Rusia bombardeó un shopping en Kiev y Mariupol resistía el asalto ruso
El ataque durante la madrugada destruyó el complejo que dejó ocho civiles muertos en la capital; la ciudad portuaria continuaba bajo fuego luego de que el gobierno rechazara el ultimátum de rendición de Moscú
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LVIV.- La guerra llegó hoy a Kiev donde un flamante centro comercial fue salvajemente bombardeado en la madrugada por fuerzas rusas, en un ataque que dejó 8 muertos e imágenes de destrucción impresionantes en la capital. El ataque, que coincidió con la negativa a aceptar un ultimátum ruso de la ciudad portuaria mártir de Mariupol, en el sur, marcó un salto cualitativo en la estrategia de invasión total sobre diversos frentes lanzada hace 26 días por el presidente ruso, Vladimir Putin.
Mientras la diplomacia internacional seguía presionando para que las dos partes acordaran un alto el fuego, Putin aparecía cada vez más determinado en seguir arrasando a sangre y fuego a ciudades y civiles. Más arrinconado por la comunidad internacional que denuncia crímenes de guerra, pese a los pedidos de sentarse a una mesa a hablar lanzados por su enemigo “nazi”, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, el autócrata ruso seguía ignorándolo.
Algunos analistas creen que, evocando la Conferencia de Yalta en la que comenzó la Guerra Fría –y Roosvelt y Stalin dividieron el mundo–, Putin apuntaría a reunirse con el presidente estadounidense, Joe Biden, para hacer algo similar. Y para salir triunfante del atolladero en el que se ha metido, que ha puesto en vilo al mundo.
Reflejando una vez más la complicación extrema implícita en las difíciles negociaciones que se están dando, por videoconferencia y auspiciadas por Turquía, entre las partes, Zelensky advirtió que un posible acuerdo con Rusia debería ser sometido a referéndum en Ucrania, según la agencia de noticias rusa Tass.
En otra jornada de violencia, horas después de que la capital –rodeada desde hace semanas por fuerzas rusas que siguen a 25 kilómetros y tienen dificultades para avanzar–, sufriera un bombardeo pesadísimo, que dejó diversos edificios calcinados, autos incendiados, cráteres impresionantes, el Ejército ruso dio su versión de los hechos. Y explicó que atacó el centro comercial de un barrio del norte de la ciudad porque se utilizaba como un almacén de armamento y munición.
“Una batería de lanzacohetes múltiples ucranianos y una base de almacenamiento de sus municiones fueron destruidos con armas de precisión de largo alcance en la madrugada del 21 de marzo, en un centro comercial que no estaba operativo”, indicó el Ministerio de Defensa ruso.
Confirmando que esta guerra se caracteriza por librarse también en redes sociales, fuentes informadas ucranianas contaron a LA NACION que, en verdad, el bombardeo contra el shopping Retroville fue culpa de un joven tiktoker ucraniano.
“Este no tuvo mejor idea que filmar y subir a TikTok, para tener su momento de gloria, un video en el que se veían vehículos militares acorazados entrando al estacionamiento del shopping”, dijo a LA NACION un voluntario de alto rango que se ocupa de logística. Este incluso mostró que el tiktoker culpable de la destrucción del Retroville y de diversos edificios que lo rodeaban y de ocho muertos, fue arrestado. “Irá a prisión. Desde hace meses que las Fuerzas de Defensa Ucranianas repiten, una y otra vez, que no deben filmarse y subirse a las redes sociales videos de vehículos, posiciones militares, trincheras y demás, porque sabemos que Rusia tiene un equipo enorme de expertos, basado en San Petersburgo, que monitorea en forma constante las redes sociales y que justamente después de ver las imágenes de vehículos militares ingresando en el shopping, decidió atacarlo”, explicó.
En Kiev, donde algunos testigos comenzaron a oír disparos de ametralladoras por las calles, las fuerzas ucranianas se preparaban para resistir un asalto final que nadie sabe exactamente cuándo llegará. Otra vez, visto el peligro inminente, se decretó un toque de queda de 35 horas, desde hoy a la noche hasta el miércoles por la mañana.
Se vivían horas tanto dramáticas como decisivas, en tanto, en Mariupol, estratégica ciudad portuaria del Mar de Azov, arrasada y bajo sitio desde hace semanas, que sin embargo no se daba por vencida. “No soy tan optimista sobre el hecho de que basten dos o tres días, o una semana para cerrar la cuestión. Desafortunadamente no, la ciudad es grande”, dijo el jefe de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin. Las palabras de este funcionario filorruso resumieron las grandes dificultades con las que se topó el ejército de Putin en Mariupol, el puerto más importante del Mar de Azov, que permitiría unir por tierra Crimea y Rusia. Aunque la ciudad está destruida en un 90%, tanto es así que fue comparada con Guernica y Grozny, ahora se ha vuelto el símbolo no sólo de la ofensiva más cruenta, sobre todo contra civiles, sino de la resistencia “hasta la muerte” de los ucranianos. Un pueblo que, más allá de que 10 millones de personas debieron huir de sus casas, de los cientos de civiles muertos y de la destrucción de sus ciudades más importantes, como Kharkhiv, la segunda más poblada después de Kiev, sigue increíblemente con la moral en alto. Y seguro de que la victoria, antes o después, llegará.
“El Kremlin está poniendo a sus soldados en una picadora de carne”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, que aludió al hecho de que las pérdidas rusas son muy pesadas. Al respecto, llamó la atención de que sorpresivamente el diario Komsomolskaya Pravda, cercano a Putin, por primera vez revelara las bajas: 9891 muertos y más de 15.000 heridos. Una cifra nunca antes salida a la luz, pero que, minutos después de su difusión, fue removida del artículo online, que fue modificado.
Ataque a una planta química
Hoy, durante una noche en las que las sirenas de alerta sonaron en todo el país, una planta química de Sumy, en el este, fue atacada, lo que causó alarma por pérdidas de amoníaco que lograron ser controladas. Esto reflotó el temor a que Rusia bombardee plantas químicas para usarlas como armas de ese tipo.
Otro ataque con misiles destruyó un área de entrenamiento militar en Rivne, en el noroeste de Ucrania. Allí el Ejército ruso dijo haber matado “más de 80 mercenarios y nacionalistas extranjeros”, un blanco recurrente en los comunicados oficiales rusos. Dos naves rusas, por otro lado, habrían abierto fuego “en modo indiscriminado” contra la ciudad portuaria de Odessa, en el sur, que habría a su vez respondido con fuego de artillería.
En Lviv, donde hubo un récord de alertas con sirenas –cinco desde la madrugada hasta la tarde–, el nerviosismo por eventuales ataques crecía con el pasar de las horas. Más allá de que a la hora de bajar al refugio se veían decenas de militares que salían casi corriendo de los cuarteles –posibles blanco de ataques–, también se observaban cuadrillas que seguían envolviendo estatuas y monumentos, como por ejemplo, los del bellísimo Teatro de la Opera.
En la estación central, aunque había mucho menos movimiento que en días pasados, seguían con sus valijas, yendo y viniendo centenares de refugiados. Como Natalia, jubilada de 67 años de Mykolayiv, que queda al norte de Kherson, en teoría tomada por Rusia, de la que escapó porque allí también siguen lloviendo bombas.
“Esta noche un misil llegó a una base militar en mi ciudad y mi marido, que se quedó, me dijo que quizás 50 personas murieron, pero nadie sabe cuántos había adentro”, contó. Hospedada ahora en lo de unos amigos, Natalia, sentada en un banco de la parte externa de la estación, explicó que por la tarde le gustaba tomar aire y sentarse allí y comer algo, visto que hay decenas de voluntarios que reparten comida. “Con la poca pensión que tengo, ¿Qué hago? ¿Dónde voy?”, comentaba esta mujer sola, con ganas de charlar, madre de un hijo que ya en 2014 fue a combatir al Donbass, que ahora de nuevo se encuentra en el frente, luchando en contra de los rusos.
“Hace 30 años, cuando nació mi hijo, fui a lo de mi suegra y encontré un libro de Nostradamus donde estaba escrito que Ucrania iba a dividirse”, reveló Natalia. “Y yo estoy viendo que se está cumpliendo lo que leí hace 30 años”.
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