Scotland Yard, golpeada por la corrupción y el desprestigio
La policía, cuestionada por la violencia y el escándalo de las escuchas
LONDRES.- Cuando sólo falta un año para los Juegos Olímpicos de Londres, Scotland Yard vive la mayor crisis de su historia, acéfala, sospechada de corrupción y enfrentada a una ola de violencia callejera sin precedente en varias ciudades británicas.
Los disturbios que comenzaron el fin de semana en el barrio de Tottenham, en el norte de Londres, a causa de una protesta contra la policía, se extendieron a las zonas más deprimidas de la capital, protagonizados por bandas juveniles que saquean, incendian y destruyen tiendas, edificios y autobuses.
Policías antidisturbios y agentes a caballo se enfrentaron con ellos en una lucha desigual, sin usar métodos expeditivos como cañones de agua, balas de goma o gases, y se mostraron incapaces de contener el saqueo y la violencia indiscriminada al punto de que Scotland Yard pidió ayuda a cuerpos y policías de otras ciudades. Toda una humillación para la veterana policía metropolitana de Londres, una fuerza con un total de 32.500 efectivos, que presume de buenos métodos y relaciones con la comunidad desde su nacimiento, en 1829.
"Los policías nunca estuvieron tan desbordados", admitió uno de sus responsables, Stephen Kavanagh. "Simplemente, no teníamos más unidades para enviar", reconoció otro agente, Paul Deller, mientras los revoltosos pudieron saquear durante varias horas las tiendas de Londres antes de que la policía pudiese actuar en los últimos días.
Los permisos de los miembros de las fuerzas de seguridad fueron suspendidos. Agentes de otras regiones del país, especialmente de Lancashire y de Great Manchester (noroeste de Inglaterra), formados en el mantenimiento del orden, habían sido enviados ayer a la capital del reino. Irlanda del Norte, escenario habitual de conflictos político-religiosos, propuso enviar 20 Land Rover blindados.
La ministra del Interior, Theresa May, descartó, al menos por el momento, recurrir al ejército o a los cañones de agua tal como reclamaron algunos políticos locales para devolver la calma a las calles londinenses. Gran Bretaña dispone de seis cañones de agua, pero todos están desplegados en Irlanda del Norte, que sufrió altercados en julio.
La configuración de Londres, donde las viviendas sociales están repartidas por toda la ciudad, incluidos los barrios más acomodados, también es propicia para la propagación de los disturbios, lo que obliga a la policía a dispersar sus fuerzas, con el riesgo de que su actuación sea totalmente ineficaz.
Sospechas
La actual crisis encuentra a Scotland Yard descabezada desde la renuncia, a mediados de julio, de su jefe y su número dos por el escándalo de las escuchas telefónicas de los medios de Rupert Murdoch, cuya investigación demostró sobornos a policías para lograr exclusivas.
Paul Stephenson, comisario, y John Yates, su adjunto, dimitieron por su estrecha relación con un periodista implicado en las escuchas de News of the World , que luego fue detenido. Sin sustituto aún en el puesto de máximo responsable, Tim Godwin es quien dirige la fuerza de manera interina.
Hace unos meses, la policía metropolitana ya había sido fuertemente criticada por su gestión de las manifestaciones estudiantiles que tuvieron su epicentro en Londres y que llamaron la atención mundial cuando fue atacado el auto del príncipe Carlos, heredero de la corona. La moral de los agentes tampoco está en su mejor momento, después de que el presupuesto de la policía sufrirá un recorte progresivo del 20% hasta 2015.
Los problemas de Scotland Yard se producen cuando falta menos de un año para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres.
Agencias EFE y AFP
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