Mario Draghi perdió apoyos clave e Italia se encamina hacia elecciones anticipadas
La Liga, Forza Italia y el Movimiento Cinco Estrellas decidieron no participar de un crucial voto de confianza, algo que se certificó el final de la mayoría; los comicios serían en octubre
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ROMA.- Al cabo de una jornada larguísima y frenética, en la que su coalición de gobierno, más allá del clamor popular para que se quede, terminó quebrándose, se espera que el primer ministro, Mario Draghi, vuelva a presentar mañana su renuncia definitiva al presidente, Sergio Mattarella, sepultando a Italia en la inestabilidad y encaminándola hacia elecciones anticipadas, que podrían darse el 2 de octubre.
Draghi se preparaba para volver a dimitir, esta vez en forma irrevocable, después de un psicodrama sin precedente que tuvo lugar en el Senado, donde al final de un día más que convulsionado, no recibió esa confianza amplia que había pedido por la mañana, sino que tres de las principales fuerzas de su gobierno de unidad nacional, el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) de Giuseppe Conte y los dos partidos de derecha, Forza Italia y la Liga, en un gesto de ruptura sin retorno, decidieron directamente no participar de la votación en el Senado. Allí, sólo 192 senadores de 315 dijeron presente: sólo 133 votaron, 95 en favor de Draghi, 38 en contra. Algo que representó un mensaje muy claro para Draghi, ya que certificó que su llamado de la mañana a la reconstrucción de un “pacto de confianza” lo más amplio posible había caído en saco roto.
Lejos de apaciguar los ánimos, el duro discurso que pronunció ante el Senado, en el que dejó en claro que solo estaba dispuesto a seguir adelante con una mayoría amplia, terminó funcionando como un detonante. Y llevó a la crisis política a un punto de no retorno y al fin del gobierno de Draghi, la personalidad más prestigiosa de Italia.
En su discurso de la mañana Draghi -cuya renuncia del jueves pasado había quedado congelada- enumeró, negro sobre blanco, sus prioridades y condiciones. E hizo salir a la luz todas las contradicciones, disidencias y fracturas de la heterogéna mayoría de gobierno que lo acompañó en los últimos 18 meses.
En un virtual “golpe”, la llamada derecha “de gobierno”, como se autodefinieron hasta ahora la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, del expremier Silvio Berlusconi (que formaron parte del gobierno de unidad nacional), patearon el tablero. Disconformes con las palabras de Draghi sobre la reforma fiscal, entre otras cosas, salieron a reclamar un “nuevo gobierno”, distinto del actual, sin el M5E, pero encabezado por el expresidente del Banco Central Europeo (BCE). Condiciones inaceptables para él, que había pedido que quería que todos lo acompañaran, con un consenso lo más amplio posible en el Parlamento para continuar adelante con la “modernización” de Italia.
“La centroderecha de gobierno está dispuesta a un ‘nuevo pacto’ de gobierno y seguirá dando su apoyo para resolver los problemas de Italia solo con un nuevo gobierno, liderado siempre por Mario Draghi, sin el M5E y profundamente renovado”, indicaron los dos espacios, en un comunicado que tiró por la borda cualquier arreglo.
Un debate al rojo vivo
La movida de rutpura de la derecha tuvo lugar después de un debate parlamentario al rojo vivo en el Senado ante el propio Draghi, en el que todo el mundo se dijo de todo, como si se trata de una terapia de grupo o un psicodrama. En este marco, ante un premier con cara seria, llamaron la atención, especialmente, los gritos del jefe de bancada de la Liga, Massimiliano Romeo, que incluso hicieron que “Súper Mario” saliera del hemiciclo, incrédulo por lo que estaba oyendo. Más tarde se supo que cuando Draghi se levantó y se fue, su intención era ir directo al Palacio del Quirinal, sede de la presidencia, para volver a presentarle, esta vez, en forma irrevocable, su renuncia, al presidente, Sergio Mattarella. Pero algunos ministros lo frenaron y lo convencieron de regresar al hemiciclo, según contaron algunos parlamentarios al Corriere della Sera.
“Entiendo que el premier haya salido del aula porque el jueguito ya está hecho: el gobierno ya no existe... No existe esa amplia mayoría para seguir adelante”, comentó el vicepresidente del Senado, Ignazio La Russa, de Fratelli d’Italia. Este partido de derecha de Giorgia Meloni, que fue el único que nunca integró el gobierno de unidad nacional de Draghi y estuvo en la oposición, siempre reclamó elecciones anticipadas. Fratelli de Italia vuela en los sondeos y es justamente por eso que la derecha “de gobierno” optó por la movida de ruptura, temiendo quedar afuera del reparto de la futura torta electoral.
En vista de las elecciones anticipadas en octubre, la derecha, unida en coalición (Liga, Forza Italia, Fratelli de Italia), tiene todas las de ganar, siempre según sondeos.
Mientras la bolsa de Milán se derrumbaba y el “spread” se disparaba, señales nefastas para Italia, a las 17, no obstante, en una breve réplica ante el Senado, que fue muy fría, Draghi demostró que aun no estaba dispuesto a tirar la toalla. De hecho, volvió a recordar que si estaba ante el Parlamento había sido por ese clamor de parte de los italianos en favor de que continuara al frente del barco. Y les recordó a los parlamentarios allí presentes que eran ellos, con su voto, los que tenían que decidir si darle de nuevo la confianza, o no.
Fue entonces que las cosas precipitaron, porque, a su turno, los jefes de bancada de Forza Italia, la Liga y el M5E adelantaron que no iban a participar de la posterior votación de confianza, algo que reflejó un mensaje político muy claro. Ya no existía ese pacto de confianza, ni ese espíritu de unidad que había reclamado Draghi, que así se encaminaba a poner fin a su experiencia de gobierno, mañana. Entonces, en un paso formal, después de pasar a la mañana por la Cámara de Diputados, “subirá” al Palacio del Quirinal y le presentará su renuncia irrevocable al presidente Mattarella, que deberá disolver las cámaras del Parlamento y llamar a elecciones. Se presume que Mattarella le pedirá quedarse en el cargo para los asuntos corrientes hasta que asuma un nuevo gobierno, después de las urnas, probablemente en noviembre.
En un clima de incredulidad generalizado porque evidentemente en el Parlamento nadie pensó en el bien de Italia ni oyó el operativo clamor que llegó en los últimos días de 2000 alcaldes, empresas, asociaciones, médicos, familias, algunos analistas se preguntaban si Draghi no fue demasiado duro en su discurso de esta mañana de “tómalo o déjalo”, aunque totalmente pragmático.
Las consecuencias que su salida tendrán para Italia, en un momento delicadísimo a nivel nacional e internacional, serán a todas luces catastróficas, con los mercados listos a ensañarse contra uno de los países con mayor deuda pública del mundo, considerado en el exterior ya no confiable ni creíble sin Draghi.
En una de las jornadas más dramáticas que se recuerden, que había comenzado con buenos auspicios y terminó pésimo, las fuerzas políticas se preparaban para una campaña electoral de verano que se avizora durísima, muy violenta y donde volarán cuchillos. “En este día de locura el Parlamento decide ponerse en contra de Italia. Nosotros hicimos todo lo posible para evitarlo y sostener al gobierno de Draghi”, tuiteó el expremier Enrico Letta, líder del Partido Democrático, de centroizquierda. “Los italianos demostrarán en las urnas que son más sabios de sus representantes”, agregó, en una estocada a las fuerzas de derecha “de gobierno” que, finalmente, terminaron por hundir al admirado y respetado gobierno de “Súper Mario”.
In questo giorno di follia il Parlamento decide di mettersi contro l’Italia. Noi abbiamo messo tutto l’impegno possibile per evitarlo e sostenere il #governoDraghi. Gli italiani dimostreranno nelle #urne di essere più saggi dei loro rappresentanti.
— Enrico Letta (@EnricoLetta) July 20, 2022
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