Señales de distensión de la Presidenta
Cristina Kirchner dialogó con líderes no afines, como Piñera, Santos y Biden; también se mostró cercana a la oposición argentina
SANTIAGO, Chile.- Cristina Kirchner expuso ayer en su paso por Chile la arista política que menos le gusta mostrar a la militancia kirchnerista: sus vínculos con gobiernos no afines ideológicamente y su buena sintonía con la oposición argentina.
Durante los dos días que pasó en Santiago y en Valparaíso, la Presidenta estuvo atada al protocolo de asunción de mando de Michelle Bachelet. Pero esto no fue impedimento alguno para que demostrara un rostro poco conocido en la Argentina. Durante la cena de despedida del presidente saliente, Sebastián Piñera, en el palacio de La Moneda, la jefa del Estado no sólo se sentó al lado del ahora ex presidente chileno, con el que supo tener una relación distante y fría. En esa noche de despedida se los vio charlando muy distendidos y no pareció que el chileno liderara un partido ideológicamente opuesto al de Cristina.
Esa misma noche de gala en el palacio de La Moneda, la Presidenta tuvo una larga charla con su par de Colombia, Juan Manuel Santos, con el que tampoco comparte lineamientos ideológicos y con quien recientemente estuvo enfrentada por la crisis de Venezuela. En la misma mesa estaba el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, con quien Cristina Kirchner intercambió varios diálogos que nadie pudo reproducir. "Seguro que hablaron de las críticas de [Héctor] Timerman a Washington por el informe de narcotráfico que cuestionó a la Argentina", dijo a LA NACION en tono jocoso un integrante de la comitiva.
Ayer, en el almuerzo que Bachelet ofreció en el Cerro Castillo, en Viña del Mar, y enelque los presidentes degustaron con centollas magallánicas y filet dorado de congrio, Cristina Kirchner volvió a intercambiar palabras con Biden y con Santos, aunque esta vez también se entretuvo con el ecuatoriano Rafael Correa y con el mexicano Enrique Peña Nieto. No hubo, en cambio, el mismo trato de Cristina hacia el presidente uruguayo, José Mujica, con el que mantiene diferencias desde hace tiempo.
Otra señal de Cristina Kirchner en su paso por Chile fue la que ofreció a la oposición. En la cena del palacio de La Moneda presentó a Piñera a la comitiva opositora que integraban los socialistas Hermes Binner y Rubén Giustiniani; los radicales Miguel Bazze y Ángel Rozas; Claudio Lozano, del FAP; el macrista Diego Santilli, y el massista Adrián Pérez, entre otros.
"Tuvo un gesto inusual y hay que reconocerlo, aunque no nos dedicó ni un minuto para hablar de política nacional", expresó a LA NACION un un referente opositor que viajó con la Presidenta.
También en Valparaíso, durante la asunción de Bachelet, Cristina presentó a la delegación opositora. Hasta hubo referentes de la Casa Rosada que destacaron que algunos diputados y senadores de la oposición viajaron en el Tango 01 y sólo pudieron ir el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el canciller Timerman. Quizá la buena sintonía hacia la oposición sea el primer gesto concreto que dio la Presiednta luego del discurso en la Asamblea Legislativa, donde habló de "tender puentes" con sus adversarios políticos. Ayer, en Chile, al menos en lo protocolar se cumplió con este precepto.
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