Rockefeller: por qué visité a Fidel Castro
WASHINGTON.- "Nunca fui partidario del embargo", afirmó ayer a La Nación David Rockefeller, quien, después de 42 años, volvió el fin de semana último a visitar Cuba.
El nieto y principal heredero de John D. Rockefeller, el barón del petróleo en los Estados Unidos, que creó una de las mayores fortunas del mundo, sigue muy activo a los 85 años. Viajó a La Habana con una delegación del Consejo de Relaciones Exteriores para observar, según sus palabras, "el significado de la revolución" que lo mantuvo tantos años lejos de Cuba.
Fidel Castro le ofreció una comida a todo el grupo, que pasó tres días en la isla, y habló durante seis horas. A Rockefeller no le causó una mala impresión. "Es un gobierno totalitario que no me genera muchas simpatías, pero creo que fue exitoso en muchos sentidos y uno debe reconocer que hicieron una cantidad de cosas positivas", dijo en diálogo con La Nación el ex presidente del Chase Manhattan Bank.
Rockefeller es presidente honorario del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro no partidario que promueve el debate sobre temas internacionales, integrado por miembros del establishment, donde existe un consenso cada vez más amplio sobre la necesidad de reformular la política de Estados Unidos hacia Cuba. Pero, por razones de política interna, Rockefeller piensa que es improbable que la administración Bush cambie la política, y sigue mientras tanto desalentando los negocios con Castro.
-¿Cómo fue su encuentro con Castro?
-No fue exactamente una reunión íntima. Ofreció una comida para nuestro grupo. La comida empezó a las diez y media ¡de la noche! y terminó a las cuatro y media de la mañana. El estaba lleno de vida y vitalidad. Habló casi todo el tiempo sobre sus logros en Cuba. Debo decir que lo que hicieron en los campos de educación y salud es bastante impresionante.
-¿Era su primer viaje a La Habana tras la revolución cubana?
-Había viajado por última vez antes de la revolución, hace 42 años.
-¿Notó cambios en el sistema de salud y educación pública?
-Sí. Es bueno lo que hicieron tanto en la educación superior como para ampliar el acceso a la educación básica. Creo que la gente también reconoce su trabajo en salud pública.
-Fue su primer contacto con Castro, ¿qué impresión le causó?
-Es una persona muy carismática, y llena de entusiasmo por las cosas que alcanzó. Fue muy amable. Estaba en el centro de la sala (en un comedor del palacio de gobierno) y dominó la conversación. Habló sobre esos temas que conoce con mucho detalle.
-Tiene fama de estar muy bien informado, ¿qué sabía de su vida?
-Está muy bien informado. No dijo mucho sobre lo que sabía de mí, pero fue extremadamente amigable. Estaba contento de que nuestro grupo hubiera viajado, porque siente que no se han reconocido lo suficiente las cosas buenas que alcanzó.
-¿Es cierto que criticó el informe del Consejo porque no recomienda levantar el embargo?
-Creo que estaba definitivamente desilusionado con eso. Le pidió a cuatro personas que estaban en la comida, y que habían hablado en público en contra del informe, que dieran su impresión, que no era positiva. Pero él personalmente no dijo nada.
-¿Qué piensa sobre el embargo?
-Nunca fui partidario del embargo. No me gustan los embargos en general y no puedo pensar en ninguno que haya sido exitoso. No creo que el de Irak haya sido exitoso. En el caso de Cuba quizá lo ayudó a él a mantenerse en el poder. Los cubanos resienten el embargo, y tal vez por eso le dan un apoyo mayor.
-¿Cuál fue el motivo del viaje?
-A lo largo de los últimos diez años, con el Consejo de Relaciones Exteriores hemos ido a partes del mundo donde hay situaciones interesantes o problemas, para procurar un mejor entendimiento de lo que está pasando en esos lugares. Más adelante vamos a informar al Consejo lo que vimos de primera mano. Fuimos a observar el significado de la revolución.
-¿Qué van a informar sobre la situación política?
-No hay ninguna duda de que los derechos humanos no son respetados como debieran serlo. Aunque hizo un buen trabajo en las áreas que mencioné, no hay duda de que es un régimen represivo. Hubo cosas buenas, pero creo que eso no cambia el hecho de que es un régimen totalitario, y que hay abusos de derechos humanos.
-¿Hablaron de eso con Castro?
-El conoce bien las preocupaciones de nuestro grupo, porque están en nuestro informe. No lo criticamos por eso (durante la comida), creo que no hubiera sido apropiado, pero lo sabe.
-¿Algo le sorprendió?
-Es una persona que habla con gran entusiasmo de las cosas que hizo y que son positivas, y de una manera que era interesante. Creo que fue bueno obtener un panorama más completo de lo que está pasando.
-Muchos leyeron en el viaje un abrazo entre Rockefeller, símbolo del capitalismo, y Castro, último sobreviviente del comunismo...
-Es una conclusión injustificada. El Consejo viaja a muchas partes del mundo y, ciertamente, no lo hice para respaldar o aprobar lo que está pasando.
-Hubo algunos movimientos en el Congreso para relajar el embargo, pero, ¿puede haber más cambios con la administración Bush?
-Francamente, dada la naturaleza de los cubanos en este país que tienen fuertes vínculos con esta administración, me parece improbable que suceda algún cambio. Sería difícil para el presidente. Creo que el objetivo de quienes los promueven serían mejor servidos si no existiera el embargo, pero ése no parece ser su punto de vista. No tengo la impresión de que vaya a terminar en lo inmediato.
-¿Castro preguntó algo sobre la situación en Estados Unidos?
-No realmente. Hablamos sobre Cuba, y demostró un conocimiento íntimo de lo que sucede. Puede decir con precisión cuántos chicos están bajo este o aquel programa.
-¿Ve la posibilidad de cambios políticos en la isla?
-No veo ninguna razón para pensar que es probable que dé un paso al costado, mientras que él esté a cargo.
-Tiene 75 años, ¿parecía saludable?
-Como yo tengo 85, no me pareció tan viejo.
-¿Tiene ahora una visión diferente de la revolución?
-No hay duda de que es un gobierno totalitario, básicamente socialista, que a mí no me genera muchas simpatías. Pero creo que fue, en muchos sentidos, exitoso y que uno debe reconocer que hicieron una cantidad de cosas positivas.
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