Sensaciones encontradas tras la votación en el Senado
En San Pablo quedó expuesta la división que generó el apartamiento de Dilma del poder
SAN PABLO.- Luciana Toledo tiene 39 años y es médica, vive en Itaim y contó que se despertó sobresaltada por el ruido de una bomba de estruendo en un edificio vecino del suyo. "Escuché un ruido como de una bomba, eran las 6.30 de la mañana, cuando logré sobreponerme, el mismo ruido volvió a retumbar en todo el cuarto. Era otra bomba, estaban festejando que Dilma había sido suspendida", contó a LA NACION.
Salvo por algunos barrios nobles de San Pablo, como Itaim e Higienópolis, donde hubo fuegos artificiales y bombas de estruendo durante las primeras horas de la mañana de ayer, cuando la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff ya era un hecho consumado y faltaban pocas horas para la asunción del vicepresidente Michel Temer, el resto de la ciudad amaneció tranquilo.
A simple vista, los habitantes de esta ciudad de más de 11 millones de habitantes desarrollaron sus actividades durante el día como si fuera uno más. Pero la noticia de que Dilma fue suspendida de su cargo por 180 días generó diversos sentimientos.
Los que habían perdido la esperanza en el país, tienen ahora las ilusiones renovadas, y aquellos que pensaban que Dilma iba a poder resistir tienen dudas sobre el futuro de la presidenta suspendida y de Brasil.
"El resultado de la votación ya lo esperaba y ahora la situación es muy confusa, no podemos permitir en esta democracia un gobierno como el de Temer, que no fue elegido por el pueblo, pero creo que vamos a tener que acostumbrarnos a la idea de los ajustes y del retroceso", explicó la estudiante Brenda Amaral (22).
Simone Maria dos Santos (38) contó que cuando prendió la televisión y se enteró de la noticia, se sintió feliz. "En este momento de crisis, sacar del poder al PT es algo bueno y espero que la presidenta no vuelva. No vamos a mejorar de un día para el otro pero este cambio nos da esperanza", dijo a la nacion, parada en la puerta del negocio donde es cajera, cerca de la plaza República.
Volviendo al trabajo después del almuerzo, mientras caminaba por la céntrica plaza República, Marco Antonio Forte (55), que trabaja como coordinador en una empresa, comentó que a partir de ahora está convencido de que las cosas van a cambiar. "Los políticos tendrán que mostrar más acción y trabajar por el bien de la gente. El pueblo abrió los ojos y vamos a luchar por nuestros derechos", indicó.
El maestro Marcelo Pandim (28), sentado en las escalinatas del Teatro Municipal, a pocos metros de la alcaldía de San Pablo, también opinó que en Brasil habrá un cambio con el gobierno de Temer, pero que será para peor. "Se vienen tiempos de ajuste fiscal profundo, van a cerrar las investigaciones sobre la corrupción en Petrobras y van a recortar los planes sociales. Ese cambio del que muchos hablan es sinónimo de retroceso. Tengo muchas dudas sobre el futuro de Brasil", dijo, resignado.
Inaldo Lima (44), que es gestor de compras, dijo que recuerda esa época como si fuera hoy. En ese tiempo, contó, estaba lleno de expectativas y el Partido de los Trabajadores lo defraudó.
"Yo creía en Lula, él estabilizó la nación, pero ahora me doy cuenta de que el PT ha sido muy malo para Brasil. Entiendo a aquellos que están entusiasmados y también a los jóvenes que tiene el corazón roto, yo estuve en los dos lados, por eso prefiero no hacerme ilusiones", se lamentó.
Pero antes de cruzar la calle y perderse entre la multitud del centro de San Pablo, volvió sobre sus pasos y confesó: "Muy en el fondo tengo todavía la esperanza de que surja un gran estadista que piense de verdad en la gente".
Temas
- 1
- 2
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia
- 3
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 4
Día clave en Venezuela: Maduro extrema la represión y piensa en su nuevo mandato como punto de partida hacia un “sistema cubano”