Revuelo en Italia: un terremoto en un coloso automotriz pone a prueba al heredero de la familia Agnelli
La salida anticipada de su CEO, Carlos Tavares, sacudió a la política italiana, que reclama a viva voz que el presidente del gigante automotriz, John Elkann, vaya a dar explicaciones al Parlamento
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ROMA.- La crisis de Stellantis, el coloso automotriz nacido de la fusión entre FCA (Fiat Chrysler) y PSA (Peugeot-Citroën), que provocó este domingo la salida anticipada de su CEO, el supermanager portugués, Carlos Tavares, no sólo ha sacudido a la política italiana. También ha puesto a prueba al presidente de ese gigante, John Elkann, el heredero de la legendaria familia Agnelli, la dinastía industrial más importante de Italia.
Cuando anunció el domingo, antes de la apertura de los mercados, el “divorcio” con Tavares -el “padre” de la fusión que dio vida en enero 2021 al cuarto productor mundial de autos-, Elkann enseguida informó personalmente de la dimisión al presidente de Italia, Sergio Mattarella y a la primera ministra, Giorgia Meloni. ¿Por qué? Aunque se trata de una multinacional ítalo-francesa-norteamericana, que tiene como principal accionista a Exor -el holding financiero de la familia Agnelli-, Stellantis tiene sus raíces en Italia, donde emplea a más de 60.000 personas (de las 242.000 que tiene en el mundo). Tiene seis fábricas y allí aún reina el mito de la vieja Fiat de Turín, que, en realidad, ya no existe.
En los últimos tiempos, marcados por el derrumbe de las acciones del coloso -registraron una estrepitosa caída de 38% en 12 meses, según Bloomberg- y el desplome de ventas en todo el mundo, las relaciones de Stellantis habían sido más que difíciles con el gobierno de Meloni. Además, los sindicatos estaban en pie de guerra.
Aunque el punto débil de la gestión de Tavares fue sobre todo Estados Unidos, según expertos, hubo también graves dificultades en Italia. Según los datos del mercado automotriz, en noviembre el grupo vendió en la península 30.817 vehículos, el 24,6% menos que en el mismo mes de 2023.
Dopo le dimissioni dell'amministratore delegato Carlos Tavares, John Elkann scrive ai dipendenti di Stellantis: "Sono tempi duri per l'auto, guardiamo avanti". Preoccupazione dei sindacati per la tenuta dell'occupazione nelle fabbriche italiane del gruppo pic.twitter.com/Vs2NVzRFLH
— Tg3 (@Tg3web) December 3, 2024
En este marco, Tavares -antes de la fusión conocido por haber salvado al grupo francés Peugeot a través de un plan de recortes drástico- había sido llamado en octubre a informar al Parlamento, donde había tenido un choque muy duro y un papel deslucido.
La noticia -desmentida por Stellantis- de que Tavares se habría ido con una liquidación dorada de 100 millones de euros generó escándalo. “Son cifras alejadas de la realidad”, aclaró la empresa. Ahora, la estruendosa dimisión del CEO, de 66 años, logró el milagro de unir a oficialismo y oposición en un mismo reclamo: que Elkann vaya lo antes posible al Parlamento a explicar la crisis actual y a decir cuál será el plan industrial del grupo en Italia.
Aunque ya era presidente de Stellantis, en efecto, Elkann pasó a estar ahora al frente del comité ejecutivo ad interim que deberá nombrar el sucesor de Tavares en los primeros seis meses de 2025.
“Elkann ya debería haber venido al Parlamento, pero con un cheque, no con palabras”, clamó el líder de la Liga, vicepremier y ministro de Transporte, Matteo Salvini. Así reflejó el malestar general que reina en contra del heredero de la dinastía Agnelli, considerado culpable de haberse ido de Turín (y de Italia) y de haber dejado -bien o mal- que Fiat quedara fagocitada en una inmensa multinacional.
Salvini, como muchos otros, condenó la gestión de Tavares, manager con un sueldo sideral que se preocupó poco por la relación con Italia más allá de los lazos históricos y que apostó todo a los vehículos eléctricos, una decisión errada, según entendidos. No por nada todo el mundo contrapone ahora su figura con la de Sergio Marchionne, reconocido CEO de Fiat Chrysler Automobiles (FCA), famoso por haber salvado al grupo de los Agnelli al convertirlo en una exitosa multinacional, fallecido en julio de 2018.
Salvini denunció el “comportamiento arrogante” de la dinastía Agnelli-Elkann, que durante décadas recibió “miles de millones de euros de dinero público, para cerrar fábricas, dejar sin trabajo a miles de empleados que reciben un fondo de desempleo y para abrir fábricas afuera”.
“Hay que convocar a los sindicatos”, agregó Salvini, que aseguró que, como ministro de Transportes, él estaba cerca de los obreros y de sus familiares y que haría todo lo posible para salvaguardarlos. Stellantis “es el peor ejemplo de cómo se maneja una empresa con dinero público”, acusó.
“Deber moral”
Coincidió el otro vicepremier del gobierno de derecha de Meloni, el canciller y líder de Forza Italia, Antonio Tajani, que consideró que “después de todo el respaldo que esta empresa ha tenido del Estado, tiene el deber moral de seguir a operar en nuestro país, teniendo también en cuenta los cambios que hubo”.
“También Europa deberá hacer su parte”, agregó, al aludir a las reglas que indican que a partir de 2035 debería bloquearse la producción de autos no eléctricos, es decir que utilizan nafta y gasoil.
“Prefiero no entrar en el mérito de las decisiones de una gran multinacional, pero haremos todo lo posible para defender al empleo y las actividades económicas derivadas”, señaló, por su parte, Meloni, que contó en un programa de TV que siempre había mantenido conversaciones con Elkann.
En tanto, en una entrevista con el diario Corriere della Sera, el exministro Carlo Calenda, líder del centrista Acción y exmanager de Ferrari, también criticó la “estrategia desastrosa” de Tavares, cuya salida de escena celebró como “un alivio”.
“[Tavares] apostó todo a autos caros y eléctricos pidiendo demasiados incentivos. Marchionne volvió a llevar la producción a Italia sin pedir un euro, mientras que él, en cambio, para bajar los costos llevó las marcas italianas a fábricas low cost: Alfa Romeo a Polonia, Fiat Panda a Serbia, Cinquecento a Marruecos, y les pidió a nuestros proveedores que trasladaran los componentes al exterior”, criticó. También se sumó al coro de voces que, desde derecha e izquierda, exigen que Elkann se presente ante el Parlamento para dar explicaciones sobre los futuros planes industriales de la empresa en Italia.
En un clima al rojo vivo y después de un “lunes negro” -el título Stellantis perdió 6,3% en la Bolsa de Milán-, Elkann hizo saber que, por el momento, declinaba la invitación a presentarse al Parlamento recibidas de parte de todos los partidos políticos. Dijo que esperaría a que se cerrara antes una mesa de conversaciones que entabló con el ministerio de las Empresas y el Made in Italy. Elkann también protagoniza junto a sus hermanos una guerra judicial contra su madre, Margherita Agnelli, por cuestiones de herencia.
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