Salvadas por un guiño del destino
Marina Silva y la mujer de Campos iban a viajar en el avión siniestrado
SAN PABLO.- La ex senadora ecologista Marina Silva, compañera de fórmula de Eduardo Campos, iba a viajar en el avión que se estrelló ayer en Santos, en el litoral de San Pablo. La mujer del candidato, Renata Campos, que lo acompañaba en todos los viajes, esta vez no lo hizo y tomó otro avión.
Un guiño del destino hizo que las dos mujeres cambiaran de planes y esquivaran la tragedia en la que murió Campos junto a cuatro colaboradores y dos pilotos.
Todo indicaba que Silva viajaría con su compañero de fórmula, pero a último momento decidió no participar del evento de campaña y encontrarse con su colega directamente en San Pablo. Tomó otro avión junto a algunos colaboradores y fue en esa ciudad que recibió la noticia de la tragedia. "La imagen que quiero guardar de él es la de nuestra despedida de ayer [por anteayer]: lleno de alegrías, lleno de sueños, lleno de compromisos", dijo Silva en una conferencia de prensa en Santos.
Algo parecido sucedió con la esposa de Campos, Renata, que acostumbraba acompañarlo en sus viajes. Ambos estaban en Río de Janeiro, ya que el candidato había participado anteanoche de un programa de la TV Globo.
En un primer momento, se especuló con que Renata había embarcado en el avión de la tragedia. Pero no. Según informaron los medios brasileños, tomó un vuelo hacia Recife con el hijo más joven de la pareja, Miguel, de seis meses, y su sobrino Miguel Molina, ayudante del ex gobernador de Pernambuco, que también solía viajar con ellos. "No estaba en el guión", decía Renata a todos los familiares que se acercaron a la casa de la familia en la zona norte de Recife. Quienes estuvieron con ella, indicó el diario Folha de S. Paulo, comentaron que mantuvo una actitud de firmeza frente a sus cinco hijos.
"Ella está firme como una piedra", resumió el ex secretario de prensa de Campos y amigo de la familia, Evaldo Costa, al ser consultado sobre la actitud de Renata frente a la desgracia que vive su familia, consignó Estadão. Algunos periodistas intentaron ayer tener algún tipo de contacto con la familia, pero no lo lograron. Aquellos que se acercaron a la casa de Campos pudieron ver al cuarto hijo de la pareja, José, de 9 años, cabizbajo y sentado en el regazo de un primo.
Campos y "doña Renata", como llamaba cariñosamente el candidato a su mujer, se conocían desde muy jóvenes, eran vecinos y se pusieron de novios cuando él tenía 15 y ella, 13. Hacía más de 30 años que estaban juntos.
El único representante de la familia que habló con la prensa fue Antonio Campos, hermano de Eduardo. "Perdí a un hermano muy amado, un gran amigo. Hablé con él a las 6.59 y estaba feliz con la participación positiva en el Jornal Nacional [noticiero en donde había sido entrevistado]. Eduardo murió el mismo día que mi abuelo [el ex gobernador de Pernambuco, Miguel Arraes], hace nueve años. Murió luchando por sus ideales", dijo.
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