Se acabó el “vale todo”: la regulación empieza a abrirse paso en las redes sociales
La detención en Francia del CEO de Telegram y el cierre de X en Brasil son las dos últimas señales de un cambio de era para las plataformas, a las que se les comienza a exigir más responsabilidades
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MADRID.- El magnate de origen ruso Pavel Durov, fundador y director general de Telegram, fue detenido el pasado 24 de agosto a las afueras de París en cuanto bajó las escaleras de su jet privado. Se le acusa, entre otros cargos, de complicidad en la difusión de imágenes pedófilas en la red de mensajería instantánea que dirige, muy usada para actividades criminales. Justo una semana después, el juez ordenó el cierre de X en Brasil ante el “reiterado incumplimiento de órdenes judiciales” de la red social. Su dueño, Elon Musk, se niega a bloquear perfiles que contribuyen a la “divulgación masiva de discursos nazis, racistas, fascistas, de odio y antidemocráticos”.
Estos dos golpes en la mesa son sintomáticos de un cambio de era. Durante la primera década de este siglo, las redes sociales nos fascinaron y conquistaron, hasta el punto de que más de la mitad de la humanidad (unos 4500 millones de personas) las usan hoy a diario. Durante la segunda, crecieron hasta convertirse en gigantes empresariales y se volvieron omnipresentes, pero también empezaron a mostrar su reverso oscuro, con el escándalo de Cambridge Analytica como primer gran toque de atención. En la tercera década, se está articulando una reacción ante sus excesos.