Revelan detalles macabros de la ejecución del periodista
Un video muestra que Daniel Pearl fue degollado y decapitado por sus captores
NUEVA YORK.- Todavía conmovidas por el brutal asesinato del periodista Daniel Pearl en Paquistán, las autoridades norteamericanas están analizando el video en el que sus secuestradores grabaron el crimen, para encontrar a sus macabros autores y recuperar el cadáver del corresponsal de The Wall Street Journal.
Por su parte, el ministro del Interior paquistaní, Moinuddin Haider, aseguró que sus agentes de inteligencia "ya saben los nombres de quienes secuestraron a Pearl" el 23 de enero último en Karachi y que se está haciendo todo lo posible "para llevarlos a la Justicia cuanto antes".
En las oficinas de The Wall Street Journal, los colegas de Pearl, de 38 años, seguían ayer conmocionados por la noticia del asesinato y se consolaban unos a otros mientras el FBI revelaba horrendos detalles del contenido de la cinta y cómo llegó a manos de las autoridades.
Según se supo, el video fue entregado por dos hombres a un agente norteamericano que se hacía pasar por periodista. El FBI se negó a informar qué sucedió con esos dos hombres por temor a complicar la investigación.
Lo que sí se explicó es que la cinta sólo muestra a Pearl hablando como si estuviera en una entrevista, cuando de atrás aparece un par de manos con un cuchillo y lo degüella. Poco después, se ve una imagen de la cabeza de Pearl, separada del tronco. No se ven otras caras ni se pudo determinar aún cuándo fue grabada. Expertos forenses se encuentran analizando la cinta para determinar la fecha aproximada y el lugar donde ocurrió el asesinato. Según una agencia paquistaní, Pearl estaba realizando una declaración en la que señalaba que era judío y que los musulmanes son oprimidos en varios lugares del mundo.
El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, llamó ayer a George W. Bush para darle el pésame y afirmarle que "los autores de este acto barbárico no son amigos del islam ni de Paquistán". En una declaración, el mandatario afirmó que actos como éste no iban a impedir que su gobierno y el pueblo paquistaní lucharan contra el terrorismo "junto con la comunidad internacional".
Bush, en tanto, advirtió a los responsables que el crimen "sólo profundiza la resolución de los Estados Unidos para deshacerse de estos agentes del terror".
Pearl, que hacía diez años trabajaba para The Wall Street Journal, se desempeñaba como corresponsal en el sur de Asia. El día de su desaparición había arreglado una entrevista en el restaurante The Village, de Karachi, con el jeque Mubarik Alí Shah Gilani, líder de un grupo fundamentalista islámico paquistaní, como parte de su investigación sobre Richard Reid, el hombre que intentó hacer explotar un avión en vuelo, de París a Miami, con explosivos en sus zapatillas.
Cuatro días después de su desaparición, varios medios de comunicación comenzaron a recibir mensajes de correo electrónico de la dirección kidnapperguy@hotmail.com ("el tipo del secuestro"), en los que el supuesto Movimiento Nacional para la Restauración de la Soberanía Paquistaní exigía la liberación de varios prisioneros paquistaníes de la red terrorista Al-Qaeda detenidos en la base de Guantánamo, Cuba, a cambio de Pearl. También se lo acusaba de "ser un judío enemigo del islam". Los e-mails venían acompañados con varias fotos de Pearl, esposado, con un diario reciente en sus manos y una pistola apuntándole a la cabeza.
Inmediatamente, el jeque Gilani se entregó a la policía paquistaní y negó cualquier conexión con el secuestro. Otros e-mails extendieron las pistas hasta el principal sospechoso, Ahmed Omar Saeed Sheikh, y tres de sus colaboradores, que fueron detenidos acusados de enviar los mensajes. Todos ellos están siendo ahora interrogados nuevamente.
"Es mi vida"
De nada valieron los dramáticos pedidos de clemencia de la mujer de Pearl, la francesa Marianne, embarazada de siete meses, ni los repetidos llamados de grandes figuras musulmanas estadounidenses, como el ex boxeador Mohammed Alí, el líder negro Louis Farrakhan y el cantante Yusuf Islam, antes conocido como Cat Stevens.
"Los terroristas que dicen que han matado a mi marido quizá se llevaron su vida, pero no su espíritu. Danny es mi vida. Ellos pueden haberse llevado mi vida, pero no mi espíritu", aseguró ayer Marianne.
En un comunicado, la esposa de Pearl también afirmó que ese espíritu debería impulsar a todo el mundo a luchar contra "esta gente perversa que arroja una sombra negra sobre todo el mundo".
Ayer, los colegas de Pearl en el diario lo recordaron como un hombre de bien, un periodista excelente y un amante de la música (años atrás tuvo una banda llamada The Ottoman Empire), al que le gustaba escribir sus artículos descalzo y en medio de una montaña de papeles.
Mensaje de ADEPA
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) ofreció ayer sus condolencias por el asesinato del periodista norteamericano Daniel Pearl, en una carta dirigida al diario The Wall Street Journal.
"La muerte de Pearl es la consecuencia inmediata de un secuestro cometido en Paquistán por fuerzas de intolerancia aberrante", dice la nota enviada a Paul Steiger, editor en jefe del diario.
Para ADEPA, "la muerte de Daniel Pearl no es una tragedia más dentro de las vicisitudes propias del periodismo realizado en zonas de alto riesgo. Se trata ni más ni menos que de un crimen alevoso".
"Rendimos homenaje al colega abatido y damos, por su intermedio, señor Steiger, nuestras condolencias a su familia y a las autoridades y periodistas del Wall Street Journal", concluye el texto.
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