Rigor, previsión invernal y “riesgo grave de penuria”: cómo es el plan de la UE para achicar su dependencia del gas ruso
La medida es en respuesta al anuncio de Moscú de que disminuirá los envíos por “mantenimiento de una turbina”; el compromiso es un recorte del 15% del consumo
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PARÍS.– Un día después de que Rusia anunciara una nueva y drástica reducción del suministro de gas a Europa a partir de este miércoles, los países de la Unión Europea (UE) aprobaron en Bruselas un histórico plan de disminución coordinada de su consumo. Entre los 27 miembros del bloque, solo Hungría se opuso al texto, que de todos modos fue aprobado.
“¡No era una misión imposible! Los ministros de Energía [de la UE] llegaron a un acuerdo político sobre la reducción de la demanda de gas en previsión del próximo invierno”, anunció la presidencia pro tempore checa del bloque en Twitter.
Today, the EU has taken a decisive step to face down the threat of a full gas disruption by Putin.
— European Commission 🇪🇺 (@EU_Commission) July 26, 2022
We strongly welcome the endorsement by @EUCouncil of the regulation to reduce by 15% gas consumption. This will help fill our storage ahead of winter.#REPowerEU
Aunque el plan propuesto la semana pasada por la Comisión Europea (CE) fue modificado profundamente, sus grandes principios fueron preservados. Prevé que cada país hará “todo lo que pueda” entre agosto de 2022 y marzo de 2023 para reducir su consumo de gas por lo menos 15% en relación con el promedio de los últimos cinco años en el mismo período.
En caso de “riesgo grave de penuria”, un mecanismo de alerta convertirá en “vinculante” esa reducción de 15% para los 27. Pero ese objetivo estará adaptado a las realidades de cada país. Sobre todo, a las capacidades de exportar las cantidades de gas economizadas a los vecinos que lo necesiten, gracias a una serie de exenciones.
La reunión en Bruselas se hizo un día después de que Moscú ordenara a Gazprom reducir drásticamente desde este martes sus entregas cotidianas de gas a Europa. La UE solo recibirá a través del ducto Nord Stream 33 millones de m3, apenas el 20% de sus capacidades. El gigante ruso de la energía invoca la necesidad de mantenimiento de una turbina, un argumento que no convence a nadie.
“La UE está unida y es solidaria. La decisión [de ayer] demostró claramente que los Estados miembros se opondrán a todo intento ruso de dividirlos usando el aprovisionamiento energético como un arma”, dijo el ministro de Energía checo, Jozef Sikela. “No fue fácil. Pero la adopción de la propuesta […] en tiempo récord reforzó nuestra seguridad energética común. Vamos a compartir el esfuerzo. Pero todos comprendieron que el sacrificio era necesario. Economizando gas ahora, estaremos mejor preparados. El invierno será mucho menos costoso y más fácil para los ciudadanos y la industria de la UE”, agregó.
Para su par luxemburgués, Claude Turmes, “reducir nuestro consumo de gas es la mejor forma de reaccionar al chantaje del gas practicado por Vladimir Putin”.
Entre los 27 hubo, sin embargo, un aguafiestas: Hungría, que como lo hace cada vez que se trata de dar un paso en contra de Moscú se opuso al texto. Oposición inútil, ya que, de todos modos, necesitaba solo una mayoría calificada para ser aprobado.
“Es una propuesta injustificable, inútil, inaplicable y perjudicial, que ignora completamente los intereses nacionales”, dijo después de la reunión el ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto.
Pero el objetivo central de ese dispositivo europeo –la “obligación” de la reducción del consumo, en caso de urgencia– es mutualizar el esfuerzo para ayudar sobre todo a Alemania, extremadamente dependiente del gas ruso. Un serio golpe a la primera economía europea repercutiría inevitablemente en el conjunto del bloque. Esa obligada solidaridad impone sacrificios a países como Francia o España, que se encuentran al abrigo de una ruptura de aprovisionamiento ruso gracias a sus políticas energéticas muy poco dependientes de Moscú.
“Alemania cometió un error estratégico en el pasado” cultivando esa dependencia de Rusia, y el gobierno de Berlín trabaja día y noche para suprimirla, reconoció el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, al invocar la necesidad de mantener esa solidaridad europea. “Ahora debemos resolver juntos ese problema”, afirmó.
Críticas
El plan había despertado vivas críticas en los últimos días por parte de varios gobiernos. Entre los más virulentos se encontraban los países del sur del continente, en particular España. Ninguno de ellos olvidó los dolorosos planes de rigor impuestos por la Alemania de Angela Merkel tras la crisis financiera de 2008.
La ministra de la Transición Ecológica española, Teresa Ribera, había denunciado una falta de concertación de la CE y calificó el plan de “injusto” e “ineficaz”. De todos modos, la implementación eventual de esa “obligatoriedad” de reducción del consumo estará en manos del consejo, formado por los jefes de Estado y de gobierno, y no de la CE como se pensó en un principio.
Para la comisaria europea de Energía, Kadri Simon, “la reducción preventiva de la demanda de gas es una estrategia inteligente”.
“Es importante señalar que en este momento continúa el llenado de los depósitos subterráneos de gas: es del 66%. Lo que quiere decir que en las últimas semanas los Estados miembros consiguieron más gas del que gastan en el verano”, concluyó.
Prueba de la extrema tensión que se vivió en las últimas horas fue el estallido del precio del gas en el mercado Ttf de Ámsterdam, donde este martes los contratos con entrega en septiembre alcanzaron un récord histórico: 214 euros/MHw. Un precio jamás alcanzado, ni siquiera durante las primeras semanas de la guerra en Ucrania. En una sola sesión, la cotización dio un salto de 21,7%.
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