“Se trata de una guerra del nacionalismo radical ruso que se cree con el derecho a decidir lo que deben ser los ucranianos, cómo deben vivir”, dicen algunos socialistas
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Vladyslav Starodubtsev asegura que se quedó en Ucrania en vez de abandonar su país tras la invasión rusa para mostrar que los socialistas como él pueden ayudar en tiempos de guerra. “Trabajamos en la ayuda humanitaria, con refugiados en el oeste de Ucrania, comprando y entregando medicamentos, equipos militares o armas”, dice en una entrevista con BBC Mundo.
Su partido Sotsyalnyi Rukh (Movimiento Social) es una organización socialista democrática ucraniana que se define contraria al capitalismo y a la intolerancia. Y en los últimos días también buscó convencer a grupos de izquierda en Occidente —desde el español Podemos hasta los venezolanos trotskistas— para que apoyen el envío de armas a Ucrania contra las fuerzas de Moscú.
Desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la invasión de Ucrania en febrero, algunos partidos, líderes y gobiernos de izquierda evitaron condenarlo con la claridad que lo hicieron otros y, en cambio, señalaron una responsabilidad de Estados Unidos y la OTAN en la crisis.
“Ni siquiera los socialistas rusos cometen el mismo error que los socialistas occidentales” y “se oponen a la invasión”, sostiene Starodubtsev. Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico que este socialista ucraniano, de apenas 19 años y miembro del Consejo de su partido, mantuvo con BBC Mundo desde Kiev.
¿Cómo está la situación allí?
Está más o menos estabilizada. En los primeros días hubo pánico, pero también un esfuerzo por organizarse y ayudarse mutuamente. La gente hacía kilómetros para alistarse en el ejército. Ahora se tranquilizó y todo vuelve a la normalidad. La gente se acostumbró a las sirenas aéreas y a los bombardeos e intenta llevar una vida normal, como antes de la guerra.
- ¿Qué opina de la invasión rusa de Ucrania?
Creo que la invasión rusa es absolutamente injustificada y horrible. Algunos intentan decir que Rusia se está defendiendo de la OTAN, pero esto no tiene ninguna correlación con la realidad. Se trata de una guerra del nacionalismo radical ruso que se cree con el derecho a decidir lo que deben ser los ucranianos, cómo deben vivir. Es una guerra del imperialismo ruso.
- Su partido fue oposición al gobierno del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. ¿Cómo ve la forma en que él respondió a la invasión rusa de Ucrania?
Hay dos dimensiones en esa respuesta. En primer lugar, la respuesta militar y todo lo que está relacionado con ella, como su forma de hacer campaña en los medios, su llamamiento a los europeos, etcétera. En este sentido, Zelensky hizo un gran trabajo. Motivó a todos, demostró liderazgo en la guerra. Tomó decisiones militares correctas. Hizo un gran trabajo para unir a todos en esta lucha.
Pero hay una segunda dimensión de su respuesta: la dimensión social, defender la estabilidad del pueblo ucraniano. Aquí la respuesta es mucho peor. En tiempos de guerra, el Gobierno intenta impulsar su reforma anti laboral, reformar el código laboral para tener 60 horas de trabajo semanales y que se pueda despedir a los trabajadores sin justificación.
También están impulsando recortes sociales y una reforma de la deuda que hace recaer todas las necesidades de la guerra sobre los pobres, mientras defiende a las empresas y corporaciones. En este aspecto, Zelensky fue horrible.
- ¿La ideología jugó algún papel en la forma como usted y otros en Ucrania reaccionaron a la invasión rusa?
Nosotros, como socialistas, nos oponemos al imperialismo ruso desde el principio. Pero la ideología, por desgracia, jugó un papel en la izquierda occidental para defender las políticas y el imperialismo de Putin contra Ucrania.
- Algunos izquierdistas occidentales achacaro la invasión rusa a lo que llaman “expansionismo” de EE.UU. o de la OTAN en su país. ¿Cómo toma este argumento?
Creo que este argumento es descaradamente equivocado. Es un pensamiento centrado en Occidente: que todos los problemas de Occidente deberían trasladarse a otras regiones. De hecho, la propia Ucrania trató de entrar en la OTAN debido a esta amenaza existencial del imperialismo ruso, del nacionalismo radical ruso en sus fronteras.
Decir que se trata de una presión de EE.UU. o de la OTAN a Ucrania es absolutamente falso. La guerra comenzó hace como ocho años en la región del Dombás cuando el ejército ruso invadió el territorio de Ucrania y se apoderó de Crimea.
Nadie en Ucrania se sentía seguro después de esto. Todos temían la invasión rusa. Lo que la izquierda occidental no puede entender es que su problema con la OTAN no tiene relación con la situación en esta región. Esto es absolutamente diferente.
- Líderes y organizaciones de izquierda de Occidente también criticaron la entrega de armas a Ucrania, diciendo que socava la paz y apoya la guerra. ¿Está de acuerdo?
Estamos absolutamente a favor del envío de armas a Ucrania. Nuestros activistas participan en el ejército y luchan en el frente en este momento. Y tratamos de suministrarles todo lo que necesitan.
La guerra y la agresión no se pueden detener con palabras. Si el ejército ucraniano y la resistencia no tienen armas para defenderse, entonces Ucrania no existirá, el pueblo ucraniano no tendrá derecho a determinar su política, su economía, su cultura y su forma de vida.
Creo que quienes se oponen al envío de armas se oponen al derecho de autodeterminación del pueblo ucraniano y al derecho de Ucrania a defenderse. Para lograr algún compromiso o alguna paz, los negociadores necesitan tener un poder y sin esto no habrá paz; habrá guerra hasta el final, como Putin quería al principio. Así que enviar a Ucrania armas no sólo es lo correcto por la autodeterminación, sino también es lo correcto si se piensa en salvar vidas y detener la guerra lo antes posible.
- ¿Por qué cree que algunos izquierdistas occidentales parecen más dispuestos a criticar a EE.UU. y la OTAN que a Putin y a Rusia en esta guerra?
Debido a su frustración con EE.UU. y sus políticas en general; tratan de encontrar algo antiestadounidense que apoyar. Están como encerrados en ese pensamiento tradicional que no tiene mucho en común con el izquierdismo y el pensamiento socialista, sino con un antiamericanismo descarado.
Esta gente tiene sobre todo nostalgia soviética, nostalgia de un mundo bipolar. Y tienen algo de odio hacia los pueblos que se volvieron naciones independientes después del colapso de la URSS, como Ucrania, Georgia, etcétera.
- ¿Dice que para la izquierda lo correcto es apoyar al pueblo de Ucrania y rechazar las acciones de Rusia en lugar de culpar a Estados Unidos y a la OTAN?
Sí, absolutamente. Condenar la invasión rusa y expresar apoyo al envío de armas a Ucrania es como un mínimo para todo socialista, toda persona de izquierda que crea en la libertad de la gente, que los pueblos deben tener derecho a decidir su destino. Es lo mínimo para cualquiera de izquierda.
- ¿Y qué opina sobre la idea de que Rusia intenta “desnazificar” Ucrania, como dijo Vladimir Putin para justificar la invasión?
Es totalmente falso. En Ucrania tenemos un problema con la extrema derecha, sobre todo en la calle y algo en el ejército, pero tienen una influencia pequeña en la política y la vida ordinaria ucranianas.
Tienen un papel muy específico, principalmente como bandidos políticos de los oligarcas y algunas empresas. No más. En la mayoría de los países existe algo así. En Ucrania está el batallón Azov, que forma parte del ejército. Y el ejército ucraniano es apolítico, así que no pueden hacer nada: obedecen órdenes estrictas.
En cuanto a otras organizaciones, partidos políticos o neonazis, no tienen ninguna influencia en la política ucraniana. Tenemos muchos menos problemas con la ultraderecha que en la Unión Europea y en especial Rusia, que justifica todo por esa ideología etnonacionalista de unir a rusos, bielorrusos y ucranianos en una sola etnia y que los rusos sean los amos de esta unión. Esto es lo mismo que el fascismo.
- ¿Su posición es compartida con el resto de las organizaciones de izquierda de Ucrania? ¿O hay diferencias según con quién se hable?
Hay izquierdistas prorusos en Ucrania y en Rusia, pero no creo que llamarles izquierdistas sea apropiado. Son estalinistas en el Partido Comunista de Ucrania. Lo mismo con los partidos prohibidos que se denominan de izquierda, pero que en realidad son en su mayoría grupos conservadores de derecha y nacionalistas pro rusos que apoyan el racismo, el sexismo, el patriarcado, la homofobia e incluso el antisemitismo.
Así que estos partidos se unen más a la derecha que a la izquierda. Sólo tienen en común con la izquierda su nombre. En Rusia ocurre lo mismo: algunas organizaciones estalinistas. El Partido Comunista de la Federación Rusa, apoyan la invasión, pero en la izquierda independiente, quienes son progresistas, todos se oponen con una voz a la invasión rusa.
Incluso los socialistas rusos que no tienen estos vínculos con el Gobierno, todos se oponen a la invasión rusa y apoyan las sanciones y el envío de armas a Ucrania. Ni siquiera los socialistas rusos cometen el mismo error que los socialistas occidentales: están a favor de las armas y de las sanciones.
- Gobiernos de izquierda de países latinoamericanos como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela son aliados de Rusia y se negaron a condenarla por la invasión de Ucrania. ¿Cuál sería su mensaje a estos gobiernos?
Creo que la mayoría de estos gobiernos no son de izquierda, sino autoritarios, no democráticos y están reprimiendo a su propio pueblo, en especial en lugares como en Venezuela o Cuba. También tienen sus problemas con la OTAN, el bloqueo injustificado a Cuba y una situación complicada.
Probablemente no les diga nada a estos países o a sus gobiernos, sino a sus pueblos: deben oponerse al imperialismo ruso y a su gobierno autoritario si quieren ayudar a Ucrania y quieren llevar democracia o progreso social a sus países también. Porque estos países dependen del imperialismo ruso y están a favor de apoyar a Rusia porque no tienen otra opción.
Así que para la gente de estos países es importante oponerse a su gobierno y a los vínculos de su gobierno con Rusia, promover políticas democráticas y socialistas en sus países.
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