Rusia baja la tensión con Ucrania y retirará las tropas de la frontera
El gobierno de Vladimir Putin ordenó desde el viernes el regreso a sus bases de las fuerzas militares desplegadas en la zona tras la tensión generada con Occidente
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PARÍS.– En un claro mensaje de distensión hacia Occidente, Rusia comenzará el viernes a retirar sus tropas de la frontera de Ucrania, después que ese masivo despliegue despertó la inquietud de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE), que denunciaron el riesgo de nuevos enfrentamientos en esa región.
Así lo anunció el jueves el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, durante una visita relámpago a la península de Crimea, anexada por Moscú en 2015, donde los militares rusos realizaban “solo maniobras”, según el Kremlin. En esa intervención, el funcionario ordenó a los altos grados del Ejército y la Fuerza Aérea “que comiencen a regresar a sus bases desde la frontera ruso-ucraniana y Crimea a partir del 23 de abril”.
“Creo que los objetivos de estas maniobras fueron cumplidos. Las tropas han demostrado su capacidad para defender nuestro país”, dijo. “Por esa razón, decidí dar por concluidas las operaciones en los distritos del sur y del oeste”, precisó.
Shoigu ordenó al Ejército regresar a sus bases antes del 1° de mayo. El ministro ordenó a los jefes militares que “analicen las maniobras realizadas a todos los niveles de comando y preparen un plan, para eliminar deficiencias eventuales”.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, manifestó su satisfacción. “La reducción de tropas en nuestra frontera conduce a una reducción proporcional de tensión”, dijo en Twitter. “Ucrania sigue vigilante, pero se felicita de toda medida que busque reducir la presencia militar”, agregó.
Acusados por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) así como por su vecino ucraniano, de desplegar cerca de 150.000 hombres en la región, los responsables militares rusos argumentaron que habían bloqueado los vuelos y cerrado la navegación en partes del Mar Negro y en Crimea para realizar perforaciones.
La semana pasada, Moscú anunció limitar durante seis meses la navegación de buques militares y oficiales extranjeros en tres zonas frente a Crimea. La medida fue denunciada por Washington como una “escalada” y considerada “una evolución altamente preocupante” por la Unión Europea. También la OTAN, a la cual Ucrania pretende ingresar, exigió que Moscú garantizara el “libre acceso” a los puertos ucranianos de la región, por donde circulan importantes exportaciones de ese país.
Poco antes, Rusia había anunciado unas 4000 maniobras militares en los 11 husos horarios del territorio ruso para lo que calificaron de “chequeos de control periódico invernal” durante todo el mes de abril.
Temor de invasión
Kiev, que combate en el este ucraniano a los separatistas pro-rusos, afirmaba temer una invasión con el objetivo de “destruir” a Ucrania. Moscú aseguraba “no amenazar a nadie”, denunciando simultáneamente las “provocaciones” de Kiev y las actividades “amenazantes” de la OTAN en sus fronteras.
A pesar de los temores expresados estos últimos días por Occidente debido al comportamiento ruso en la frontera ucraniana, que incluyó buques de guerra, moderno armamento y aviones de ataque, algunos analistas expresaron dudas sobre la intención de Moscú de preparar una invasión.
Para ellos, se trató simplemente de una gesticulación militar de parte del Kremlin, para que la nueva administración Biden tome nota de la capacidad de escalada rusa, en momentos en que Washington intenta establecer nuevas relaciones con Moscú y los lobbies ucranianos buscan un mayor apoyo occidental.
La sorpresiva decisión de poner punto final al masivo despliegue militar en la frontera ruso-ucraniana pareció dar razón a esos argumentos. Sobre todo después del amenazante tono del discurso pronunciado por el jefe del Kremlin el miércoles ante la Asamblea Federal —ambas cámaras del Parlamento reunidas— donde, sin mencionarlos acusó a los occidentales de “practicar el deporte de atacar a Rusia por cualquier cosa”, y advirtió que aquellos que osen cruzar “las líneas rojas rusas se expondrán a una respuesta asimétrica, fulminante y dura”.
“¡Los organizadores de provocaciones que amenacen nuestra seguridad lo lamentarán como jamás hayan tenido que lamentar algo!”, lanzó Vladimir Putin.
En ese marco de extrema tensión, la semana pasada Washington impuso sanciones contra Rusia por su interferencia en la elección de 2020, por su ciberataque masivo de SolarWinds y por su ocupación y “graves violaciones a los derechos humanos” en Crimea desde 2015.
Estados Unidos y la Unión Europea también condenaron al régimen ruso por el tratamiento reservado a Alexei Navalny, encarcelado y en huelga de hambre, cuyo estado de salud es extremadamente serio, según sus allegados, y por la represión de que es objeto la oposición popular en forma sistemática.
La perspectiva de una distensión en la región favoreció de inmediato al rublo, que subió 1% frente a las grandes monedas en el mercado moscovita. Las acciones rusas también aumentaron 2%, borrando tres días de pérdidas provocadas por el altamente anticipado discurso de Vladimir Putin sobre el estado de la Nación del miércoles, y las múltiples manifestaciones a favor de la liberación del disidente ruso Alexei Navalny.
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