Andrei Illarionov, quien trabajó en política económica durante el período del 2000 al 2005, declaró que el conflicto bélico podría terminar en uno o dos meses si los países de Occidente tomaran determinadas decisiones
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Un “verdadero embargo” de los países de Occidente a la energía rusa podría parar la guerra en Ucrania, indicó quien fue el principal asesor económico del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
El doctor Andrei Illarionov dijo que Rusia “no toma en serio” las amenazas de otros países de reducir el consumo de la energía rusa. Esto es porque, a pesar de los esfuerzos para tratar de disminuir su dependencia de Rusia, Europa continúa comprando petróleo y gas.
El año pasado, los altísimos precios del petróleo y el gas hicieron que los ingresos de Rusia en este sentido representaran el 36% de su gasto. Muchos de ellos vienen de la Unión Europea, que importa casi 40% de su gas y 27% de su petróleo del país conducido por Vladimir Putin.
Esta semana, el representante de Relaciones Exteriores de la UE, Josep Borrell, estimó: “Mil millones de euros es lo que le pagamos a Putin cada día por la energía que nos provee”.
El doctor Illarionov dijo que, si los países de Occidente “intentan aplicar un embargo verdadero a las exportaciones de petróleo y gas de Rusia, en un mes o dos, las operaciones militares de Rusia en Ucrania probablemente terminarían”. Y añadió: “Ese es uno de los instrumentos muy efectivos con el que todavía cuentan los países de Occidente”.
Mientras que el comercio de petróleo y gas continúa durante el conflicto, las amplias sanciones impuestas significan que muchas otras actividades económicas se han paralizado, muchas empresas extranjeras han dejado el país y las exportaciones se han interrumpido.
Incluso, un reciente sondeo realizado por el banco central de Rusia vaticina que la economía se encogerá en 8% este año, mientras que el Instituto Internacional de Finanzas dijo que podría ser hasta 15%.
Illarionov señaló que el presidente Putin estaba dispuesto a soportar el golpe a la economía, lo que demuestra cuáles son sus prioridades.
“Sus ambiciones territoriales e imperiales, son mucho más importantes que cualquier otra cosa, incluyendo el sustento de la población rusa y de la situación financiera del país… y hasta el estado financiero de su propio gobierno”, afirmó.
Empleos amenazados
La semana pasada, en medio de las tensiones con Europa de cómo debían pagar por el gas, el presidente Putin dijo que los “indicadores clave” sobre la salud de la economía rusa incluían la “creación de empleos, la reducción de la pobreza y la desigualdad, mejoras en la calidad de vida del pueblo, y la disponibilidad de bienes y servicios”.
Las cifras del Banco Mundial sugieren que casi 20 millones de rusos viven en la pobreza. En años recientes, el presidente Putin se ha comprometido a reducir esa cifra en la mitad.
Pero ahora, el doctor Illarionov indicó que “probablemente ese número de personas llegará a doblarse, tal vez hasta triplicarse” con las dificultades económicas.
El Centro de Investigaciones Estratégicas, un grupo de análisis basado en Moscú, estimó que dos millones de trabajos podrían desaparecer a medida que las tasas de desempleo suban de su bajo nivel anterior. Esas preocupaciones las comparte Vladimir Milov, otrora viceministro de Energía de Rusia, pero que hoy forma parte del partido de oposición Futuro, liderado por Alexei Navalny.
“Muchas personas están preocupadas de perder sus empleos. Creo que lo que pasa es que la mayoría no se da cuenta de la gravedad de la situación económica”, declaró. La inflación, que ya ha subido 15,7% debido a la guerra, significa que la gente podría dejar de gastar dinero en cosas como gimnasios y comidas en restaurantes y “esas son malas noticias para una cantidad de pequeñas empresas”, expresó Milov.
El precio de algunos productos alimenticios básicos, como azúcar, cebolla y repollo, aumentó más de 40% desde el comienzo de este año. Milov dijo que cualquier caída notable en los estándares de vida impulsaría a su partido como opositor.
“Le hemos estado explicando a la gente todo este tiempo que la política de Putin llevaría a Rusia a la catástrofe, incluyendo una completa catástrofe social y económica, sumado a un deterioro en los estándares de vida que no hemos visto en décadas”, aseguró. “Debo decir que eso viene a un costo extremadamente alto. Preferiríamos no ver los que está pasando actualmente”, sostuvo.
Sin embargo, Milov, que huyó a Lituania el año pasado, piensa que tomará algún tiempo para que la caída en los estándares de vida se traduzca en un cambio político.
“Rusia es un país con una gran inercia en la sociedad y con mucho temor instigado por las autoridades. Específicamente, la gente tiene mucho miedo de protestar porque, si lo hacen, en este momento podrían terminar en la cárcel por mucho, mucho tiempo”, indicó. No obstante, añadió: “Yo diría que unos meses de profundas dificultades económicas, que no hemos visto en 30 años, cambiarían el ánimo de la sociedad y más personas empezarán a quejarse abiertamente”.
De igual manera, el antiguo asesor de Putin, el doctor Andrei Illarionov, que ahora vive en Estados Unidos, opinó que “tarde o temprano” un cambio de gobierno es inevitable. “Es absolutamente imposible ver un futuro positivo para Rusia bajo el actual régimen político”, dijo.
Por último, sugirió que, bajo el presidente Putin, “no hay manera de que el país pueda reintegrarse a las relaciones internacionales y a la economía mundial”.
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