Por qué el establishment demócrata se unió contra Sanders
Bernie Sanders es, junto con el exvicepresidente Joe Biden, uno de los dos candidatos que cuentan con chances reales de obtener la nominación del Partido Demócrata y asumir el desafío de frenar la reelección del presidente Donald Trump. Distintas encuestas proyectan que tanto Sanders como Biden se impondrían en el voto popular en los comicios de noviembre. Pero el presidente tiene dos ventajas a su favor.
Por un lado, esperará a que se defina su contrincante antes de invertir fuertemente en una campaña publicitaria que ataque sus puntos débiles, una tarea que ya fue adelantada por los propios demócratas, que no escatimaron críticas recíprocas en lo que hasta ahora fue una interna feroz.
Más importante aún, el mandatario no necesita cosechar una mayoría de votos para ser reelecto. Le alcanzará con retener sus victorias en tres estados que le aportaron la mayoría en el colegio electoral en 2016. Ese año, Trump conquistó casi 2 millones de votos menos que la candidata demócrata Hillary Clinton a nivel nacional, pero obtuvo la presidencia gracias a que se impuso en muchos pueblos y pequeñas ciudades del Rust Belt, lo que le permitió "dar vuelta" Pensilvania, Wisconsin y Michigan, durante décadas bastiones demócratas.
Al ser consultado por LA NACION, Robert Shapiro, politólogo y profesor de la Universidad de Columbia, sostuvo que la oposición necesitará recuperar esos tres estados para ganar la elección, además de retener los obtenidos en 2016, y pronosticó también duras batallas en Minnesota, New Hampshire y "posiblemente" Arizona. En esos distritos, las propuestas radicales de Sanders podría espantar a los votantes demócratas más conservadores, como a los indecisos, y facilitar la reelección de Trump, o al menos ése es el temor del "establishment" del partido.
Por ese motivo, luego de la contundente victoria de Biden en Carolina del Sur, los candidatos de centro Peter Buttigieg y Amy Klobuchar decidieron dar un paso al costado y hacer público su apoyo al exvicepresidente. El objetivo: unificar el ala moderada de cara al supermartes y frenar el avance de Sanders. La estrategia parece haber funcionado. Biden ganó ayer en 10 de los 14 estados en disputa y tomó ventaja en lo que será en la recta final una pulseada entre ambos.
The moderate wing of the Democratic Party is consolidating- but make no mistake the @BernieSanders campaign knew it was coming. This is how Sanders responsed to @elizacollins1 question on the topic:"Why should I be surprised that establishment politicians are coming together?" pic.twitter.com/W0NbF03Mwn&— Ryan Nobles (@ryanobles) March 2, 2020
Previo a la votación, el senador socialista había intentado capitalizar la unificación del ala moderada en su contra durante una rueda de prensa: "Hay un esfuerzo masivo para tratar de frenar[me], no es ningún secreto. El establishment corporativo se está juntando y el establishement político se está juntando. [...] Están nerviosos". Lo cierto es que su candidatura genera preocupaciones debido, principalmente, a la inflexibilidad de sus propuestas de campaña.
Medidas controversiales
Sanders, el más progresista de los candidatos demócratas, que la semana pasada desató una polémica por elogiar el programa de alfabetización cubano, dijo tanto en 2016 (cuando perdió en la interna con Hillary Clinton) como durante la presente campaña que quiere iniciar una "revolución política" en su país. Fiel a su estilo, prometió un paquete de medidas drásticas que aplicaría de ser presidente.
"Medicare para Todos" es quizás la más divisiva. El proyecto, que fue presentado en la Cámara este año, busca establecer un programa de salud pública de alcance nacional, que en la práctica eliminaría todo tipo de cobertura médica privada y obligaría a los estadounidenses a adoptar la obra social estatal Medicare, que hasta el momento solo cubre a los mayores de 65 que lo necesiten, como a personas con discapacidad, entre otros.
La imposición forzosa no es bien recibida por el ala moderada del partido y hasta produjo divisiones sindicales en algunos estados. Uno de los gremios más poderosos de Nevada, la Unión Culinaria, hizo campaña en contra de la iniciativa y en defensa de su obra social, previo a las primarias locales del pasado 22. En diálogo con LA NACION, su tesorera Geoconda Argüello-Kline dijo que un sondeo interno reveló que la mayoría de los 60.000 afiliados preferían retener la opción de un plan privado. También se refirió a la posibilidad de que Sanders obtenga la nominación: "Solo espero que nos escuche".
Es probable que los demócratas logren retener Nevada en noviembre, pero una grieta sindical podría dañar sus chances de recuperar Michigan, donde el 28% del electorado integra un gremio. Y de acuerdo con algunas encuestas, Medicare para Todos tiene altos niveles de rechazo entre los votantes indecisos de los tres estados que podrían definir la elección.
Además de ser un actor de peso en Wisconsin y Minnesota, la industria sanitaria es uno de los pilares de la economía de la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania, y emplea a más de 130.000 personas allí, que podrían votar en contra de Sanders por miedo a perder sus trabajos. Lo mismo podría suceder con otra de sus propuestas: la prohibición federal del fracking, otra importante fuente de trabajo en ese estado.
Estrategia electoral de riesgo
En el último debate en Carolina del Sur, Buttigieg, por entonces candidato, criticó la indefinición de Sanders respecto a los costos de su plan de salud universal y planteó que esto ayudaría a la reelección de Trump y a una derrota legislativa, al argumentar que varios legisladores que buscan ser reelectos en distritos competitivos eligieron distanciarse del programa del senador por Vermont.
"Los 40 demócratas que pintaron la Cámara de azul (el color del partido) no militan en su plataforma, se están alejando de ella lo más rápido que pueden", proclamó el exalcalde de South Bend (Indiana), en referencia a las legislativas de 2018, en que el ala moderada de su partido prevaleció en las listas de candidatos de los estados más competitivos y así los demócratas recuperaron el control de la Cámara baja.
Senator Sanders’ plans won’t just cost us trillions of dollars—they’ll cost us crucial House, Senate, and down ballot seats.Chip in if you want to expand Democratic majorities, not lose them: https://t.co/6G9XhAkVjSpic.twitter.com/swe8Rbj3xi&— Pete Buttigieg (@PeteButtigieg) February 27, 2020
Si se comparan esos resultados con los de la elección de 2016, se puede advertir que la definición de 2020 depende, en gran medida, de los demócratas. En Wisconsin, Trump sacó 2000 votos menos que el candidato republicano de 2012, Mitt Romney, superado ampliamente por Barack Obama, pero aún así el actual presidente triunfó en ese estado por el mal desempeño de Clinton, que no pudo emular el entusiasmo que había despertado su antecesor en el electorado local.
"Si el Pártido Demócrata logra unirse (un gran ‘si’) y atraer a los votantes jóvenes y afroamericanos que no eligieron a Clinton en 2016, entonces podría alcanzarle para imponerse en Michigan, Pensilvania y Wisconsin", opina Shapiro.
Sanders cuenta con el respaldo del primer grupo, mientras que Biden es más popular entre los afroamericanos. Restará ver si el vencedor logra ampliar su base, y si eso es suficiente para superar a un presidente que se presenta a un segundo mandato con la economía a su favor. Lo cierto es que, según una encuesta reciente, en los tres estados que serían definitorios, más de la mitad de los habitantes percibe una mejora en su situación financiera desde 2016.
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