"Sin la ayuda del Papa y de sus enviados no hubiéramos podido llegar hasta acá"
Juan Carlos Cruz, una de las víctimas, destacó el giro que hubo tras la visita a Chile de Francisco
ROMA.- La voz en el teléfono de Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de abusos sexuales más conocidas del exsacerdote pedófilo chileno Fernando Karadima se quiebra cuando se le pregunta cómo se siente tras el fallo que ordenó a la Iglesia chilena el pago de una indemnización.
"Los tres denunciantes estamos emocionados porque el fallo acusa a la jerarquía de la Iglesia de Santiago de habernos difamado y nadie nunca había admitido eso. Esto es histórico, no se ha hecho nunca en Chile y esto le abre la puerta a que haya un precedente para que las víctimas tengan un camino, que sepan que aunque no tengan un peso o no puedan contratar a un abogado, hay una forma de recibir Justicia", señala Cruz, en diálogo telefónico con LA NACION desde Filadelfia, Estados Unidos, donde vive.
-¿Incidió en el fallo el giro que se dio luego del viaje del papa Francisco a Chile, cuando reconoció que estaba mal informado y decidió enviar en misión especial al arzobispo Charles Scicluna, máximo experto en pedofilia?
-No me cabe duda de que el horror que descubrieron en Chile monseñor Scicluna y su ayudante, Jordi Bertomeu y el apoyo del Papa ha contribuido en todo esto. Scicluna y especialmente Bertomeu y el Papa, para mí han sido los que han ayudado a dar vuelta todo esto.
-¿Cree que este fallo no hubiera sido posible sin su intervención?
-Uno no puede conjeturar, pero por cómo son en Chile y cómo el cardenal [Francisco] Errázuriz y el cardenal [Ricardo] Ezzati tenían tanto poder y la Iglesia tiene tanto poder de acallar jueces, yo no sé si, sin la ayuda del Papa, de Bertomeu y Scicluna hubiéramos podido llegar adonde llegamos.
-¿Qué le parece el monto de la indemnización, equivalente a 150.000 dólares?
-Para mí es lo menos importante. Yo tengo mi trabajo, me he gastado una plata que no te digo en psicólogos, psiquiatras, viajes a Chile a declarar, en horror y en sufrimiento. Pero para mí lo importante es que esto sienta precedente y otras personas van a poder finalmente obtener justicia gracias a que nosotros no claudicamos.
-¿Cómo se siente ahora?
-Emocionado y con ganas de llorar. Pero es una emoción que me hace sentir contento porque es cuando tienes una causa y peleas tanto que te vapulean, te insultan y te dicen mentiroso... El hecho de que ahora se reconozca que el cardenal Errázuriz me difamaba y el cardenal Ezzati, también y que hacían que otros miembros de la Iglesia nos difamaran y trabajaran contra nosotros, que se reconozca, es muy importante. Y también porque se lo han hecho a muchísima gente y esta cultura de abuso y de encubrimiento, como dice el Papa, tiene que terminar.
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