En una reunión con ministros, el mandatario ruso señaló que se busca usar una “quinta columna” de desleales a su país para causar división
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La periodista Marina Ovsyannikova irrumpió la noche del lunes en el plató del principal informativo de televisión de Rusia con un cartel contra la guerra en Ucrania y la propaganda estatal.
Su acto de protesta ha puesto de relevancia un flujo silencioso, pero constante, de renuncias de trabajadores de la televisión estatal rusa, sometida a un estricto control gubernamental.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dio las gracias a Ovsyannikova y pidió a otros informadores rusos que sigan su ejemplo.
Cualquier periodista que trabaje en el “cuarto poder” de Rusia, argumentó, corre el riesgo de ser sancionado por un tribunal internacional por “justificar crímenes de guerra”.
De hecho, algunos de los mayores acólitos del presidente ruso Vladimir Putin en la televisión estatal ya han recibido sanciones, como Vladimir Solovyov, que presenta un programa de entrevistas en el mayor canal de Rusia, Rossiya-1, y Margarita Simonyan de RT, que ha acusado a cualquiera que hoy se avergüence de ser ruso en este momento de no serlo realmente.
Los canales estatales de Rusia solo tienen una opción: seguir la línea informativa del Kremlin. Entonces, ¿quiénes han presentado su renuncia como reacción a la guerra?
Horas después de la protesta en pantalla de Marina Ovsyannikova se conocieron tres dimisiones.
Zhanna Agalakova, periodista de Piervy Kanal (Canal Uno), dejó su puesto de corresponsal en Europa y dos periodistas renunciaron en la cadena rival NTV: Lilia Gildeyeva, quien trabajaba como presentadora desde 2006, y Vadim Glusker, quien llevaba 30 años en la emisora.
También se han reportado casos significativos en VGTRK, el grupo de televisión estatal de toda Rusia.
El periodista Roman Super afirmó que los empleados estaban abandonando en masa el servicio de noticias Vesti, aunque esta información no ha sido verificada. El conocido presentador Sergey Brilev desmintió los rumores de que había renunciado y aseguró haber estado en un viaje de negocios por más de una semana.
En RT, antes conocida como Russia Today, Maria Baronova ha protagonizado la renuncia de más alto perfil. La exeditora en jefe de la cadena dijo este mes a Steve Rosenberg de BBC que Putin había destruido la reputación de Rusia y que la economía también estaba muerta.
También han renunciado otros empleados de RT, incluidos periodistas no rusos que trabajan para sus servicios de idiomas.
La excorresponsal en Londres Shadia Edwards-Dashti anunció su dimisión, sin ofrecer un motivo, el día en que Rusia invadió Ucrania; y el periodista Jonny Tickle, basado en Moscú, abandonó su trabajo el mismo día “por los acontecimientos recientes”.
El presentador francés Frédéric Taddeï de RT alegó que Francia estaba “en conflicto abierto” con Rusia y por “lealtad” a su país no podía seguir presentando su programa, llamado Prohibido Prohibir.
Días después, la UE anunció la prohibición de RT y Sputnik, también del Kremlin, por su “campaña de desinformación, manipulación de la información y distorsión de los hechos”.
En la agencia de noticias estatal rusa Ruptly, con sede en Alemania, también se produjeron renuncias, según Reuters.
Los medios rusos que no pertenecen al Kremlin han recibido ataques durante años, por lo que a muchos periodistas que trabajaban bajo la constante amenaza de perder su empleo en cadenas o portales independientes no les ha sorprendido la actual oleada de renuncias. A algunos incluso se les ha colgado la etiqueta de “agentes extranjeros”, típica de la era soviética.
La cadena Dozhd (TV Rain), que en 2014 tuvo que abandonar la televisión convencional, se vio obligada a detener sus transmisiones online tras la invasión de Ucrania y varios de sus periodistas huyeron de Rusia por seguridad.
Radio Ekho Moskvy también fue expulsada del aire por la nueva legislación de Rusia sobre la llamada “información falsa”. El servicio ruso de BBC está en la lista de medios occidentales prohibidos por Moscú y periodistas de Meduza, con sede en Letonia, fueron expulsados de Rusia.
Y no solo periodistas han desaparecido de la televisión estatal.
Ivan Urgant, uno de los presentadores más conocidos de Rusia, se tomó un descanso de su programa Evening Urgant en el segundo mayor canal del país, Canal Uno el mismo en el que trabajaba Marina Ovsyannikova.
Reaccionó a la guerra publicando un cuadro negro en su cuenta de Instagram con el mensaje: “Miedo y dolor. No a la guerra”. Desde entonces ha comunicado a sus seguidores que no entren en pánico; que se ha tomado unas vacaciones y que regresará pronto.
Alla Pugacheva y Maxim Galkin, una de las parejas de famosos más popular de Rusia, se encuentran entre las figuras del mundo del espectáculo que también se han ido “de vacaciones”.
Galkin publicó en Instagram: “¡No puede haber justificación para la guerra! ¡No a la guerra!”
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