Rusia, la India y China: son grandes productores de vacuna, pero logran buen ritmo de inoculación
Los tres países tuvieron un comienzo lento de los programas de inoculación y falta de interés del público en recibir una inyección contra el coronavirus
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Ni Rusia ni China ni la India, naciones productoras de la vacuna contra el coronavirus, sufren los mismos problemas de escasez de unidades que Europa o la Argentina. Sin embargo, ninguno ha logrado un buen ritmo de vacunación ni ha aplicado una cantidad significativa de dosis. De hecho, ninguno de los tres está cerca de los primeros 10 líderes de inoculación per cápita en el ranking mundial de Our World in Data.
Y aunque sus respectivos programas gubernamentales han tenido un comienzo lento, tampoco ha habido mucho clamor público para acelerar las cosas. Magomed Zurabov, un ciudadano ruso, dijo al periódico británico The Guardian que sospecha de que la pandemia fue diseñada deliberadamente y que no tiene intención de ser vacunado. En cambio, está “tomando las precauciones necesarias”: usar una mascarilla y alcohol en gel.
También es el caso de Amit Mehra. Aunque pertenece al grupo prioritario nunca concertó una cita. “No estoy dispuesto a vacunarme solo porque está disponible”, reveló el trabajador del hospital de Delhi de 47 años.
“La gente no ha mostrado ese entusiasmo y urgencia por vacunarse”, señaló a The Guardian Ajeet Jain, médico del hospital Rajiv Gandhi Super Specialty en Delhi. “La India está atravesando esa fase en la que la enfermedad ya no prevalece, excepto en unos pocos estados. La gente está tranquila de que la enfermedad ha terminado desde su punto de vista“.
Lo cierto es que la experiencia de la India, Rusia y China puede resultar, con el tiempo, típica. Incluso una vez que se alivie el problema de la escasez de vacunas, gran parte del mundo aún podría tardar años en lograr la vacunación generalizada contra la Covid-19, agobiado por los desafíos logísticos de llegar a poblaciones vastas y lejanas, la falta de interés del público y otras prioridades de salud más urgentes.
De cualquier manera, el despliegue en la India se ha acelerado en las últimas semanas, con la incorporación de clínicas privadas para ayudar a administrar las vacunas y la inclusión de nuevos grupos, como los mayores de 60 años. El programa indio alcanzó las tres millones de dosis diarias esta semana que, si se mantiene, lo pondría al alcance de su objetivo de vacunar al 20% de la población para agosto.
La aceptación fue más lenta de lo esperado entre los 30 millones de trabajadores de atención médica y de primera línea a los que se dio prioridad para la primera ronda de dosis, y algunos se mostraron reacios a recibir la fórmula Covaxin, una vacuna desarrollada localmente que se puso en uso antes de la publicación de los resultados del ensayo de fase 3. Los datos provisionales han demostrado desde entonces que tiene una efectividad del 81%.
“Eso causó bastante confusión, los trabajadores de la salud, que se suponía que debían ser vacunados en la primera ronda y que entendían este proceso un poco mejor que otras personas, no se presentaron tanto como debían”, explicó a The Guardian el Dr. Shahid Jameel, virólogo y director de la escuela de biociencias Trivedi en la Universidad de Ashoka.
La India también se abstuvo de desplegar toda su fuerza laboral de administradores de vacunas para luchar contra el Covid-19, reservando la mitad del personas para aplicar inyecciones para otras enfermedades mortales. “Hay un programa de vacunación infantil, hay uno para madres embarazadas y tienen que seguir adelante sin obstáculos a pesar del Covid”, comentó el experto.
No obstante, tal vez, el factor más importante detrás de la falta de interés puede ser que, desde septiembre, las tasas de positividad en la India han caído abruptamente. Y en un país con una edad promedio de alrededor de 28 años, el Covid-19 no ha demostrado ser especialmente mortal, ya que está implicado en unas 160.000 muertes registradas, un tercio del número de indios que mueren de tuberculosis cada año.
Lo mismo es cierto para el residente promedio de Pekín, aunque no por razones demográficas. China ha empleado medidas de cuarentena contundentes pero efectivas para contener el Sars-CoV-2 con éxito, y la vida en el país ha vuelto en gran medida a la normalidad. Aunque autorizó sus primeras vacunas para uso de emergencia en julio, hasta ahora solo el 4% del país ha sido vacunado.
“Uno de los contribuyentes más importantes es esta percepción de que China tiene un bajo riesgo de infección”, dijo Yanzhong Huang, director del Centro de Estudios de Salud Global de la Universidad Seton Hall en Nueva Jersey. “Entonces la gente piensa, ¿por qué molestarse en vacunarse? Ya estamos a salvo“.
El país apunta a inocular al 40% de su población para julio, un objetivo que requerirá administrar alrededor de cuatro millones de inyecciones al día, frente a las 640.000 que se están aplicando, según las últimas cifras públicas.
Pero Pekín también debe equilibrar los compromisos de suministrar al menos 463 millones de dosis a países en el extranjero, muchas de ellas donaciones a socios estratégicos. Hasta ahora, se ha ejercido poca presión para acumular esas vacunas para su uso en el hogar. “La gente ve esto como un ejemplo de China como líder mundial, algo que muestra que China es una gran potencia responsable y confiable”, indicó Huang.
Rusia, en cambio, se ha visto más afectada por el virus, perdiendo 90.000 vidas según cifras oficiales que se cree que son una subestimación significativa. Pero también allí, la adopción de la vacuna está muy por debajo de los objetivos gubernamentales de inocular al 60% de la población a mediados de año.
La falta de confianza en el gobierno ruso es un obstáculo clave, explicó Sergei Rybakov, representante de la Alianza de Médicos, un sindicato médico vinculado a la oposición que ha criticado la respuesta oficial a la pandemia.
Aunque el estado ha comercializado la Sputnik V en el extranjero, ha hecho menos para promover la vacuna entre los rusos. “La tarea del estado es demostrar que la vacuna es necesaria, que la vacuna es segura. En Rusia, esto no se ha hecho en la medida necesaria“, señaló el experto. “Es necesario mostrarle a la gente que no recibir la vacuna es más peligroso que hacerlo”, agregó.
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