Rusia acelera sus planes para sellar su control en el sur de Ucrania
Moscú reveló que comenzó a proveer agua potable a la anexada península de Crimea a través de un canal que estaba bloqueado por Kiev y a restablecer el tráfico ferroviario y automotor
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NUEVA YORK.- Mientras sigue martillando con artillería pesada el este de Ucrania, al mismo tiempo Rusia acelera para consolidar su control sobre el sur del país, donde dice haber reabierto las rutas, vías férreas y un crucial canal de agua dulce, medidas tendientes a asegurarse el dominio permanente de la región.
La extensión de la infraestructura rusa sobre el territorio ocupado del sur ucraniano puede permitir que Moscú fortifique un “puente terrestre” entre Rusia y Crimea, y viene a sumarse a los intentos de control de la región a través de la introducción de su moneda rusa, el rublo, y la designación de funcionarios delegados del Kremlin.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, dijo el martes pasado que los militares trabajaron en colaboración con Ferrocarriles de Rusia para reparar 1300 kilómetros de vías en el sudeste ucraniano, dejándolas en condiciones de restablecer el flujo de trenes desde Rusia y a través de la región oriental del Donbass hasta los territorios ocupados de Kherson y Crimea.
Shoigu también dijo que Crimea está recibiendo nuevamente agua a través del Canal de Crimea del Norte, una importante fuente de agua dulce que Ucrania cortó en 2014, cuando el Kremlin anexó la península. Además, anunció la reapertura al tránsito vehicular entre Rusia “continental” y la península de Crimea.
Las afirmaciones de Shoigu sobre el tráfico terrestre y ferroviario no pudieron ser verificadas, al menos por el momento.
Las imágenes satelitales analizadas por The New York Times muestran que hay partes del canal que en marzo estaban secas y dónde hoy se aprecia el flujo de agua hacia Crimea. A fines de febrero, pocos días después de la invasión, ingenieros rusos volaron con explosivos el bloqueo del canal. Los funcionarios ucranianos consultados prefirieron no comentar al respecto.
El Canal de Crimea del Norte, una maravilla de ingeniería de 400 kilómetros de largo construida por la extinta Unión Soviética, llevaba agua de riego desde el río Dnieper hasta la árida península, que el presidente ruso, Vladimir Putin, le arrebató a Ucrania en 2014.
Tras la anexión, Ucrania bloqueó el canal con bolsas de arena y arcilla, para impedir que los ocupantes rusos aprovecharan un recurso tan valioso en la región como es el agua dulce.
En vez de fluir hasta la península, el agua del canal fue utilizada a partir de entones para regar las plantaciones de melones y peras de la región de Kherson, más al norte del país.
Medidas para golpear a Rusia
En su momento, los funcionarios ucranianos dijeron que cortar el flujo de agua era una de las pocas medidas disponibles para perjudicar a Rusia sin apelar a la fuerza militar.
Para el Kremlin, el bloqueo del canal se convirtió en un grave y costoso problema de infraestructura, y desde entonces los habitantes de Crimea sufrieron escasez crónica de agua, y hasta cortes totales del suministro de agua potable.
El año pasado, cuando Putin empezó a concentrar tropas en la frontera de Ucrania, algunos analistas especularon que el canal era uno de los grandes premios que el Kremlin quería embolsarse. En el este, donde ambos Ejércitos luchan por el control de la región, los funcionarios ucranianos están evaluando la posibilidad de retirar sus fuerzas de la ciudad de Sevierodonetsk, el último gran foco de resistencia ucraniana en la región de Lugansk.
Hace semanas que Sevierodonetsk es blanco del incesante bombardeo ruso, y el presidente ucraniano Volodimir Zelensky se refirió el lunes a esa ciudad y a su vecina Lysychansk como “ciudades muertas”, materialmente destruidas y prácticamente desiertas de civiles.
“Los combaten siguen, no hay tregua y no vamos a entregar la ciudad, por más que nuestro Ejército tenga que retroceder a posiciones más fuertes”, dijo Serhiy Haidai, gobernador militar de Kiev para la región de Lugansk.
El plan del Kremlin
Como no podía ser de otra manera, el anuncio de Moscú sobre su afincamiento y sus avances en el sur del país fue recibido en Ucrania como una prueba más de la determinación de Putin de dividir a Ucrania y saquear sus recursos naturales.
“Rusia está tratando de construir infraestructura para asegurar los suministros de sus militares”, dice Mykhailo Samus, subdirector de Asuntos Internacionales del Centro de Estudios Bélicos y de Desarme, un grupo de investigación en Kiev.
“Tal vez intenten saquear la agricultura y los alimentos de los territorios ocupados”, agregó.
Las autoridades rusas informaron que la primera formación de trenes viajó transportando granos desde la ciudad ocupada de Melitopol hasta Crimea, una carga que según Kiev fue robada a los agricultores ucranianos, que se vieron obligados a entregar sus cultivos por una miseria, o directamente por nada.
Rusia mantiene bloqueados desde el comienzo de la guerra los puertos de Ucrania en el mar Negro, donde quedaron atrapados más de 20 millones de toneladas de granos destinados a la exportación, profundizando la ya grave crisis alimentaria mundial. Y el panorama a largo plazo es peor: la Asociación de Granos de Ucrania informó que los silos de granos todavía están medio llenos, o sea que gran parte de la cosecha de este año tal vez no pueda ser levantada y quede en los campos.
Pero el canciller ruso, Sergei Lavrov, minimizó el problema y dio a entender que la supuesta catástrofe alimentaria global causada por un bloqueo ruso es una exageración occidental. “La situación actual no tiene nada que ver con la crisis alimentaria”, dijo Lavrov en Ankara, la capital turca. “La Federación Rusa no pone ningún obstáculo al paso de los barcos”.
Estados Unidos usó las imágenes satelitales de buques de carga rusos para acusar al Kremlin de saquear las existencias de trigo que Ucrania exporta, principalmente a África. De esa manera, Washington se hizo eco de las acusaciones de Kiev, que asegura que desde el inicio de la invasión Rusia robó unas 500.000 toneladas de trigo por valor de 100 millones de dólares.
Pero el trigo no es el único recurso ucraniano que genera alarma: Ucrania se prepara para un invierno duro y frío, y Volodimir Zelensky ya avisó que este año su país no exportará su gas ni su carbón. “Toda la producción nacional estará dirigida a cubrir las necesidades de nuestros ciudadanos”, dijo el presidente ucraniano.
Marc Santora, Thomas Gibbons-Neff, Anton Troianovski y Michael Levenson
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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