Siete días de tumulto y un futuro incierto en la interna de la Casa Blanca
Trump buscó minimizar en un comienzo las denuncias y el resto de la semana desoyó a sus asesores para guiarse por su instinto
WASHINGTON.- La semana pasada, cuando trascendió que un informante oficial hizo una denuncia por una conversación telefónica entre el presidente norteamericano Donald Trump y su par ucraniano, Volodimir Zelenski, Trump pareció totalmente impertérrito.
Pero muchos de sus altos asesores no se mostraron tan confiados sobre las repercusiones que podría tener el hecho, y en la Casa Blanca se desató un debate interno.
Algunos funcionarios del Departamento de Justicia -como el fiscal general William Barr- y abogados del presidente lo instaron a publicar la transcripción completa de las llamadas antes de emprender viaje a Nueva York el domingo para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas de esta semana. Pero otros, como el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, alzaron la voz para oponerse a darle relevancia al asunto, así que Trump aplazó la decisión.
Mientras tanto, la Casa Blanca comenzó a recibir presiones de los legisladores republicanos que decían que la posición del gobierno era insostenible y que el presidente debía publicar algo para terminar con los rumores.
El martes a la mañana, Trump por fin decidió publicar algunas notas de su llamada y compartió la noticia esa tarde en Twitter, cuando aseguró que la reacción frente al episodio de la llamada "muy amistosa" no era "más que una continuación de la caza de brujas más grande y más destructiva de todos los tiempos".
El miércoles a la mañana, un día después de que los demócratas de la Cámara de Representantes abrieran una investigación formal por juicio político contra el presidente, la Casa Blanca se decidió a publicar la transcripción de la llamada.
"Para él no había nada malo en la conversación que mantuvo con un líder extranjero", dice Mark Meadows, representante republicano por Carolina del Norte y aliado del presidente, en referencia a la llamada en la que Trump le ofreció a su par ucraniano ayuda del Departamento de Justicia para investigar al exvicepresidente Joe Biden, un adversario político.
El desorden con que el gobierno manejó las repercusiones de la denuncia del informante podría dar una idea de lo que vendrá en la batalla del juicio político, con una Casa Blanca haciendo malabares para responder por un presidente inestable y frustrado, que ningunea cada vez más a sus asesores y toma decisiones basándose solamente en su intuición.
Christopher Ruddy, amigo de Trump y director ejecutivo del sitio web conservador Newsmax, dijo que los asesores del presidente parecen subestimar los peligros de los procedimientos de juicios políticos.
Ruddy sostiene que Trump podría ganar la reelección por sus resultados económicos y su eliminación de regulaciones, pero que una investigación por juicio político podría perturbar gravemente a su electorado.
"Aunque la gente crea que no se justifica remover a Trump, tal vez sienta que hay demasiado desequilibrio, demasiada controversia, y que es mejor tener a alguien más predecible", dice Ruddy. "A los votantes pendulares puede gustarles la agenda reformista de Trump, pero seguramente no les gusta la controversia".
Divisiones internas
A su vez, los mensajes frenéticos de la Casa Blanca no hicieron más que aumentar las divisiones internas y socavar la postura del "acá no ha pasado nada" de la administración.
El domingo pasado, Mnuchin y Pompeo, por ejemplo, aparecieron en programas de televisión diciendo que no era apropiado publicar conversaciones entre líderes mundiales. Pero justo en ese mismo momento, el presidente los desautorizaba al confirmar detalles de la llamada con su par ucraniano y prometer que publicaría la transcripción.
Y durante la conferencia de prensa de anteayer en Nueva York, Trump incluyó también al vicepresidente Mike Pence en la controversia al instar a los periodistas reunidos a pedir "las conversaciones del vicepresidente Pence, porque él también mantuvo un par de conversaciones".
"Fueron perfectas", agregó Trump.
Mientras tanto, la moral dentro de la Casa Blanca está bastante baja. Existe el sentimiento creciente de que esta nueva controversia tendrá reminiscencias de la investigación de Mueller, y podría consumir toda la energía oficial para los próximos meses y frustrar las esperanzas de avanzar con la agenda legislativa de Trump, por más modesta que sea.
Con un presidente que prefiere hacer de su propio asesor, es difícil atraer a nuevos talentos a la Casa Blanca, dicen varios altos funcionarios de la administración. Y ahora se corre el riesgo de que parte del personal directamente se vaya, para evitar los eventuales problemas de los procedimientos de juicio político.
Los republicanos ya tienen que enfrentar situaciones incómodas. El líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, de California, uno de los republicanos que viajó a la Casa Blanca anteayer por la mañana para recibir un anticipo de la transcripción, sorprendió hasta a sus propios colegas cuando proclamó en una conferencia de prensa posterior que "nadie leyó la transcripción".
Un vocero luego intentó arreglar las cosas y aclaró que en realidad se refería a la demócrata Nancy Pelosi, quien habría ordenado la apertura de investigaciones por juicio político sin siquiera leer la conversación de los mandatarios.
Trump tiene varios desafíos por delante en los próximos días. Un alto funcionario de la Casa Blanca dijo anteayer que la denuncia del informante oficial probablemente sería publicada durante esta semana.
Traducción de Jaime Arrambide
Ashley Parker, Josh Dawsey y Philip Rucker
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