Se celebran los 50 años del incidente Roswell
OVNI: medio siglo ha transcurrido desde el controvertido hallazgo de un platillo volador en un rancho de Nuevo México, un hecho que marcó un hito en la historia de los avistajes.
Una noche, en 1938, miles de norteamericanos fueron aterrorizados por un programa radial donde se describía una invasión de marcianos que amenazaba a la humanidad. Gritos, plegarias y pedidos de auxilio se propagaron frenéticamente entre los oyentes, aturdidos por la credibilidad de la radio. Se trataba, simplemente, de pura ciencia ficción.
Casi nueve años más tarde, a principios de julio de 1947, la ciudad de Roswell (Nuevo México) se convirtió en el escenario de uno de los hechos más significativos en la historia moderna de los Objetos Voladores No Identificados (OVNI), cuando un granjero descubrió en las inmediaciones de su rancho los restos metálicos y aún candentes de algún misterio caído del cielo.
Junto a los vestigios se habrían encontrado los cuerpos de cuatro humanoides, uno de ellos con vida, desafortunados visitantes de la Tierra. La principal evidencia de ello hubieran sido los diecisiete minutos de película en blanco y negro que la cadena televisiva Fox emitió en 1994, considerados por muchos, sin embargo, una obra maestra del arte de trucar.
La fuerza aérea de los Estados Unidos, en un acto de excesiva sinceridad o imprudencia, advirtió a la prensa que el extraño hallazgo era un platillo volador.
El titular del Roswell Daily Record del 8 de julio hizo estremecer el desierto y que los militares no cesaran de contestar el teléfono. Ante esta situación, la retractación no se hizo esperar. "Echale la culpa a un globo sonda", parecía ser el título de la película que proyectarían las autoridades.
Ficción y realidad
El incidente Roswell, como el folletín radiofónico de Orson Wells, pasó a la historia por su mezcla de ficción y realidad, con un ingrediente más: fue la única vez que el arma admitió la existencia de la vida extraterrestre.
Los primeros testimonios de observaciones, en la década del 40, en Estados Unidos -poco conocidos en Europa hasta 1954, aproximadamente -, convencieron a muchos de que naves interplanetarias volaban sobre el planeta. El espíritu científico, desafiado por el enigma que aún plantean estos objetos difíciles de catalogar, no pudo eludir algunas evidencias que aparecían frente a sus narices. ¿Cómo explicar la increíble maniobrabilidad y velocidad desarrolladas por estas naves que sorprendían a los pilotos de la fuerza aérea?
Fenómenos naturales como inversiones de temperatura, espejismos, alteraciones meteorológicas que descontrolaban los radares, fueron atisbos de una explicación racional. Pero los estudios seudocientíficos e inconsistentes iban ganando terreno, con sus soluciones facilistas y su lenguaje sencillo. El entusiasmo general se había convertido en una gigantesca bola de nieve.
Este fin de semana se cumplen 50 años de aquel acontecimiento que tadavía aguarda confirmación, un detalle que la ciudad de Roswell, con sus 49.000 habitantes, está decidida a pasar por alto en aras del turismo.
En efecto, el International UFO Museum organizó una serie de actos para celebrar el dorado aniversario. Bailes en el rancho donde se produjo el hallazgo, ciclos de conferencias, concursos de disfraces, son algunas de las actividades planeadas para los festejos.
El museo, creado a instancias de algunos de los protagonistas de aquel suceso, no olvidó la trascendencia de la Internet y allí estableció su dirección. Los usuarios podrán obtener información sobre la institución, los festejos, la historia del extraño caso y encontrar un formulario que alguien que haya sido testigo de una aparición podrá llenar con los datos de su experiencia, lugar y fecha en que se produjo, tamaño, color y descripción del objeto observado, entre otras minucias. Se calcula que 225.000 navegantes de la red ya se detuvieron en la página Roswell desde principios de año.
Entre serios y suicidas
Esta quermés veraniega congregará a por lo menos cuatro categorías de interesados en el tema: quienes estudian el fenómeno seriamente e intentan documentarlo con cierto rigor; los "contactados", que sostienen haber mantenido una comunicación telepática con alienígenas; los que juran haber sido sujetos de experimentos no terrestres, y, finalmente, quienes convirtieron el acontecimiento -o la leyenda- en un culto sectario, como lo prueba el suicidio colectivo de 39 individuos, que creían que una nave espacial colgada de un cometa los llevaría a cruzar la "Heaven"s Gate" ("Puerta del Cielo").
Por otra parte, los comerciantes que han optado por el rubro UFO (sigla en inglés para los OVNI) están más que conformes con los resultados de una encuesta realizada recientemente por la revista norteamericana Time, que muestra que el 34% de los habitantes de los Estados Unidos cree que seres de otros planetas han husmeado el suelo terrícola; entre ellos, el 65 % sostiene que fue un plato volador lo que se estrelló en Roswell hace 50 años, y el 80 %, que el gobierno conoce más de lo que dice saber.
Entretanto, la industria del libro también ha recibido los beneficios de esta devoción. Estimaciones en el país del Norte indican que hay tantos títulos disponibles sobre el tema (256), como los hay sobre el clan Kennedy (266).
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