Ron DeSantis, el gobernador que transformó a Florida en un laboratorio de ideas conservadoras y sueña con la Casa Blanca
El mandatario, de 44 años, anunció su precandidatura al Partido Republicano y se convirtió en el principal rival de Trump en las internas; cómo fue su carrera política
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MIAMI.- Transformó Florida en un laboratorio de ideas conservadoras. Estrella emergente de la derecha estadounidense, el gobernador Ron DeSantis -que hoy presentó su postulación en el Partido Republicano- espera ver cómo sus posturas más duras en materia de inmigración, aborto o cuestiones de género lo impulsan hacia la Casa Blanca, para disgusto de Donald Trump.
Este exabogado de la Armada, de 44 años, es el principal obstáculo hacia la investidura republicana del expresidente, un hombre con el que comparte sus ideas principales, pero no sus excesos.
DeSantis, reelecto como gobernador de Florida en noviembre, aparece casi a diario en los medios norteamericanos como uno de los mayores protagonistas de la cruzada conservadora contra la ideología progresista “woke”. En los últimos meses abrazó varias batallas culturales en torno a la educación, el racismo o la identidad de género. Asuntos que, sumados a un endurecimiento de las leyes de aborto y de inmigración, lo convirtieron en una figura destacada para el electorado conservador.
Comienzos
Nativo de Florida con raíces familiares en el Medio Oeste, DeSantis fue un jugador de béisbol destacado en sus años de juventud. Representó al equipo de Dunedin, Florida, en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas de 1991 antes de convertirse en el capitán del equipo de la Universidad de Yale.
Después de un breve período de enseñanza en la escuela secundaria, pasó a la Facultad de Derecho de Harvard. Luego se convirtió en oficial de la Fiscalía General de la Marina, cargo que lo llevó a Irak y al campo de detención de la Bahía de Guantánamo.
DeSantis se postuló para el Congreso en 2012, ganó su distrito en el área de Orlando y se convirtió en miembro fundador del Freedom Caucus de extrema derecha en el Capitolio. Como muchos conservadores en el Congreso en ese momento, impulsó cambios en Medicare y el Seguro Social, incluida una medida que habría elevado la edad de jubilación a 70 años.
Fue legislador durante tres mandatos antes de lanzar su candidatura para gobernador en 2018. Ganó esa contienda por menos de un punto, pero el año pasado se aseguró un amplio apoyo en su reelección.
Guerrero contra el “woke”
Quizás más que cualquier otro funcionario republicano, DeSantis luchó y promulgó políticas que inflaman las divisiones culturales de la nación. Él lo llama su guerra contra el “woke” (los movimientos que hacen bandera de la diversidad).
En el último año legislativo se consagró como el gobernador conservador más agresivo y consumado en las amargas guerras culturales del país.
Firmó y luego amplió el proyecto de ley de derechos de los padres en la educación, conocido por los críticos como la ley “No digas gay” , que prohíbe la instrucción o la discusión en el aula sobre temas LGBTQ en las escuelas públicas de Florida para todos los grados. También firmó una ley que prohíbe el financiamiento estatal y federal para programas de diversidad, equidad e inclusión en colegios y universidades estatales.
Esta primavera, firmó una ley que prohíbe los abortos a partir de las seis semanas, que es antes del tiempo en que la mayoría de las mujeres se dan cuenta de que están embarazadas. Además, destituyó a un fiscal electo que se comprometió a no acusar a las personas bajo las nuevas restricciones de aborto de Florida ni a los médicos que brindan atención sobre afirmación de género.
DeSantis también promulgó recientemente una ley que permite a los residentes de Florida portar un arma de fuego oculta sin permiso. Impulsó nuevas medidas que, según advierten los expertos, debilitarían la libertad de prensa. Además, tomó el control de una universidad de artes liberales que creía que estaba adoctrinando a los estudiantes con ideología de izquierda.
Batalla con Disney
DeSantis está dispuesto a luchar contra cualquier persona o cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
En esto, puede que no haya mejor ejemplo que su enemistad con el gigante del entretenimiento Disney, con sede en Florida , uno de los mayores empleadores de su estado.
La lucha comenzó el año pasado después de que Disney, acosado por una gran presión tanto interna como externa, se opusiera públicamente a la ley “No digas gay”. En represalia, DeSantis se hizo cargo del distrito autónomo de Disney World a través de la legislación aprobada por los legisladores de Florida y nombró una nueva junta que supervisaría los servicios municipales para los parques temáticos y hoteles en expansión.
DeSantis amenazó con construir una prisión estatal en la propiedad del parque.
La disputa provocó la condena de los líderes empresariales y sus oponentes republicanos, quienes dijeron que las medidas están en desacuerdo con el conservadurismo de los gobiernos pequeños.
Disney presentó una demanda contra la administración DeSantis, una batalla legal que probablemente seguirá a DeSantis hasta la contienda presidencial de 2024. En medio de la lucha, Disney anunció la semana pasada que descartaba los planes para construir un nuevo campus en el centro de Florida que habría empleado a 2000 personas.
DeSantis vs Trump
Los aliados de DeSantis afirman que es más elegible que Trump en una elección general.
Hace solo seis meses, DeSantis ganó su reelección en Florida por sorprendentes 19 puntos, incluso pese al rechazo de líderes republicanos de otros estados. Su victoria representó el mayor margen de victoria en cualquier carrera para gobernador de Florida en décadas. También ganó el condado de Miami-Dade, un antiguo bastión demócrata repleto de votantes de color.
Por supuesto, no está claro si ese éxito se traduciría en el escenario nacional. Los votantes a menudo ven las elecciones para gobernador de manera diferente a las de los cargos federales. Aún así, el equipo de DeSantis señaló que destacará la elegibilidad en un claro contraste con Trump, quien enfrenta múltiples amenazas legales y presidió derrotas republicanas en tres elecciones nacionales consecutivas.
El súper comité de acción política de DeSantis recientemente distribuyó volantes a los votantes de las primarias describiéndolo de esta manera: “Un líder conservador que lucha y gana”.
Aún así, hay dudas sobre su capacidad para conectarse tanto con los votantes como con los líderes del partido a nivel personal.
En gran parte por esa razón, la mayoría de la delegación republicana en el Congreso de Florida ya ha respaldado a Trump sobre DeSantis. También surgieron numerosas anécdotas en las últimas semanas que revelan hasta qué punto DeSantis ignoró a otros funcionarios republicanos en Florida y en otros lugares a lo largo de su carrera política.
Su esposa, la experiodista de noticias de televisión Casey DeSantis, es considerada su principal asesora política.
Mientras corteja a los votantes, DeSantis lucha a veces para mostrarse con carisma de campaña y el pensamiento rápido que a menudo define a los candidatos exitosos a nivel nacional. Ha hecho todo lo posible para evitar apariciones públicas y el escrutinio de los medios sin guion, lo cual es difícil, si no imposible, como candidato presidencial.
De aliados a rivales
Hoy no es buena la relación entre DeSantis y Trump, pero no siempre fue así.
DeSantis reconoció que probablemente no se habría convertido en gobernador de Florida sin el respaldo de Trump en 2018. También adoptó la personalidad agresiva del magnate, sus políticas populistas e incluso parte de su retórica y gestos.
Pero en los últimos meses, Trump se concentró en socavar el atractivo político del gobernador de Florida. Eso se debe en gran parte a que Trump y su equipo creen que DeSantis puede ser su única amenaza legítima para la nominación republicana.
Trump es muy amigo a los apodos pegadizos. Así bautizó como “Sleepy Joe” (Joe el “dormilón”) a Biden, y “Crooked Hillary”, a Clinton (”deshonesta”). A DeSantis lo apoda “Ron DeSanctimonious” (por la similitud lingüística con “pandemonium”) y “Meatball Ron” (”albóndiga” Ron, por su sobrepeso y ancestros italianos). Durante sus mítines, Trump cuestiona la lealtad de DeSantis. En anuncios pagados y publicaciones en redes sociales, Trump también apuntó al historial de DeSantis en Seguridad Social y Medicare.
Incluso cuestionó la sexualidad de DeSantis al compartir publicaciones en las redes sociales que sugieren que DeSantis se comportó de manera inapropiada con estudiantes menores de edad cuando fue docente de escuela secundaria a los 20 años.
En contrapartida, DeSantis no se apresuró demasiado en salir a defender a Trump después de que los fiscales de Nueva York lo acusaron. En ese momento, DeSantis solo dijo que no sabía “qué implica pagarle dinero a una estrella porno para asegurar el silencio sobre algún tipo de supuesta aventura”.
Steve Peoples
Agencia AP
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