Rusia lidió con bajas tasas de natalidad desde el colapso soviético. Ahora los expertos dicen que la guerra de Ucrania está dejando al gobierno ruso sin opciones para mitigar la crisis demográfica
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Después de que estalló la guerra en Ucrania en febrero, Stanislav hizo las maletas y salió volando de Rusia con su familia. Dejaron atrás a sus padres ya mayores, una casa con todos sus muebles, libros, ropa y juguetes de niños, cuentas bancarias con la mayor parte de sus ahorros y hasta una casa de campo.
Como una pareja con altos niveles de estudios que había ocupado altos cargos, dicen que se fueron de Rusia sin intención de regresar. “No quiero ser parte de esta guerra y no quiero estar en un país que mata a gente inocente”, dice Stanislav, quien accede a ser identificado solo por su nombre de pila, mientras habla con la BBC a través de una videollamada desde Israel.
Teme que la represión política en Rusia, que dice aumentó en la última década bajo el gobierno de Vladimir Putin, esté a punto de empeorar. “Imagina que vives en una habitación y cada día las paredes y el techo se vuelven un milímetro más pequeños”, dice.
“Después de un año se vuelve más notorio, pero crees que estás bien. En cinco años, se reduce un metro. En 10 años es el final para ti”.
Éxodo de profesionales
Desde el comienzo de la guerra, decenas de miles de rusos con altos niveles educativos y altamente calificados como Stanislav y su esposa abandonaron el país, según estimaciones del sector empresarial. Algunos temían ser reclutados por las fuerzas armadas, pero otros optaron por emigrar debido a su postura política o al deterioro económico que se espera que venga.
Se dice que en el gobierno ruso están particularmente preocupados por las personas que salen del país del sector tecnológico, que tienen habilidades transferibles y podrían representar una valiosa contribución a la economía.
Serguéi Plugotarenko, director de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas, dijo frente a un comité parlamentario en marzo que entre 50.000 y 70.000 trabajadores de la industria tecnológica ya abandonaron el país desde el comienzo de la guerra. Otros 100.000 podrían irse a fines de abril, agregó.
Crisis demográfica
Aunque algunos compararon este flujo con una “fuga de cerebros”, los demógrafos dicen que solo representa una pequeña fracción de la población rusa. Sin embargo, coincidieron en que el éxodo agrega presión a los desafíos de población históricos de Rusia, especialmente combinados con uno de los mayores números de muertes del mundo debido al covid-19.
“Hubo una gran crisis a mediados de la década de 1990, conocida como la crisis de la mortalidad soviética, que tuvo un gran número de muertos en la población debido al alcoholismo, altas tasas de suicidio, todo envuelto en una crisis económica masiva”, le dice a la BBC Federica Cocco, una periodista del Financial Times que escribió un artículo reciente sobre el tema.
“Rusia todavía está sufriendo las consecuencias de eso porque, debido al enorme número de muertos, ahora hay menos hombres y mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años en Rusia. “Además, muchos están siendo reclutados, especialmente hombres jóvenes, y muchos se están yendo para evitar la crisis económica”, explica.
No hay duda de que es la población de Ucrania la que soportará la carga más pesada de la invasión rusa. Miles de personas fueron asesinadas, incluidos cientos de niños, según Naciones Unidas. El 12 de abril, el alcalde de Mariúpol, que estuvo sitiada durante semanas, dijo que hasta 20.000 civiles podrían haber muerto ya a causa de los ataques y la falta de acceso a alimentos y artículos de primera necesidad debido al conflicto.
Pero los demógrafos predicen que el deterioro económico posterior al conflicto también puede afectar a la población de Rusia.
Caída en las tasas de fertilidad
Las tasas de fertilidad tienden a caer cuando la economía de un país empeora y aumentan cuando mejora. Esta regla se aplicó en Rusia en los últimos 30 años, le dice a la BBC Leslie Root, becaria postdoctoral en la Universidad de Colorado-Boulder quien investigó Rusia y Asia Central.
Root dice que las tasas de natalidad eran muy bajas en la década de 1990 después del colapso soviético, pero aumentaron nuevamente cuando la economía se fortaleció, aproximadamente desde 2005. En 2015, la tasa de fertilidad de Rusia era alta en comparación con los países europeos, con casi 1,8 hijos por madre.
Pero cayó en los años siguientes en respuesta a las sanciones y la contracción económica después de que Rusia anexó Crimea en 2014. La anexión de la península ucraniana agregó nuevos residentes a Rusia y eso podría volver a suceder si cientos de miles de personas de la región ucraniana de Donbás obtienen la ciudadanía rusa.
Sin embargo, Root dice que eso no necesariamente altera la tasa de fertilidad. “La lección principal es el vínculo claro en la dirección de las luchas económicas que causan la reducción demográfica, y no al revés”. “El deterioro económico daña la salud de la población en general y crea un exceso de morbilidad y mortalidad, por lo que tienes una población que no solo es más pequeña, sino que también está más enferma”, agrega.
Menos gente llegando a Rusia
Root cree que el deterioro económico conducirá a un flujo más lento de migrantes que lleguen a Rusia desde Asia Central y el sur del Cáucaso por trabajo. “Estos flujos migratorios son una parte importante del crecimiento de la población y la economía de Rusia, y una parte aún más importante de las economías de los países de origen. Este colapso tendrá consecuencias devastadoras entre los grupos que ya son pobres y marginados”, sostiene.
Los problemas asociados con la recesión económica a más largo plazo incluyen un mayor desempleo, condiciones desfavorables para los jóvenes que ingresan a la fuerza laboral, una creciente desigualdad, niveles de vida más bajos y una menor recaudación de impuestos, junto con mayores costos de atención médica y bienestar.
Aunque reconoce que la gravedad del impacto dependerá de lo que suceda con la guerra.
“Período difícil”
La baja tasa de natalidad de Rusia fue una preocupación para el gobierno durante años. Hablando de un “período demográfico muy difícil”, el presidente Putin abrió la financiación estatal para las nuevas madres en enero de 2020; anteriormente, el gobierno solo pagaba por un segundo hijo.
Se anunciaron nuevas exenciones fiscales para las familias y se ampliaron las medidas de bienestar infantil, como comidas escolares gratuitas y beneficios relacionados con los ingresos. Pero Ilya Kashnitsky, profesor asistente en el Centro Interdisciplinario sobre Dinámica de la Población, en la Universidad del Sur de Dinamarca, piensa que “siendo realistas, no hay opciones políticas ahora para revertir la crisis de despoblación”.
“Podemos amortiguar en gran medida el golpe, pero todo lo que está sucediendo ahora va en la dirección equivocada”, le dice a la BBC. Además de eso, el covid-19 mató al menos a 360.000 personas en Rusia, pero el exceso de muertes en el país se estima en un millón.
Kashnitsky cree que la población de Rusia se verá afectada a corto plazo por una mayor tasa de mortalidad, aislamiento económico, emigración y una caída en la calidad de vida, lo que a largo plazo contribuirá a una mayor reducción de las tasas de fertilidad. Root dice que las políticas para alentar a las personas a tener hijos generalmente tienen resultados mixtos porque “es realmente difícil cambiar las tasas de natalidad en una sociedad donde las preferencias de fertilidad son bajas”.
También es preocupante que en Rusia la estrategia “pronatalista” a menudo se combine con límites cada vez mayores a los derechos reproductivos y el aborto, considera.
Root reconoce que el envejecimiento y la disminución de la población no son exclusivos de Rusia y que en la mayoría de los países desarrollados esto se ve como el resultado de “procesos positivos, como el aumento de la educación, la igualdad de género y que las personas tengan la libertad de elegir el tamaño de su familia”.
“Entonces, la tragedia aquí no es que la población de Rusia se esté reduciendo, sino cómo y por qué se está reduciendo, y qué significa para las vidas de las personas que quedan”. ¿Y qué piensa la gente que se fue? “Personalmente, creo que las sanciones deberían ir más allá”, dice Stanislav, a pesar del impacto que tendría sobre él por ser ruso.
“Estoy dispuesto a perderlo todo, todos mis ahorros, mi departamento y mi casa de campo, si eso significa que el régimen actual colapse”.
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