Sánchez rechaza el llamado del líder catalán al diálogo en un nuevo día de protestas
Los reclamos separatistas se hicieron sentir por primera vez en Madrid
MADRID.- Sorpresa: las cargas independentistas de Barcelona se trasladaron, en menor escala, a Madrid, donde hubo choques entre policías y manifestantes en la céntrica Plaza de Callao. Al caer la noche y bajo la lluvia, 4000 personas se concentraron en ese emblemático enclave madrileño con expresiones "en rechazo" de la sentencia que impuso penas de prisión a líderes independentistas.
"Libertad a los presos políticos", clamaron. Hubo roces con la policía que los dispersó. Durante la jornada se apreció fuerte custodia policial en varios rincones madrileños.
En contraste, la sexta jornada de protestas en Barcelona transcurrió con mucha más calma que en días anteriores. Un cambio alentado por la fortísima presencia policial, así como por las "cadenas de voluntarios" para impedir choques durante las manifestaciones.
En el nivel político, el gobierno socialista de Pedro Sánchez felicitó la acción policial en la represión de las protestas. Si bien lamentó que "algunos manifestantes hayan resultado lesionados" por la intervención de las fuerzas de seguridad, insistió en que esta fue "proporcional y adecuada" a lo que enfrentaban los agentes.
El gobierno central de Madrid y el independentista de Barcelona cruzaron duros mensajes en los que quedó de manifiesto la imposibilidad de diálogo de partes. Arrancó el independentista Joaquín Torra, que, desde una Barcelona que parecía arrasada por los disturbios, le "exigió" al presidente Sánchez "diálogo" para "negociar" una solución a un problema "político". Sánchez dijo que de eso ni hablar hasta que Torra condene expresa y explícitamente la violencia, a la que acusa de alentar desde su gobierno. A las pocas horas, Torra tomó nuevamente la vía epistolar para sostener que el presidente Sánchez "no es nadie para venir a dar clases de moral" y amenazarlo con una supuesta censura de la comunidad internacional por su "irresponsable negativa al diálogo".
Por primera vez desde que las protestas comenzaron, autoridades nacionales pidieron a los manifestantes que "abandonen" la zona de forma inmediata si perciben situaciones de vandalismo o agresión.
Desde el Palacio de la Moncloa se insiste en que en Cataluña se detecta una violencia "radical y organizada" y que no se trata de manifestaciones espontáneas. "Esto es un independentismo violento", censuró el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Algunas zonas de la ciudad amanecieron como si hubiese ocurrido una batalla campal. Plátanos centenarios incendiados, veredas rotas para arrancar piedras y adoquines y convertirlos en proyectiles contra la policía y enormes daños materiales.
"Que esto esté ocurriendo en la tercera ciudad de Europa por interés turístico, luego de Londres y París, es inaudito", dijo el ex primer ministro francés y fallido candidato a la intendencia de Barcelona, Manuel Valls.
Desde el lunes se producen disturbios y choques entre manifestantes que repudian la sentencia del Tribunal Supremo español, que condenó a penas de hasta 13 años de prisión a exmiembros del gobierno catalán por su fallida independencia de hace dos años.
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