Revuelo en Washington por la dimisión de Petraeus
El ahora ex director de la CIA, que renunció anteayer, engañó a su mujer con su biógrafa y fue descubierto por una pesquisa del FBI
WASHINGTON.- La inesperada dimisión del jefe de la CIA, David Petraeus, anteayer, tras una relación extramatrimonial con su biógrafa, 20 años menor que él, conmocionó a Washington y a la sociedad norteamericana en general, que lo considera uno de los héroes de la guerra de Irak y uno de los militares más prestigiosos en décadas.
Todavía no salieron a la luz todos los detalles del affaire de Petraeus, pero oficiales de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), citados por The New York Times, identificaron a Paula Broadwell, su biógrafa, de 40 años, como su amante.
La relación extramatrimonial salió a la luz luego de que agentes del FBI examinaran la computadora de Petraeus en busca de infracciones de seguridad en la CIA.
De acuerdo con el diario The Washington Post, Petraeus y Broadwell -que también está casada y tiene dos hijos- se conocieron en 2006, cuando el militar dio una charla en la Escuela de Gobierno de Harvard, donde ella hacía un curso de posgrado. Al parecer la mujer le comentó a Petraeus su interés por la lucha contra el terrorismo y él le ofreció ayuda.
En junio de este año, cuando Broadwell presentó la biografía de Petraeus, All In: The Education of General David Petraeus, en el programa de televisión The Daily Show, dijo que el militar era su "mentor" y que era un hombre "capaz de hacer milagros".
Durante los tres años que tardó en escribir la biografía, Broadwell visitó a Petraeus seis veces en Afganistán, donde éste encabezaba la campaña militar norteamericana, y vivió allí tres meses. La mujer contó en el programa de televisión que ambos salían a correr en Kabul.
Broadwell vive en Charlotte, Carolina del Norte, con su marido, un radiólogo, y sus dos hijos, en una casa valuada en 908.000 dólares.
Petraeus, por su parte, está casado desde 1974 con Holly, defensora de los veteranos estadounidenses, y tiene dos hijos mayores. Vive con su mujer en los suburbios de Virgina, donde se instaló hace 14 meses, luego de asumir como director general de la CIA.
El militar les había dicho a sus amigos que, luego de años de estar en zonas de guerra, estaba contento de cenar con su mujer y poder compartir con ella los fines de semana.
Hasta anteayer, Petraeus parecía indestructible. Había sido baleado durante un entrenamiento, se había fracturado la pelvis en un vuelo con paracaídas y había sobrevivido a un cáncer de próstata.
"Lo que pasó es una tragedia personal, pero también es una tragedia para el país", dijo Bruce Riedel, un veterano de la CIA.
Al igual que Riedel, muchos se preguntan si realmente era necesario que Petraeus renunciara.
Hasta el propio presidente Barack Obama intentó disuadirlo, consciente de que la renuncia de Petraeus es un problema para su administración, ya que deja vacante un puesto altamente sensible y expuesto al ojo crítico del Congreso. La renuncia llegó además sólo tres días después del triunfo de Obama en las elecciones presidenciales.
Pero, según expertos, una relación extraconyugal es absolutamente incompatible con un cargo como el jefe de la CIA.
Relaciones de este tipo están prohibidas incluso para los agentes, ya que los vuelve vulnerables y chantajeables.
Petraeus dimitió justo cuando debía enfrentar un duro interrogatorio a puertas cerradas en el Congreso la próxima semana sobre su respuesta a un ataque en septiembre en el consulado de Estados Unidos en Benghazi, en el que murieron el embajador estadounidense en Libia y otros tres estadounidenses.
Esta semana, la revista Newsweek publicó un artículo sobre la biografía que escribió Broadwell.
"Todos cometemos errores. Lo importante es reconocerlos, admitirlos y evitar repetirlos", es uno de los 12 preceptos de vida de Petraeus, que mencionó la autora.
Al parecer, el militar siguió su consejo al pie de la letra cuando decidió renunciar.
Agencias EFE, AFP y DPA