Sin la policía de Egipto, el descontrol y el contrabando se apoderaron del Sinaí
Las fuerzas de seguridad desaparecieron tras la "primavera árabe"; la zona es tierra de nadie
RAFAH, Egipto.- El estacionamiento de autos del contrabandista está tan abiertamente en evidencia que resulta difícil creer que esa actividad es, en realidad, ilegal. Los autos son conducidos desde el caos de Libia hasta este pequeño tramo de arena entre las higueras, en el norte del desierto del Sinaí, donde los palestinos pueden elegir el modelo y regatear el precio. Después esperan en Gaza la entrega que se hace a través de túneles que serpentean por debajo de la frontera.
La policía prácticamente ha desaparecido del norte de Sinaí desde la revolución egipcia. Por allí, entraron los terroristas que lanzaron la ola de atentados en el sur de Israel anteayer y allí también el negocio del contrabando ha crecido de manera tan exponencial que Hamas, el grupo militante que controla Gaza, decidió recientemente limitar la importación de autos a 30 por semana por miedo a causar polución y congestiones de tránsito en el estrecho enclave del Mediterráneo, según dicen los contrabandistas.
Aunque la vigencia de la ley y el control policial se restablecieron en Egipto a casi seis meses del derrocamiento del presidente Hosni Mubarak, todavía no hay signos de presencia policial en el norte de Sinaí, una región dominada por los beduinos que bordea la frontera con Israel, y que desde hace mucho tiempo ha sido un centro de actividades delictivas.
Mubarak la consideraba virtualmente territorio enemigo, y la había llenado de agentes de la policía mientras procuraba contribuir con el bloqueo israelí impuesto a Gaza.
El retiro de sus fuerzas de seguridad no sólo desencadenó una época de bonanza para el contrabando sino también una reacción más violenta contra su política hacia Israel.
En ningún otro ámbito resulta más evidente la violación de la ley que en el negocio de los autos. En efecto, la descontrolada frontera con Libia, situada a más de 960 kilómetros, proporcionó otra inesperada fuente de prosperidad a la "primavera árabe".
Hasta que Hamas empezó a reducir el flujo de autos el mes pasado, entraban 250 autos semanales a través de los túneles. Los contrabandistas dijeron que hicieron jugosas ganancias con los autos que compraron en Libia. Uno afirmó que podría comprar un auto libio por 22.000 dólares y venderlo en Gaza por 30.000.
Los contrabandistas dicen que les pagan alrededor de 6000 dólares a Hamas y al propietario del túnel y, después de otros cuantos sobornos, habitualmente ganan entre 2000 y 2500 dólares por auto vendido.
Aunque el desempleo es elevado en Gaza, también hay muchos funcionarios del gobierno palestino que son asalariados, pequeños comerciantes dedicados al mercado negro en condiciones de comprar un auto.
El gobierno de Mubarak practicaba una incongruente combinación de tolerancia tácita del contrabando, combinada con caprichosas medidas a medias para eliminar la actividad, como un juicio ocasional.
Había docenas de controles policiales en la zona de la frontera, donde, según los contrabandistas, deben pagar cuantiosos sobornos para poder pasar sus productos. Pero de las más de 250 personas sentenciadas a cumplir largas condenas en la cárcel, la mayoría ni siquiera fueron arrestadas, sino que fueron sentenciadas en ausencia.
En una entrevista, el gobernador de la región, Abdul-Wahab Mabrouk, dijo que el gobierno estaba aboliendo muchas de esas condenas en ausencia "para facilitar la presencia de la policía". Insistió en que el gobierno estaba restableciendo las fuerzas del orden, y dijo que esperaba que eso contribuyera a recobrar la estabilidad. Hasta el momento, sin embargo, no hay ningún indicio de que se restablezca la presencia policial.
La falta de sanción también transformó el negocio del contrabando, que ya estaba evolucionando durante el año pasado. Durante años, los contrabandistas solían transportar alimentos y una variedad de otros productos básicos a través de los túneles, hasta que Israel empezó a distender su bloqueo en enero, como respuesta a las protestas internacionales causadas por su ataque contra una flotilla turca que intentaba romper el embargo impuesto a Gaza.
Después de eso, los contrabandistas se dedicaron a pasar materiales de construcción, hasta que se produjo la revuelta en Libia, que también relajó los controles en la frontera con Egipto.
En el pasado, según dijeron los contrabandistas, los autos de contrabando, relativamente pocos, eran importados hasta la ciudad egipcia de Port Said. Pero desde que estalló la insurrección en la ciudad libia de Benghazi, en el Este, es más barato pasar autos desde Libia. Cada libio está autorizado a conducir uno y cruzar la frontera, de manera que los contrabandistas egipcios dicen que le pagan alrededor de 200 dólares a un libio por conducir un auto hasta Egipto.
Traducción de Mirta Rosenberg
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