Rusia inicia otra fase de la guerra en Ucrania: la temida ofensiva en el Donbass
Luego de retirar sus fuerzas del norte y de los alrededores de Kiev para reagruparlas en el este, las tropas del Kremlin comenzaron el avance sobre la región industrial con el apoyo de separatistas prorrusos; bombardeos en Lviv
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LA NACION
KIEV.– Después de bombardear Lviv e intensificar la presión sobre el último foco de resistencia en la sitiada Mariupol, Rusia inició hoy su largamente anunciada y temida ofensiva terrestre en la región del este de Ucrania, el Donbass, a casi dos meses del inicio de la invasión ordenada por Vladimir Putin.
“Ahora podemos decir que las tropas rusas han comenzado la batalla por el Donbass, para la que se estuvieron preparando durante mucho tiempo. Una gran parte de todo el Ejército ruso se dedica ahora a esta ofensiva”, dijo el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
Minutos antes, autoridades del Donbass informaron de fuertes enfrentamientos y bombardeos rusos en varias localidades de Lugansk y Donetsk, las dos provincias que forman el Donbass, una región industrial fronteriza con Rusia y donde varias zonas se encuentran controladas por separatistas prorrusos.
El anuncio de Zelensky llegó horas después de varios ataques rusos con misiles contra instalaciones militares en la occidental ciudad ucraniana de Lviv y otros numerosos objetivos en otras partes del país, interpretados como un esfuerzo por reducir las capacidades militares de Ucrania antes de lanzar su asalto en el Donbass, donde la mayoría de la población es rusohablante.
A fines de marzo y luego de varios reveses militares, como el freno a la ofensiva sobre Kiev, Rusia retiró sus tropas de los alrededores de la capital y del norte de Ucrania para abocarlas a la “liberación” del Donbass, donde los separatistas controlan extensos territorios y combaten al Ejército ucraniano desde 2014, en rechazo de la destitución del entonces gobierno prorruso por una ola de protestas.
Vladimir Putin dice que uno de los fines de la ofensiva en Ucrania es proteger a la población rusoparlante del Donbass del “genocidio” que, según él, cometieron allí las nuevas autoridades prooccidentales de Kiev, a las que tilda de “neonazis”, en los últimos ocho años.
“No importa cuántos soldados rusos traigan hasta aquí, lucharemos. Nos defenderemos”, aseguró Zelensky, que hoy presentó documentos para acelerar el ingreso de Ucrania en la Unión Europea (UE).
El gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai, informó de “combates incesantes” en varias ciudades de la provincia. “Esto es un infierno. Ha comenzado la ofensiva de la que llevamos semanas hablando”, dijo en Facebook. “Hay combates en Rubizhne y Popasna, combates incesantes en otras localidades pacíficas”, afirmó Gaidai en Telegram. Cuatro personas murieron en Kreminna, un pueblo de Lugansk tomado ayer por las fuerzas rusas, agregó.
Cuatro más murieron en tres localidades de la provincia de Donetsk, dijo su gobernador, Pavlo Kyrylenko.
Antes de la ofensiva, el Departamento de Defensa norteamericano dijo que Rusia sumó artillería, decenas de miles de soldados y otras capacidades militares en días recientes para su avance en el Donbass, y que podría disponer aún de más tropas si termina de conquistar –lo que parece inminente– la sureña ciudad portuaria de Mariupol, ubicada en esa región. Completamente devastada por siete semanas de asedio, bombardeos y enfrentamientos callejeros, la estratégica Mariupol está controlada casi por completo por el Ejército ruso, y los últimos combatientes que la defienden, estimados en unos pocos miles, están atrincherados y rodeados en los túneles de una enorme planta de producción de acero.
La captura de Mariupol –cuyo alcalde pidió la intervención del papa Francisco para “salvar la comunidad del asedio y permitir a los habitantes dejar la ciudad sitiada”– sería de gran importancia para Rusia, pues le permitiría liberar a miles de soldados para que se sumaran a la operación en el Donbass.
Los soldados, que llegaron a Mariupol por el sudoeste desde la península ucraniana de Crimea, podrían avanzar, tras la eventual caída de la ciudad, hacia el nordeste, hacia la retaguardia de las fuerzas ucranianas en el Donbass, que quedarían encerradas entre ellas y otras tropas rusas y los separatistas prorrusos.
Rusia anexó Crimea en 2014. Mariupol se encuentra sobre el Mar de Azov, que a su vez es parte del Mar Negro. Con la conquista de la ciudad, Rusia controlaría los puertos más importantes de Ucrania, salvo Odessa, ubicada más al oeste, virtualmente bloqueando la salida al mar de Ucrania e impidiendo sus exportaciones. La mayor parte de la ciudad está en ruinas, y sus autoridades calculan que la ofensiva rusa provocó al menos 21.000 muertos.
En este contexto y antes de la nueva ofensiva, la artillería rusa mató a siete personas e hirió a 11 en los bombardeos en Lviv, que sufrió pocos ataques en 54 días de guerra y que se convirtió en refugio para civiles que huyen de zonas de combates más intensos. Dada su cercanía con Polonia, la ciudad es la principal puerta de entrada de las armas suministradas por la OTAN a Ucrania. Polonia integra tanto la OTAN como la UE.
Los ataques en Lviv alcanzaron tres instalaciones de infraestructura militar y una gomería, según las autoridades ucranianas. Moscú, en tanto, dijo que los bombardeos fueron con “misiles de alta precisión” y destruyeron un “centro logístico e importantes lotes de armamento extranjero, entregados a Ucrania en los últimos seis días por Estados Unidos y países europeos”.
A última hora de hoy, la Casa Blanca anunció que analizaba la posibilidad de incluir a Rusia en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Agencias AFP, AP y Reuters
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