Es la república más antigua del mundo y tiene dos jefes de Estado. En su pequeño territorio de 61,2 kilómetros cuadrados –el tamaño de Manhattan– viven apenas 33.785 habitantes. Está completamente rodeada por un único país europeo y entre sus ciudadanos se destaca nada más y nada menos que el decimosexto presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln.
A pesar de su diminuto tamaño, la Serenísima República de San Marino está repleta de curiosidades. En palabras del propio Lincoln, quien aceptó la ciudadanía honoraria del país en plena guerra civil estadounidense, "aunque su dominio es pequeño, su Estado es, sin embargo, uno de los más honrados de toda la historia".
No obstante, este microestado montañoso rodeado de la zona norte de Italia saltó a los titulares este año por un triste récord: la mayor cantidad de muertes por coronavirus si se calculan los fallecimientos por millón de habitantes.
La fuerza del coronavirus
A pesar de que sólo reportó 42 decesos por la pandemia, debido a su escasa población, San Marino lidera el podio fatal de muertes por millón de habitantes, una referencia que se utiliza para comparar distintos países. Esta tasa se ubica en 1243,2. A continuación, figuran Perú, Bélgica, Andorra, España, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México.
Entre los factores que explican la dureza con la que golpeó la pandemia en San Marino, está su ubicación geográfica: el norte de Italia, una de las zonas más afectadas por el coronavirus en su primera irrupción. Más aún, al ser un territorio particularmente pequeño y con una alta densidad poblacional, la propagación del virus fue extremadamente veloz.
Además, su población tiene un alto porcentaje de personas mayores de 65 años, un 17,83%, según los últimos datos disponibles del Banco Mundial, especialmente vulnerables a los efectos del virus.
"Casi desde el comienzo de la pandemia hemos descubierto que el virus ataca con más fuerza a las personas mayores y con comorbilidades. Por eso, durante la primera oleada, especialmente en países con una población envejecida, como España e Italia, incluido San Marino, muchas de las muertes se produjeron en geriátricos y otros lugares de cuidado. En cambio, con el reciente aumento de casos, las muertes no se han disparado porque el promedio de edad de los infectados es al menos 30 años menor", explicó a LA NACIÓN Joan Ramón Villalbí, infectólogo de la Sociedad Española de Salud Pública.
Tanto las muertes como las infecciones en San Marino, en su mayoría, se concentran entre marzo y abril, lo que demuestra que la cuarentena estricta que aplicó el gobierno el 14 de marzo funcionó, pero también el abismal cambio en su política de testeo. "Antes del 7 de abril no podíamos hacer análisis aquí en el territorio. Pero una vez que recibimos todo lo que necesitábamos, la estrategia de búsqueda proactiva de personas infectadas fue agresiva", indicó a Euronews Massimo Arlotti, infectólogo y comisario extraordinario para la emergencia de San Marino.
No podíamos hacer análisis aquí en el territorio.
"Al principio fue todo un caos. En el trabajo un día aparecieron cuatro contagiados y tuvieron que poner a todo el reparto en cuarentena. Al final estuvimos parados dos meses, estaba todo cerrado, tuvimos que estar en casa y después, de a poco, volvimos a arrancar", contó a LA NACION Danilo Rinaldi, un argentino que trabaja en una fábrica de muebles en Montegiardino y que forma parte de la selección de fútbol sanmarinense.
Una selección que nunca pierde la esperanza
Rinaldi nació en San Nicolás de los Arroyos, pero su abuelo materno era de San Marino. En 2008, viajó a la tierra de su familia para quedarse en la casa de su primo. "Fui en busca de aventura. Al principio era todo muy raro. Y con el tiempo empecé a conocer un poco más, empecé a entrenar con un club [La Fiorita] y a los cinco meses me llamaron para la selección", relató Rinaldi, quien además formó parte de las categorías inferiores de Chacarita Juniors, compitió en la Liga Nicoleña de Fútbol con el Club Conesa y General Rojo y posteriormente en el Torneo Argentino B con Club Social y Deportivo La Emilia.
A los cinco meses me llamaron para la selección.
La selección de fútbol de San Marino tiene 30 años de existencia y nunca ganó un partido oficial. En 2004, obtuvo su primera victoria contra Liechtenstein en un amistoso. Han pasado 16 años desde entonces y el equipo aún no consigue imponerse ante sus rivales.
Sin embargo, jamás bajan los brazos. "El sueño sería ganar un partido porque tenemos una estadística muy mala", expresó, entre risas, Rinaldi. "Pero es un país muy chico y la mayoría de los jugadores somos amateurs, tenemos otro trabajo paralelo. Igualmente soy un agradecido, he jugado contra tantísimos jugadores que admiro, como Andrea Pirlo, Gianluigi Buffon, Mario Balotelli, Rooney Lampard, Robert Lewandowski", agregó el jugador sanmarinense, de 34 años
Es como vivir en un pueblo, pero es un país. Todas las personas se conocen.
Rinaldi comentó también acerca de su vida en este minúsculo país: "Las costumbres son más o menos similares a las nuestras", aseguró. Incluso, relató que puede conseguir dulce de leche y yerba en el supermercado. "Es como vivir en un pueblo, pero es un país. Toda las personas se conocen. Lo que me sorprendió fue el tema de la seguridad, no hay problema de inseguridad, uno está más relajado", afirmó.
Historia y política
De acuerdo a la tradición, San Marino fue fundada en el año 301 cuando un cantero llamado Marinus el Dálmata dejó la isla de Arbe para escapar de la política anticristiana del emperador romano Diocleciano. Marinus se escondió en la cima del Monte Titano, el más alto de los siete que posee San Marino y fundó una pequeña comunidad cristiana. En 1291, el papa Nicolás IV reconoció la independencia de San Marino y entonces se convirtió en república, dejando el sistema feudal que era el utilizado previamente.
Pero para 1243, ya se había establecido la figura de los Capitanes Regentes (Capitani Reggenti) para actuar como jefes de Estado. Desde entonces, San Marino renueva a su pareja de jefes de Estado cada seis meses, un mandato breve que en origen buscaba evitar que acumulen demasiado poder.
En la actualidad, los capitanes regentes deben pertenecer y ser votados por el Parlamento de San Marino, el llamado "Consiglio Grande e Generale", que consta de 60 miembros y es renovado cada cinco años.
Economía y turismo
Desde tiempos remotos, el corazón de San Marino es el Monte Titano, donde se ubica la capital. La gran altura y las torres amuralladas construidas en los pináculos del Titano brindan una vista impresionante del campo circundante. Las ciudades más pequeñas salpican las laderas de la montaña, que comprenden el resto del país.
No pertenece a la Unión Europea, pero utiliza el euro y sus habitantes se comunican en italiano. A pesar de todas sus cualidades y su rica historia, San Marino es uno de los países menos visitados de Europa, con la llegada de 60.000 turistas internacionales en 2017. La visita obligada es la de los tres castillos que se alzan en lo alto del Titano.
El turismo representa más del 50% del PBI, por lo que el coronavirus fue la tormenta perfecta que golpeó a una economía ya en crisis.
La Unión Nacional de Artesanos y Pymes (UNAS) estima que el 85% de las actividades se detuvo durante la crisis sanitaria. "Necesitaremos 80, tal vez 100 millones de euros para recomponer el tejido económico. Anticipamos una pérdida de PIB que podría superar el 70%", aseveró días atrás el secretario de Estado de Trabajo, Teodoro Lonfernini.
La pandemia golpeó a cada rincón del mundo. Y San Marino es el ejemplo más claro.
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