Pese a la tensión, Rusia y Occidente admiten que hay una “ventana crucial” para la negociación en la crisis de Ucrania
Los líderes de Estados Unidos y Gran Bretaña mantuvieron una conversación de 40 minutos en la que aseguraron que la vía diplomática sigue siendo una opción; el ministro de Relaciones Exteriores ruso confirmó que todavía se pueden “resolver los problemas”
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PARIS.– La tensión sigue siendo extrema hoy en las fronteras ucranianas, epicentro de la crisis internacional, una de las peores en Europa desde el fin de la Guerra Fría. No obstante, como resultado de la intensa actividad diplomática de las últimas horas, Estados Unidos y Gran Bretaña reconocieron que se había abierto “una ventana crucial” de negociación para evitar un agravamiento de la tensión. Rusia había coincidido con ese enfoque poco antes.
“Hay una chance (…) de resolver los problemas”, afirmó hoy el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, después de haberse reunido en el Kremlin con el presidente Vladimir Putin, encerrado en su habitual silencio táctico desde hace varios días.
“Las posibilidades de diálogo están lejos de haberse agotado. Pero tampoco pueden durar indefinidamente”, agregó.
Pocas horas después, en una conversación telefónica de 40 minutos, el presidente Joe Biden y el primer ministro británico, Boris Johnson, reconocieron que la diplomacia todavía tenía grandes posibilidades de sacar a Europa de la dramática encrucijada en la que se encuentra desde hace semanas, aun cuando advirtieron que la situación continúa siendo extremadamente frágil.
Acusando a Moscú de no compartir informaciones sobre el desplazamiento masivo de tropas, el gobierno de Ucrania había exigido por la mañana de hoy una reunión urgente con Rusia y otros países de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), mientras el canciller alemán, Olaf Scholz, volaba hacia Kiev.
En un comunicado difundido en la noche del domingo, el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, afirmaba que Rusia había ignorado un pedido de Ucrania sobre el documento de Viena, texto de la OSCE que promete medidas de transparencia entre las fuerzas armadas de los 57 países miembros, incluido Estados Unidos.
“Ahora pasamos a la etapa siguiente. Ucrania convoca una reunión con Rusia y todos los Estados miembros en las próximas 48 horas para evocar el refuerzo y desplazamiento de tropas rusas en torno de nuestra frontera y en Crimea ocupada”, declaró Kuleba. “Rusia debe cumplir con sus compromisos en materia de transparencia militar a fin de reducir las tensiones y reforzar la seguridad de todos los Estados participantes”, agregó.
President Biden and I agreed this evening there is a crucial window for diplomacy & for Russia to step back from its threats towards Ukraine.
— Boris Johnson (@BorisJohnson) February 14, 2022
We are united in the face of such threats.
Further incursion into Ukraine will result in far reaching damage for Russia and the world.
Según la presidencia rotativa de la OSCE, ejercida en este momento por Polonia, la reunión de urgencia pedida por Kiev debía realizarse mañana en Viena, sin precisar si Rusia participaría.
Hasta hoy, el Kremlin no había informado si aceptaba esa reunión, aunque calificó una vez más el despliegue de tropas que preocupa a Occidente como “un movimiento de soldados en territorio de Rusia”.
“Hay movimientos de amplitud de las fuerzas armadas de Ucrania en las regiones fronterizas (de Rusia) y las fronteras de territorios de repúblicas autoproclamadas” controladas por separatistas prorrusos apoyados por Moscú, explicó el vocero de la presidencia rusa, Dimitri Peskov.
Tras la reunión con Vladimir Putin, el ministro de Defensa, Serguei Choigou, anunció a su vez que parte de las maniobras militares habían “terminado” y que otra parte “estaba por terminar”.
“Otras continúan, teniendo en cuenta la envergadura de esos ejercicios que fueron planificados y comenzaron en diciembre”, precisó.
Desde noviembre, Rusia desplegó más de 120.000 hombres en las fronteras orientales ucranianas, suscitando cada vez más inquietud en Europa y Estados Unidos, que temen una nueva operación militar contra Kiev, después de la anexión de Crimea en 2014. Desde hace ocho años, el conflicto también perdura con los separatistas en el este de Ucrania, apoyados por Moscú. Washington repite desde hace días que Rusia puede invadir a su vecino “en cualquier momento”. Los servicios de inteligencia norteamericanos dan, incluso, una fecha precisa: este miércoles 16 de febrero.
Ante la eventual inminencia de ese ataque, Estados Unidos decidió trasladar su embajada en Ucrania de Kiev a Lviv, en el oeste del país, según dijo ayer el secretario de Estado Antony Blinken.
“La embajada seguirá en contacto con el gobierno ucraniano” pero “exhortamos fuertemente a todos los ciudadanos estadounidenses aún en Ucrania a que salgan del país inmediatamente”, dijo Blinken en un comunicado.
Otra capital que estima que una invasión rusa es posible “dentro de 48 horas” es Londres. El primer ministro británico, Boris Johnson, llamó ayer a Vladimir Putin a “alejarse del precipicio” en Ucrania, estimando la situación “muy, muy peligrosa”.
“Llamamos a todos al diálogo (…) para evitar lo que sería un catastrófico error”, dijo Johnson, que decidió acortar su viaje por el noroeste de Inglaterra para regresar a Londres “debido a la situación actual”, según su vocero.
Moscú persiste en negar toda intención de invasión, pero condiciona la desescalada a una serie de exigencias. Sobre todo, el compromiso escrito de que Ucrania no adherirá jamás a la OTAN, condición “inaceptable” para los occidentales, que defienden el derecho de los Estados a escoger su destino. Durante el fin de semana, la situación parecía tan explosiva, que varios países occidentales solicitaron a sus ciudadanos residentes en Ucrania que dejaran el país y comenzaron a evacuar sus embajadas.
Después del presidente francés Emmanuel Macron y de Boris Johnson, ayer fue el canciller alemán Olaf Scholz quien hizo el desplazamiento a Kiev, como parte del esfuerzo internacional por distender la crisis que desestabiliza la seguridad europea. Al mismo tiempo, los primeros refuerzos alemanes comenzaban a llegar a Lituania, otro país miembro de la OTAN.
Durante su reunión en Kiev, el canciller alemán se comprometió a continuar su ayuda económica a Ucrania.
“Ningún país del mundo a apoyado financieramente a Ucrania como Alemania en estos últimos ocho años”, recordó Scholz en conferencia de prensa tras la reunión con el presidente ucraniano. “Frente a la influencia extranjera, nos hemos preocupado por su autonomía y su resiliencia. Y lo seguiremos haciendo con la misma determinación”, prosiguió.
Scholtz también parece haber advertido a Kiev sobre el peligro de que el gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2 pueda ser utilizado como “arma geopolítica”. Ya terminado, Nord Stream 2 debe librar gas a Alemania desde Rusia sin pasar por Ucrania. Aunque esencial para cubrir las necesidades energéticas alemanas, el gasoducto aún no fue inaugurado debido a las actuales tensiones.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reiteró que pertenecer a la OTAN “garantizaría su seguridad”.
En todo caso, el margen de maniobra de los europeos es estrecho. La eventualidad de un conflicto de gran escala en el Viejo Continente depende de la voluntad de Vladimir Putin. Aun así, mientras Estados Unidos multiplica los mensajes apocalípticos a riesgo de alimentar la tensión, los aliados de este lado del Atlántico esperan pesar en la decisión del jefe del Kremlin a través de dos instrumentos: la disuasión, mediante la amenaza de graves sanciones en caso de ataque, y el diálogo, todo el tiempo que sea posible.
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