del poder.