Coronavirus: España militariza las calles y aumentan los muertos
En apenas 24 horas se registraron 288 decesos y más de 2000 contagios; las tropas llaman a la población a cumplir con el confinamiento decretado por el gobierno
BARCELONA.- El gobierno español no solo adoptó medidas drásticas para contener la galopante crisis sanitaria provocada por la epidemia del Covid-19, sino que también pretende aplicarlas severamente. Ayer, el Ejecutivo decidió desplegar al Ejército en algunas de las principales ciudades del país, como Madrid, Valencia y Sevilla, para combatir el coronavirus forzando a los ciudadanos más reticentes a cumplir con el confinamiento decretado anteayer por el presidente Pedro Sánchez a través de la declaración del estado de alarma.
Con el paso de las horas, la inquietud no amaina entre ciudadanos y gobernantes, sino más bien todo lo contrario. La línea que en los gráficos muestra la evolución del número de infectados registrados en nada se asemeja a una curva, sino a una flecha que apunta al cielo.
En solo 24 horas, la cifra total de contagios creció en 2000, para elevarse hasta los 7753 casos. La evolución de los fallecidos es aún más alarmante: ayer fueron 288, más del doble que anteayer (136).
En la capital, las muertes se han duplicado, pasando de 136 a 288, una cifra que la sitúa a la par del norte de Italia, epicentro continental de la pandemia.
En toda España, el domingo la actividad diaria suele verse reducida de forma considerable, con el cierre de prácticamente todos los comercios. Sin embargo, los parques se llenaron de chicos jugando a la pelota, de jóvenes haciendo footing o de grupos de ancianos conversando sobre lo divino y lo humano.
Ayer, eran pocos los que desafiaban las órdenes del gobierno de evitar el asueto en las zonas públicas. En los paseos más populares, policías y militares instaban a los espíritus rebeldes a volver a sus casas.
Hay una sola excepción a la prohibición de estirar las piernas, repetida por el presidente Sánchez en diversas ocasiones durante su alocución del sábado: aquellos que salgan con su mascota.
Este hecho suscitó alguna trifulca en las redes sociales. "Se puede sacar al perro. ¿Y se puede correr por el monte si vives al lado de él y no pasa ni un alma?", se preguntaba en un tuit el sociólogo Juan José Domínguez, que enseguida fue tachado de "irresponsable" por otros usuarios.
Para los más recalcitrantes a seguir las instrucciones gubernamentales, el castigo puede ser severo: multas de entre 600 y 600.000 euros de multa y penas de hasta cuatro años de prisión.
Este último caso se reserva a aquellos que "desobedezcan o resistan gravemente" a las fuerzas de seguridad provocando graves daños a su salud, según informaron fuentes del Ministerio del Interior a la prensa.
Patrullaje
Las patrullas de la Unidad Militar de Emergencias, el cuerpo del Ejército destacado en las calles, podrá también aplicar estas sanciones. Ahora bien, las autoridades aseguraron que la intervención de agentes y militares se hará siguiendo el principio de "proporcionalidad".
Además de Madrid, Valencia, Sevilla y Zaragoza, la unidad del Ejército tiene presencia también en León, Las Palmas y Tenerife, en las islas de Gran Canaria
En el parque del río Besós, frontera natural de Barcelona, no había rastro alguno de las fuerzas de seguridad. La mayoría de las personas que paseaban lo hacían acompañadas de uno o dos perros, si bien de vez en cuando también pasaba veloz algún ciclista o runner.
En un anexo, Arantxa jugaba con su hijo de diez años al básquet con una pelota desinflada del Barça. "Sí, sé que esto es ilegal, pero el niño estaba que se subía por las paredes y he decidido salir. A esta hora ya no hay casi nadie, y estamos los dos solos", se justifica la joven, que trabaja de camarera en un hotel.
"La policía ha pasado hace un rato, pero no nos ha visto", sonríe con picardía.
A pesar de infringir la normas, Arantxa apoya las medidas de aislamiento. "Son necesarias, aunque sus consecuencias sean duras", desliza, mientras lanza un tiro fallido.
Ella sabe de qué habla, pues trabaja en el turismo, pilar de la economía de la ciudad y uno de los sectores más afectados por el cortocircuito global provocado por el coronavirus.
"Aún no es seguro, pero parece que en el hotel harán un expediente de regulación de empleo y nos enviarán a casa con un 70% del sueldo", añade preocupada, pues la cifra podría no ser suficiente para hacer frente a todos los gastos, incluida una hipoteca.
Los daños no son solo materiales, sino también emocionales. Sobre todo para las personas de edad avanzada que ya no reciben las visitas de familiares. La semana pasada, una de las primeras limitaciones impuestas fue la visita a las residencias de ancianos.
El apoyo de la mayoría de la ciudadanía no se extiende a los partidos de la oposición, como tampoco a la prensa más hostil al gobierno de coalición.
Mensaje de unidad
En los quioscos, las principales cabeceras madrileñas ofrecían una inusual coincidencia, con una cobertura que incluía un mismo mensaje en letras amarillas y negras: #Este virus lo paramos unidos. Sin embargo, era una falsa apariencia de consenso, pues era un página de publicidad institucional sufragada por el propio gobierno.
Debajo, los diarios de la derecha fustigaban al Ejecutivo, como viene siendo habitual en un país altamente polarizado desde la crisis independentista catalana. Mientras La Razón sacaba a relucir los disensos entre los partidos que forman la coalición de gobierno en su titular "La pugna Iglesias-Sánchez frena el plan antiepidemia", el centenario ABC se mostraba inclemente con el presidente: "Sánchez, superado".
El líder de la oposición, el conservador Pablo Casado, también arremetía contra el Ejecutivo por su "improvisación e incapacidad de reacción".
En cambio, los presidentes de las comunidades autónomas cerraron filas con Sánchez, con la excepción de los dirigentes del País Vasco, Madrid y Cataluña. El presidente catalán, el secesionista Quim Torra, criticó ayer por "insuficientes" e "ineficaces" las medidas adoptadas por el Ejecutivo español.
La inesperada pandemia pondrá a prueba las costuras de un país sacudido recientemente por dos profundas crisis, la económica y la territorial. El futuro se presenta más incierto que nunca.
El Rey rompe con Juan Carlos
El rey de España, Felipe VI, renunció ayer a la herencia de su padre, Juan Carlos, y le retiró su asignación presupuestaria. Así lo informó la casa real en un comunicado, según el cual Felipe VI, "con la finalidad de preservar la ejemplaridad de la corona", renuncia a la herencia por parte de su padre. La decisión fue adoptada A informaciones publicadas en las que se asegura que Felipe es beneficiario de una sociedad offshore creada por su padre y vinculada a una donación de 65 millones de euros de Arabia Saudita. Juan Carlos además dejará de percibir la asignación que le brinda el Estado.
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